Misiones Para Todos

Gendarme de la grieta

Agitadora de la rebelión de los balcones, rompió la frágil paz en la oposición apuntando contra Larreta y desatando la furia de Carrió. Ungida por Macri, busca conducir hasta un bloque que la repele.

Sin grieta no hay paraíso. Y tampoco macrismo. Así razona parte de la cúpula PRO que, ofuscada por la etapa de dialoguismo que busca coordinar Horacio Rodríguez Larreta, vuelve a la carga contra Alberto Fernández y promovió los cacerolazos que se escucharon, sobre todo, en la Ciudad de Buenos Aires. El principal exponente de esta corriente es Patricia Bullrich, que disfruta y siente comodidad a la hora de confrontar con el peronismo. Su lluvia de críticas hacia la Casa Rosada la posiciona como líder de los halcones opositores que quieren marcarles la cancha a las palomas de Juntos por el Cambio.

Bullrich quiso coparle la agenda al bloque de diputados nacionales con un video en el que adelantaba que los legisladores se recortarían el sueldo para aportar dinero a quienes, producto de la cuarentena, no pueden generar ingresos y quedaron exentos de las medidas paliativas del Gobierno. Furiosos porque la titular del PRO habló en nombre suyo sin consultarlos, los popes de Juntos por el Cambio movieron rápido y le enviaron una carta al Presidente en ese sentido. Más tarde, llegaría el proyecto unificado, pero la guerra ya había comenzado.

Horas después, la exministra -hoy sin cargo- se subió a la ola del cacerolazo porteño contra la dirigencia política y volvió a apurar a sus compañeros de coalición. Ese avance dinamitador de Bullrich enfureció a Rodríguez Larreta, que hace malabares para que el antiperonismo dentro del PRO no bloquee su coordinación con la Casa Rosada y Axel Kicillof en el marco de la emergencia por el coronavirus.

La jugada de Bullrich encendió las alarmas en el búnker de Elisa Carrió, que salió a defender el trabajo de Rodríguez Larreta y “a todos los que manejan la crisis”. “No hay lugar para oportunistas”, rugió la líder de la Coalición Cívica por medio de Twitter.

Tras apuntar contra la exministra, agregó una línea para bajar la tensión con el oficialismo en plena pandemia: “Debemos acompañar de manera solidaria”. “Pretender sacar ventajas personales a costa de uno de los distritos que nos toca gobernar, es inmoral y éticamente reprochable. Son tiempos de prudencia y no hay lugar para oportunistas”, agregó.

En la interna PRO, esta discusión tuvo un capítulo previo: a instancias de Macri, Bullrich viralizó un comunicado en el que el PRO pedía a Fernández que traiga al país a los argentinos varados y profundizó el conflicto con el Frente de Todos. La escalada aumentó y fue tema de debate en una videollamada entre los popes PRO: participaron Macri, María Eugenia Vidal, Bullrich, Cristian Ritondo, Humberto Schiavoni y Miguel Ángel Pichetto. El alcalde contó el trabajo mancomunado con Fernández y Kicillof para controlar el avance de la pandemia y buscó un alto en fuego. Se acordó respetar la colaboración del único sobreviviente PRO.

Un día después, Bullrich encabezó una videoconferencia con los miembros del Consejo Directivo PRO y bajó esa línea de paz y solidaridad. Pero el armisticio duró poco y el lunes explotó la coalición cuando la línea dura tomó la posta y la exministra se adelantó con la rebaja -inconsulta- de sueldos.

Mientras tanto, en Balcarce 50 apuntan a Marcos Peña como el autor intelectual y material del cacerolazo. Es cierto que Bullrich no juega en soledad: llegó a la presidencia del PRO impulsada por Macri, que desde la cuarentena en Los Abrojos sigue la coyuntura e interviene en los comunicados del PRO. Pero el ex jefe de Gabinete lo niega y dice que se alejó del partido.

Sin embargo, los detractores de Bullrich admiten que la presidenta del PRO no actuó sola. Tanto en el larretismo como en la Coalición Cívica coinciden en que no tiene margen (ni dinero) para, durante una semana, generar conversación en redes sociales con proclamas que derivaron en el #Ruidazo. Desde información inexacta sobre el comité de expertos que asesora a Fernández en la emergencia hasta la instalación de tendencias que reflejaran el descontento de un sector de la clase media con el Gobierno por la falta de propuestas para aliviar su situación económica.

Una decena de cuentas de Twitter, de notable activismo en los cacerolazos contra el último gobierno de Cristina Fernández, volvió a encender sus motores en las últimas horas. En paralelo, salió a la luz el dispositivo Equipo Banquemos, que opera desde las marchas del #SíSePuede y que se lo adjudican a Peña.

El sector del PRO que -a sottovoce- repudia este accionar apunta a Ricardo Benedetti, un electrón suelto que trabajó tanto para Bullrich como para Hernán Lombardi y coordina ese grupo virtual que, manual en mano, dispara contenido en apoyo a Macri y en repudio al gobierno peronista. Mientras un sector del PRO, con Larreta a la cabeza, busca ampliar el espacio y plante la convivencia con el nuevo oficialismo, los ultras amarillos se abroquelan para custodiar el voto duro.

Por Gonzalo Palese – Letra P