El 25 de abril de 1974, Portugal fue testigo de la histórica Revolución de los Claveles, que puso fin a 48 años de la dictadura de António de Oliveira Salazar. En France 24 hacemos un repaso de los acontecimientos que marcaron la insurrección que este 2024 cumple 50 años y nos detenemos en el curioso código utilizado por las fuerzas rebeldes para dar pie al levantamiento.
Portugal había pasado 16 años en un intento por construir una república, tras el derrocamiento del Rey Manuel II, en 1910. Pero la inestabilidad política y el descontento social llevó a que un grupo de militares, en 1926, lanzaran un golpe de Estado para establecer una dictadura militar, que derivaría en el ‘Estado Novo’ -o segunda república- de António de Oliveira Salazar en 1932. Un régimen autoritario que duró cuatro décadas, siendo la dictadura más longeva de Europa occidental.
Salazar siguió la línea del totalitarismo que se replicaba en Italia, Alemania o en España con el franquismo, bajo un aparente sistema democrático, conservador y católico, aplicó la censura, represión y cortó libertades civiles, a través de su policía secreta.
Además, se resistió a perder su imperio colonial, sobre todo de África. Lo que aumentó el descontento entre los militares que, hasta entonces, fueron dóciles con el Salazarismo. Incluso la ONU condenó su postura colonialista, pero Salazar respondió que nadie debe entrometerse en sus asuntos.
La inestabilidad política mantuvo a Portugal en una crisis económica que golpeó a sus ciudadanos. Salazar recortó el gasto público e implementó otras medidas que estabilizaron las finanzas; lo que le permitió ganar popularidad en sus inicios, pero los abusos y la eliminación de toda oposición interna, con exilios, detenciones y torturas, marcaron el resto de su régimen.
La Revolución de los Claveles
12 horas bastaron para terminar con el último imperio colonial del mundo. El movimiento de las fuerzas armadas organizó un golpe de Estado para derrocar al régimen y acordaron una curiosa clave para iniciar con el levantamiento.
La noche del 24 de abril de 1974, la melodía de ‘E depois do adeus’, en español: “Y después del adiós” la canción, ahora himno, ‘Grândola, Villa Morena’, resonaron en las radios de Portugal. Esas fueron las dos señales para iniciar la rebelión.
Los sublevados tomaron puntos estratégicos. Las fuerzas encargadas de reprimir el golpe esperaban la orden para disparar, pero el comandante a cargo decidió retirarse y sumarse a los rebeldes.
La ciudadanía se volcó a las calles para respaldar el proceso. En la conocida Plaza de Rossio, en Lisboa, una mujer cargada de claveles, la flor de temporada, le entregó una a un soldado, que decidió colocarla en su rifle. Su gesto se replicó entre militares y civiles, quienes iniciaron un levantamiento que se desarrolló de manera pacífica, sin derramamiento de sangre.
En este periodo también se puso fin al colonialismo y cedieron el poder a los independentistas en África. Finalmente en abril de 1976, se aprobó la Constitución que aún sigue vigente. Dos meses después, se realizaron las primeras elecciones presidenciales y Mario Soares, líder socialista que regresó del exilio, ocupó el cargo de primer ministro.
En Portugal, instaurada la democracia se llevaron a cabo reformas en áreas clave como educación, salud y justicia. Además, se allanó el camino para su integración en la Comunidad Económica Europea (CEE), luego Unión Europea.
Cada abril, florece en las calles de Lisboa la memoria contra el totalitarismo, la reivindicación de las libertades y resuena el himno que mantiene viva la Revolución de los Claveles.