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Baby Etchecopar: “Se acaba una etapa de estúpidos y mentirosos”

“Me hubiera gustado un gobierno peronista con Scioli, pero hoy por hoy lo prefiero a Macri”, dijo el periodista a Infobae en una entrevista con Tatiana Schapiro. Aseguró que tras el resultado electoral del domingo, recobró la fe en los argentinos.

—¿Por qué decís que la democracia te desilusionó?
—Estuve desilusionado hasta el domingo, pero ahora me volvió la fe y la ilusión en los argentinos. Yo pensaba que iba a ser siempre lo mismo, que esta gente había encontrado la forma de perpetuarse. Mira vos qué paradoja: no tuvimos una permanencia de por vida de [Juan Domingo] Perón y Eva [Perón], porque les ganó la muerte, y no tuvimos una permanencia de por vida de los Kirchner, porque les ganó la muerte. Detesto todo gobierno que se perpetúa en el poder con soberbia, con autoritarismo.
—Cristina [Kirchner] está viva, ¿puede querer volver?
—No. En la Argentina cuando un presidente se va, se fue. El domingo la Argentina estornudó y de golpe dijo: “¿Dónde estoy? Hay otra cosa, este pibe Macri no es un desastre ni un mentiroso, ni es un dictador”. Y Scioli tampoco. Me da mucha pena por Scioli, porque es un muy buen candidato en un muy mal partido. No me imaginaba al peronismo perdiendo. Estaba muy ilusionado. Tal vez Scioli, como lo denostaron, como lo humillaron, como lo basurearon, lo siguen basureando, como le han hecho campaña en contra, tal vez cuando llegue su dignidad, va a hacer que reaccione. Pero parece que la gente descubrió antes que él que tal vez no va a reaccionar. Los últimos veinte días, cuando Cristina hablaba y él movía la cabeza al lado, creo que iba perdiendo voto a voto. Además, hay una metástasis de una enfermedad muy grave que tiene la democracia: esta gente desagradable como Hebe de Bonafini, como [Sergio] Schoklender. Hoy tenés a una chica como [Agustina] Kämpfer que de golpe, con una soberbia increíble, habla de dignidad y desde no sé dónde habla de que hay que enjuiciar a la gente de Macri. Fue un gran circo romano. Y hablando de [Gerardo] Romano, un tipo que dice, y 6, 7, 8 no lo juzga, que votar a Macri es como votar a Hitler. Creo que se acaba una época de estúpidos, de mentirosos, de estos que se la daban de intelectuales leyendo nada más que los lomos de los libros de [Friedrich] Nietzsche.
—¿Qué hubiera pensado Néstor [Kirchner] de las elecciones del domingo?
—Yo no soy de la teoría de pensar que la Argentina parió un héroe. Hay muchas mentiras. Primero, Néstor jamás peleó con los montoneros. Después, nunca hizo un habeas corpus. Néstor no murió por la política. Néstor murió por su histeria, porque no se quería ni él mismo, para su adentro, vivía dando vueltas en el aire. Esto de poner en bronce a los muertos me parece que es una costumbre que nos tenemos que sacar y es muy del peronismo.
—Uno de los principales argumentos que tienen para atacarse hoy Scioli y Macri es su cercanía a los noventa, al menemismo. ¿Qué opinión te merece?
—Yo viví todas las etapas de este país y no creo que haber estado con Menem sea una vergüenza, ni para echárselo en cara. Cuando Menem subió, los ferrocarriles estaban obsoletos, oxidados, rotos, podridos, no había teléfonos y la gente no comía. Con Menem, Hugo Guerrero Marthineitz estaba sin laburo y con una lata de atún por día comía. Una lata de atún costaba $1,70 y cualquiera los tenía. Hoy una lata de atún cuesta $70. ¿Quién está con Menem, Scioli, Macri o este sistema económico, que te dice una cosa por la izquierda y hace otra por la derecha? Es simple.
—¿Este modelo no ha sido tan progresista como dicen?
—No. El único progresismo que hubo acá fue un gran presidente que nadie recuerda y que yo admiro, que fue [Arturo] Frondizi. El desarrollismo, el progresismo, de verdad vino y formó toda la Argentina; supermercados gigantes, se llenó de empresas americanas que impulsaban la industria. Esto es estancamiento.
