Adelanto de la próxima estadística oficial sobre compras externas. El dato de junio del total de importaciones de bienes mostrará que se alcanzó el máximo nivel histórico en términos nominales. El desafío para la coalición de gobierno es evitar caer en explicaciones simplistas a una cuestión económica compleja.
El registro del intercambio comercial del mes pasado se conocerá este miércoles y ofrecerá un dato impactante: el monto de las importaciones será el máximo histórico en términos nominales. Se reabrirá entonces el debate acerca de si existe un festival de compras externas o es el resultado del crecimiento económico y del incremento del costo de las importaciones de energía.
Ingresar de este modo en este debate consolida una situación que ya es de por sí desigual, puesto que la opinión económica dominante en la construcción de sentido es ortodoxa, o sea conservadora. La corriente de pensamiento alternativo se encuentra en manifiesta desventaja frente a persistentes mensajes que alimentan la confusión acerca de la comprensión de los fenómenos económicos.
Si a esta situación que es de por sí compleja se suman discrepancias al interior de la actual experiencia heterodoxa, que sólo agudizan esa confusión acerca del rumbo económico, el saldo no puede ser otro que el desconcierto generalizado.
En varios frentes de la cuestión económica se está desarrollando esa tensión en la coalición de gobierno, pese a que desde hace dos semanas ha habido un sustancial alivio político luego de la renuncia de Martín Guzmán y del nombramiento de Silvina Batakis para conducir el Ministerio de Economía.
De todos modos sigue latente una tensión interna expresada en ciertos comportamientos que da la impresión de que algunos protagonistas desconocen o minimizan la persistente estrategia de demolición del gobierno por parte de la derecha política, mediática y judicial.
Preguntas
Cada uno de los sectores encerrado en su propia interpretación de los acontecimientos económicos termina forzando la evaluación de determinada situación sólo como parte de una disputa política, y no por la dinámica de una específica cuestión económica.
El caso más reciente se expuso en el comportamiento de las importaciones. No existe un “festival”, entendido como un ingreso descontrolado de bienes del exterior, como mencionó CFK, ni existe un fuerte aumento de las importaciones solamente por “una crisis de crecimiento”, como afirmó Alberto Fernández.
El nudo de esta discrepancia es que uno y otro no están en lo cierto ciento por ciento si se toma en forma literal las respectivas sentencias. Sin embargo, ambos indican cuál es el problema principal: no hay dólares suficientes para sostener el actual ritmo de importaciones. Esta escasez relativa de divisas en las reservas del Banco Central se agudiza por el cada vez más pronunciado rasgo bimonetario de la economía y por tener clausurado el acceso al mercado de capitales internacional para conseguir financiamiento voluntario en dólares.
Las preguntas, entonces, son:
* ¿Por qué suben tanto las importaciones?
* ¿Cuáles son los sectores que explican este aumento?
* ¿Qué se debe hacer para mejorar la administración del comercio exterior?
* ¿Cuáles son los costos económicos y financieros de un mayor control de las importaciones?
Resulta relevante encontrar estas respuestas pero aún más recuperar un nivel mínimo de confianza política en la coalición de gobierno para abordar la complejidad económica del presente. De todos modos, encontrar esas explicaciones puede ser un aporte para quienes les interesa específicamente qué está pasando en un frente sensible del sector externo.
Cinco razones que explican el aumento de las importaciones
En forma sintética se pueden observar las principales fuentes del incremento de las compras externas en lo que va del año, con una marcada aceleración en los últimos dos meses:
1. Recuperación de la actividad económica. El entramado productivo argentino, en especial el industrial, ha padecido tres ciclos neoliberales (dictadura, menemismo y macrismo) de destrucción de eslabones de la cadena de producción local. Estos eslabones fueron reemplazados por importados. Esas pérdidas han encajado en lo que ya era una importante restricción al desarrollo, que consiste en una estructura productiva desequilibrada. Esta tiene un sector agropecuario dinámico, competitivo internacionalmente y proveedor de divisas, que convive con un sector industrial demandante de divisas para crecer. Entonces, una recuperación económica traccionada por la industria, como ha sido después del colapso de la pandemia, exige importaciones crecientes de bienes intermedios, insumos y bienes de capital. Es lo que los economistas denominan “elasticidad PIB/importaciones”. Un cálculo de largo plazo con regresiones econométricas indica que es 2 aislando el efecto del tipo de cambio (cada punto de crecimiento del Producto implica dos de importaciones), que sube a 3 en forma lineal, y que en el cortísimo plazo (en el primer semestre de este año) habría escalado a 3,5 o 4,0, según la estimación. O sea, más actividad implica más importaciones.
2. Brecha cambiaria y sobrestock. El control de cambio deriva indefectiblemente en diferentes cotizaciones entre el tipo de cambio oficial y los dólares financieros. Esta brecha tiene dos impactos: por un lado, en momentos de aceleración de expectativas de devaluación se adelantan importaciones (sobrestock) como parte de una estrategia de cobertura cambiaria de las firmas, y por otro, el control de cambio que impide la compra de dólares financieros a empresas que tienen acceso al dólar oficial, deriva en que las utilidades en pesos que no puede dolarizarse se destinan a la compra de bienes de capital importado. Esto último está reflejado en el fuerte aumento del componente Inversión del PIB en estos años.
