Analicemos por qué, pese a obtener un 2,5% de votos menos que Daniel Scioli, Mauricio Macri arribaría al ballottage del 22 de noviembre con más oxígeno.
No es muy difícil entender por qué, pese a obtener un 2,5% de votos menos que Daniel Scioli,Mauricio Macri arribaría al ballottage del 22 de noviembre con más oxígeno que su adversario. Si tomásemos esta lucha electoral en términos futbolísticos, podríamos concluir que el equipo de Cambiemos arrancó el domingo pasado el segundo tiempo de un partido que perdía dos a cero y consiguió empatarlo dos a dos para forzar un alargue. Hacia este tiempo suplementario, que se jugará dentro de cuatro semanas, el equipo del Frente para la Victoria avanza en medio de conflictos internos y con un líder fastidiado, mientras que su rival llega con un importante envión anímico.
Un mes es mucho tiempo en la política argentina. Un lapso en el que los dos candidatos pondrán a prueba su capacidad para seducir ahora a los votantes de las terceras fuerzas, y de manera especial al 21% que se inclinó por Sergio Massa. Macri tomó la delantera sobre Scioli al ser el primero en convocar a sus ex rivales de la oposición a buscar coincidencias. En la víspera, comenzó a cosechar algunas tímidas adhesiones, como la del dirigente de Progresistas Gerardo Milman, quien ratificó que votará al candidato de Cambiemos.
Otra duda que se le presenta al sciolismo de cara al ballottage es si todos los líderes territoriales del peronismo, y en especial aquellos de la provincia de Buenos Aires, estarán dispuestos a hacer campaña por Scioli con las mismas energías con las que lucharon por retener sus espacios de poder en las elecciones de anteayer. La pregunta es mucho más válida ahora porque quien correrá con el caballo del comisario en el distrito bonaerense será Macri, merced a la rutilante llegada de María Eugenia Vidal a la gobernación.
Entre todas estas dificultades que se le presentan a Scioli, el candidato del oficialismo puede exhibir una ventaja. Al fin se desembarazará del virus anibalista, factor que explica buena parte del descenso que sufrió el apoyo a su candidatura presidencial en la mayor provincia de la Argentina (de casi el 40% en las PASO al 37,1% anteayer). La fuerte resistencia de parte de la ciudadanía bonaerense a que Aníbal Fernández llegara a la gobernación no sólo traccionó a Scioli hacia abajo, sino que también terminó hundiendo a no pocos candidatos a intendente del Frente para la Victoria.
Pero pensar que el anibalismo fue la única infección que determinó la debacle de Scioli sería equivocado. El candidato presidencial tuvo serios inconvenientes para diferenciarse de la presidenta Cristina Kirchner y de los desaguisados económicos de su gobierno. Sin duda, el hartazgo de buena parte de la sociedad con el estilo soberbio de la jefa del Estado obró en contra del gobernador bonaerense. Cabría preguntarse, en tal sentido, cuán negativamente pudo haber incidido en el ánimo de los votantes el abusivo uso de la cadena nacional por parte de una primera mandataria que, en todo momento, parecía decirnos que se estaba votando por ella o contra ella.
Frente a tiempos de negociaciones para articular acuerdos programáticos con la gestión de un futuro gobierno, Macri también cuenta con una ventaja sobre Scioli. A diferencia del postulante oficialista, ha confirmado a muy pocos de sus potenciales integrantes de su gabinete de ministros. El actual gobernador bonaerense, al haber tirado al ruedo prácticamente todos los nombres de sus eventuales ministros, se ha quedado casi sin fichas para tentar a otros sectores políticos con un posible cogobierno.