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Ivone Perdomo: “Soy militar y feminista”

La jefa del Departamento de Género del Ejército destacó, en una entrevista con Ingrid Beck para Letra P, la gestión de Garré en este campo y cree que “una ley de aborto no obliga a que todas abortemos”.

Perdomo es abogada y publicó el artículo “Impacto de la implementación de las políticas de géneroo en el Derecho Disciplinario Militar. El caso del Ejército Argentino” en el libro “Militares argentinas”, editado recientemente por el Ministerio de Defensa y compilado por la directora de Políticas de Género de esa cartera, Laura Masson, en el que mujeres de las tres fuerzas y varias académicas reflexionan sobre cuestiones de género en las Fuerzas Armadas.

-Antes de 2006, ¿cómo era la vida de las mujeres en el Ejército? 

-No había canales que nos permitieran expresarnos. Ese año fue un punto de inflexión importante, porque mujeres, oficiales y suboficiales de las tres Fuerzas y también académicas de distintas pertenencias fueron convocadas para pensar estas cuestiones de género. Por primera vez, las mujeres militares pudieron expresarse. Primero se armó un observatorio y se hizo una encuesta para detectar cuáles eran los obstáculos que no permitían una plena integración de la mujer en las Fuerzas Armadas. Para diseñar políticas públicas, siempre debe efectuarse un diagnóstico y el mecanismo de diagnóstico fue un observatorio. Ahora estamos muy contentas porque asistimos a un relanzamiento y una profundización de esas políticas con un gran compromiso de la cúpula de mi institución. Un dato de este compromiso es la decisión de jerarquizar la oficina de Género y convertirla en un Departamento que depende directamente de un general.

Dispusimos una rotación en los cuidados (de los hijos del personal militar): una semana trabaja el masculino, la otra semana trabaja la femenina y así se sucesivamente.

-¿Cómo trabaja para atender a las víctimas de violencia de género?

-En época de pandemia, reforzamos un sistema de ayuda a las víctimas de violencia en razón de género, tanto en el ámbito intrafamiliar como en el laboral. Coordinamos la asistencia a la víctima desde los puntos de vista legal, social y psicológico, con 18 oficinas de género que tenemos en el interior del país. El Ejército es la fuerza que tiene despliegue en todo el territorio nacional.

-¿Y en relación con los cuidados?

-Primero hicimos un relevamiento de los jardines de las Fuerza para detectar las problemáticas y diseñar posibles soluciones, porque la mujer militar necesita un horario especial en la guardería para dejar a su hijo. Además, decidimos que las mujeres jefas de hogar con menores de edad a cargo, en la medida de lo posible, hicieran home office. En muchos casos, las mujeres oficiales están casadas con personal militar y los oficiales masculinos están muy abocados al operativo de asistencia a la comunidad en las villas, entonces tienen que estar los dos muy abocados y tienen hijos menores. Dispusimos una rotación en los cuidados: una semana trabaja el masculino, la otra semana trabaja la femenina y así se sucesivamente.

-Parece innovador para el Ejército…

-Es que, si no lo hacemos, por una cuestión de género, los hombres desarrollan su profesión y las mujeres militares se quedan en las casas cuidando a los chicos. Entonces, la cuestión tiene que ser compartida. El cuidado de los niños también tiene que ser de los varones militares.

MILITAR Y FEMINISTA. Perdomo habla de perspectiva de género y también de feminismo: reconoce que la palabra causa “escozor” en quienes no se reconocen como feministas, pero también en las feministas aparece el rechazo cuando dice “soy militar y soy feminista”. “Pareciera que son dos cuestiones que se contraponen y no es así, porque las cuestiones de género deben revertirse en cualquier espacio y las Fuerzas Armadas no son la excepción. Si por feminista debe entenderse defender los derechos de la mujer, soy feminista”, señala.

-¿Tiene posición tomada en relación con la legalización del aborto?

-Sí. Hay que comprender a las mujeres que toman esa decisión. A mí no me tocó atravesar por una situación que me encuentre en esa disyuntiva, así tan dura. Tuve un embarazo de altísimo riesgo que puso en riesgo mi vida y tuve que decidir entre perderlo y tenerlo. Era muy muy joven y opté por tenerlo. Arriesgué mi vida. No condeno a una mujer que no quiera tenerlo. La ley no obliga a nadie. Una ley de aborto no obliga a que todas abortemos.