—¿Cuánto tiempo le va a costar al próximo presidente salir de esta crisis?
—Cuando hay plata, no hay crisis. Tiene que haber confianza. Hay que tirar cables urgente con Estados Unidos y dejarse de pavear, de discursos estúpidos, porque además son discursos pour la galerie, para darle de comer a los aplaudidores; ninguno piensa así. En Nueva York cuando viaja el Gobierno con todo su séquito, están que parece que siempre fueron norteamericanos. Hay que dejarse de pavadas. Hay que madurar y bien.
—¿Son ton diferentes entre sí Macri y Scioli?
—Son iguales, por algo que vos dijiste muy claro: los dos vienen del menemismo, y yo creo que nunca lo abandonaron. Scioli fue más oportunista en acomodarse con todos los gobiernos, a pesar de lo que le costaba hocicarse, como dicen en el campo. Macri yo creo que empezó a hacer un club privado, dijo: “Me voy a juntar con la gente que me gusta y voy a hacer la política que me gusta”. Y se le fue de las manos, creció y ahora le van a dar el título. Les falta madurez política para ser políticos de verdad, pero tienen muchas ganas los dos. Si vos me decís qué Argentina prefiero, yo te diría, muy a pesar de que me sigan odiando los que me van a odiar siempre, la de Menem. Al tipo que diez años comió con Menem palmito, atún, tomó champagne en la fiesta y no tenía problemas de inflación, por lo menos le diste 5 años bárbaros. Acá no tuvimos un sólo día bárbaro. Estos 12 años vi cosas que nunca creí en mis sueños más etílicos que iba a ver. Nunca pensé que iba a ver a [Leopoldo] Moreau aplaudiendo a Cristina y baboseándose en 6, 7, 8 con el proyecto. Además se hablaba de un proyecto y yo el proyecto no lo vi. Cuando Scioli dice: “Voy a seguir”, “La continuación del proyecto”. ¿Qué proyecto?
—¿Está tratando de distanciarse un poco a partir de los resultados?
—Ya es tarde. Acá si caés en el tercer round, sos perdedor. No te levantás más. Scioli está muy golpeado y además es muy duro tener que hablar con [Carlos] Zannini al lado. Scioli yo pensaba que se iba a sacudir, como el zorro cuando se despulga, que se mete en el agua, se arranca un pedazo de pelo y van todos los piojos al pelo, entonces él larga el pelo al agua y se va. Scioli nunca se metió en el agua, siguió con todo pegado. Está muy contaminado. Me da lástima por él, honestamente. Yo creo que nos gustó y sentimos por un tiempo el sabor de ser seres humanos en el Gobierno de Menem, que oímos hablar de Ferrari y no del Che Guevara. Oímos hablar de cosas importantes, por primera vez tuvo acceso la gente humilde a buzos importados. No es porque uno sea snob, pero un chico que probó que podía llegar a tener las zapatillas importadas, porque estaba al alcance de la mano no es malo. ¿O tenemos que comprar basura como siempre porque es la industria nacional?
—¿Macri está listo?
—¿Para ser presidente? No. Le falta bañarse con agua fría.
—¿Eso qué quiere decir?
—El que no pasó hambre y el que no conoce la pobreza no puede gobernar la Argentina, donde la mayor parte de los argentinos son pobres. La pobreza no se mira visitando la villa como un parque de diversiones. Cuando vos tenés un padre con cáncer y le dicen en el hospital: “Bueno, usted tiene un tumor en tal lado”, “¿Cuándo vengo?”, “En febrero” y estás en septiembre. Ahí te das cuenta lo que sufre el hombre que no llega. La dignidad estos años estuvo bombardeada, porque no había ni esperanza.
“Me da pena Scioli, es un buen candidato en un mal partido”.
—En una charla anterior me dijiste que Macri no duraría en manos de los sindicalistas.
—Claro. Tiene que ser muy astuto para saber a lo que se va a enfrentar. Los empresarios son la gente que te da laburo, que hizo este país, la gente que apostó. El empresario no es un enemigo del pueblo. Hay que amigar a la gente y Macri tiene que empezar amigando a los empresarios y no a los sindicatos. El pueblo tiene que acompañarlo a decirle “no” a los sindicalistas ricos con asociados pobres. La gente tiene que echar a los sindicalistas como ahora echó a los corruptos. La gente tiene que decir “basta”.
