Programada para el próximo 22 de julio de 2021, la misión se dirigirá al sistema de asteroides binarios Didymos, a nada más y nada menos que 11 millones de kilómetros de la Tierra. Didymos está compuesto por un asteroide de unos 780 metros y otro de unos 160 metros. La idea es impactar contra este último en septiembre del año que viene.
NEXT-C, LICIA y Hera
No son palabras aleatorias, sino los componentes principales de esta misión. el primero y quizás más importante de todos es NEXT-C, nombre que recibe el propulsor iónico de la NASA. Según han indicado, el propulsor ha pasado todas las pruebas necesarias de estrés cinético, vacío térmico, rendimiento, frío extremo y otras pruebas de simulación de vuelo.
Los propulsores iónicos se han utilizado durante décadas para la exploración espacial. Se caracterizan por utilizar un haz de iónes acelerados para generar la propulsión. Son propios de la exploración espacial porque requieren de menos cantidad de masa y por lo tanto tienen una mejor eficacia de combustible frente a a los motores de combustible líquido. Sin embargo también tienen aceleraciones más bajas. Misiones como Deep Space 1 de la NASA o Hayabusa de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial utilizan motores iónicos.
No obstante, ninguno es tan potente como el nuevo NEXT-C desarrollado para DART. Indican que consigue una potencia de 6,9 kW y un empuje de 236 mN con un impulso específico de 3.190 segundos. Para tenerlo en perspectiva, el propulsor NSTAR utilizado en la misión Deep Space tiene 2,3 kW de potencia y un empuje de 92 mN. En ambos casos el propulsor utilizado es xenón.
Cuando DART llegue al sistema de asteroides binarios Didymos veremos de qué es capaz NEXT-C. Impactará directamente contra el asteroide pequeño de Didymos. Pero antes de eso desprenderá un total de 6 cubesats, unos pequeños satélites proporcionados por la Agencia Espacial Italiana y que reciben el nombre de LICIA. Estos cubesat capturarán las imágenes de la colisión y enviarán los datos de vuelta a la Tierra.
El impacto calculan que moverá la velocidad orbital de Didymos B en aproximadamente medio milímetro por segundo. Parece una cifra ínfima, pero es suficiente para que los telescopios terrestres detecten con el tiempo un cambio en su periodo de rotación.
El impacto de DART probablemente causará un cráter de unos 20 metros de diámetro. Es ahí donde entra en acción Hera, una misión de la ESA que se lanzará en 2024 y espera llegar en 2027 al asteroide dañado. Una vez ahí analizará el efecto causado por DART más en detalle y también recopilará más datos del sistema de asteroides binario.