 
—¿Aunque sentís que no está listo, lo preferís a Macri en el escenario actual?
—A mí me hubiera gustado un Gobierno peronista con Scioli. No por mí, que ya estoy más o menos hecho, sino por los que no están hechos, por los que están hechos pelota. Scioli es un tipo que lo llamás y te levanta el teléfono y creo que Macri tiene cuatro secretarios antes de llegar. Hoy por hoy lo prefiero a Macri, porque me asusto. Cuando veo a Nilda Garré en una lista, me asusto. Cuando veo que [Luis] D’Elia y [Amado] Boudou están operando para la candidatura de Scioli, me asusto. Si Boudou opera para la candidatura de Scioli y Kämpfer es estrella de Canal 2, acá sigue todo igual.
—¿Te imaginabas a María Eugenia Vidal en la provincia?
—No. Es más, no me la imagino hoy. La provincia es muy heavy. Yo sé lo que son los narcos, sé lo que son los delincuentes. Acá han hecho almácigos de pobres y los han regado por todos lados para tener voto cautivo. Yo no sé esta chica cómo se va a desempeñar, porque el hecho de que haya ganado no quiere decir que sea eficiente. Que sea linda, que juegue con el pelito no quiere decir que sea eficiente. Tampoco le estoy poniendo un voto de confianza. La voy a ayudar desde la radio con todo lo que pueda, como ayudé a todos los gobernadores.
—¿Aníbal Fernández? ¿Terminó su carrera?
—Sí. Igual a mí no me disgusta Aníbal Fernández. Me parece el tipo más hábil y con más cintura de todo este Gobierno. Puede ser que sea todo lo que dicen algunos, pero los algunos que dicen todo lo que dicen tampoco se miraron en un espejo. Acá nadie está limpio. Tiene una cintura política brillante. Es un político de los viejos, de raza. Lo que creo que murió el domingo fue la casta de los señores feudales, terminaron los truchos, los barones del conurbano. Estos sinvergüenzas que han estado 25 años en el poder y nunca taparon un bache, que viven como ratas siendo ricos, porque no lo pueden mostrar en el barrio.
—Mencionaste a Agustina Kämpfer. ¿De [Diego] Brancatelli qué opinás?
—Me gusta Brancatelli. Me parece muy digno. Hay que hacer lo que hace, no es para cualquiera, cuando muchos se bajan ahora del carro. Vi muchos actores que aplaudían a Cristina y al otro día estaban baboseándose con Scioli, ya buscando otra miniserie bancada por la Universidad de Morón. Brancatelli me parece un tipo digno, porque mantener el discurso hoy, que todo el mundo lo va a lapidar, está bien. A mí la gente que tiene lo que hay que tener me gusta.
—¿Dónde imaginás “6, 7, 8” a partir de diciembre?
—En cualquier lugar que les den para hablar de lo que les digan, como siempre. Ellos son mercenarios de la palabra: vos les decís para aquel lado y van para aquel lado. Basta que les paguen. Pueden hacer un programa de espectáculos, hablar en contra de Cristina si saben que no vuelve.
—¿Víctor Hugo Morales?
—Es muy inteligente, un oportunista. Sabe que esto es un negocio y se hizo, se contrató muy bien. Me hace acordar mucho al que era presidente de la Corte, [Raúl] Zaffaroni. Un tipo que es dueño de departamentos donde hay prostíbulos es presidente de la Corte. Y un tipo que dice que en la villa 31 se vive mejor que en Patio Bullrich y cobra. Si lo dijera yo, ¿sabés lo que me hacen? Me lapidan, me matan, me crucifican.
—Fuiste a ver al Papa?
—No, tengo una remera que dice: “Yo no fui a ver al Papa”. Es muy fácil de ver el Papa, a mí no me atrae demasiado Francisco.
—¿No?
—No. Me parece un gran estadista, pero yo, cuando era chico, pensaba que la Iglesia era otra cosa. La Iglesia te va desencantando, como la democracia y como el amor.
—Pero este Papa en particular, Francisco, volvió a seducir a un público que estaba un poco más alejado. ¿No te pasó?
—A mí no me seduce, pero es un gran contemporizador. A mí no me sedujo cuando la recibió tanto a Cristina. Yo quería un Papa más neutral, más alejado del peronismo, porque creo que Dios no era ni peronista, ni comunista.