3. Aumentos de precios de los productos comprados en el exterior. Primero con la salida de la pandemia, que provocó un efecto disruptivo entre oferta y demanda, y después con el conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia, los precios de las importaciones subieron considerablemente. O sea, la misma cantidad de bienes importados demandan más dólares porque aumentan los precios. A esto se agregó un alza sustancial de los fletes y la logística precisamente por estos dos eventos extraordinarios (pandemia y guerra) que están generando importantes cuellos de botellas en la cadena de suministros. Es un factor que también encareció las importaciones.
4. Alza de las cotizaciones del petróleo y el gas. La acelerada recuperación económica de las potencias en 2021 con la reapertura de las actividades fue un shock inicial en los precios de la energía. Luego se sumó el conflicto bélico. Argentina tiene gas y petróleo pero no es autosuficiente por varias razones, situación que empezaría a revertirse con los actuales incentivos a la producción y el inminente comienzo de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. Mientras, se necesita importar Gas Natural Licuado (GNL) en invierno para abastecer la demanda de la industria, el comercio y los hogares, en un contexto de recuperación de la actividad que requiere más energía. El precio internacional del gas importado ha subido mucho y, por lo tanto, se necesitan más dólares para comprarlo. Lo mismo sucede con el gasoil del que, desde hace unos años, se importa un 30 por ciento del total de la demanda local.
5. Sobrefacturación y el Partido Judicial. En escenarios de control de cambio, brecha cambiaria, prácticas empresariales de elusión impositiva y de giro encubierto de utilidades al exterior, la sobrefacturación de importaciones es una de las prácticas habituales. En esta oportunidad se agregó la intervención del Partido Judicial con insólitos “amparos por importaciones”, que han sumado unos 1850 millones de dólares de compras externas de enero de 2021 a marzo de este año cuando la regulación oficial no las habilitaba.
Cantidad y precios
Este análisis cualitativo se complementa con uno cuantitativo. Entre 2021 y 2022 las importaciones subieron tanto por precios como por cantidades. En los primeros cinco meses de 2022, las cantidades están en niveles similares a los de 2011, y 9 por ciento por debajo del pico del macrismo (fines de 2017-principios de 2018, previo a la crisis cambiaria).
Pero el perfil de las importaciones es muy distinto al del macrismo. Hoy se importan más bienes intermedios y energía, y mucho menos bienes finales. En especial, cayeron drásticamente las compras externas de vehículos terminados, que bajaron 72 por ciento contra el máximo del macrismo. Esto implica sustitución de importaciones en un sector clave de demanda de divisas. Lo mismo se verificó en el sector de producción de maquinaria agrícola, que pasó de 46 por ciento de patentamientos nacionales a cerca de 60 por ciento.
El grueso del diferencial interanual en las estadísticas de mayo lo explican energía y, en menor medida, fertilizantes. Se importaron 579 millones de dólares más de GNL que en mayo de 2021, 152 millones más de gasoil y 121 millones más de gas natural. También se importaron 123 millones de dólares más de fosfato monoamónico, 69 millones más de urea y 31 millones más de fosfato diamónico (todos insumos relacionados con fertilizantes). Esta suba de precios es derivada del conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia.
Otro motor relevante de las importaciones tiene que ver con la inversión productiva: los bienes de capital se ubican 55 por ciento arriba de fines del macrismo. La inversión productiva también impulsó con fuerza el sector de producción doméstica de bienes de capital. Las maquinarias y equipos han sido uno de los rubros de mayor crecimiento respecto a 2019. Un caso emblemático es el de maquinaria agrícola, que en 2021 tuvo el año de mayor producción desde 1996 y este año arrancó con crecimiento respecto al anterior.
Junio y el primer semestre
El miércoles próximo se conocerán con precisión las cifras del intercambio comercial de junio. Se puede adelantar que las importaciones de bienes en términos CIF (costo, seguro y flete) alcanzaron casi 8600 millones de dólares, un 45 por ciento más respecto a junio del año anterior y 9 por ciento más respecto al mes previo (mayo 2022: 7870 millones de dólares). De esta manera, al superar en 716 millones de dólares el monto de mayo, el total de importaciones de bienes en junio alcanzó el máximo nivel histórico en términos nominales.
Al considerar la clasificación por usos del Indec, se observa que el aumento de junio respecto al mes previo también estuvo liderado por las mayores compras al exterior de combustibles y lubricantes (de 1600 a casi 2000 millones de dólares) y de bienes intermedios. Un año antes, las importaciones de energía fueron apenas 761 millones.
Las importaciones de bienes acumuladas del primer semestre de 2022 sumaron un máximo histórico, mostrando un aumento de 44 por ciento con respecto a igual período del año previo. Teniendo en cuenta la clasificación por usos del Indec, el mencionado incremento respecto a 2021 se explica por las compras al exterior de combustibles y lubricantes, seguidas por bienes intermedios, y por piezas y accesorios de bienes de capital, acumulando entre estas tres clasificaciones poco más del 75 por ciento del aumento total.
Administración del comercio exterior
El principal dique defensivo del Banco Central para enfrentar corridas cambiarias es la acumulación y administración de las reservas. Si el objetivo es sostener la actividad económica, pese a la recomendación del Fondo Monetario Internacional de crecer menos para que la demanda de divisas disminuya, se requiere privilegiar el destino de los dólares.
En la actual coyuntura, la importación de energía es clave tanto para la producción y el comercio como para los hogares. Por ese motivo, en un marco de escasez relativa de divisas, el Banco Central dispuso que las empresas importadoras financien, a distintos plazos según el sector, sus compras externas.
Esto implica que esos dólares que no se entregan ahora deberán estar disponibles para el pago cuando se cumplan los plazos del financiamiento. O sea, es demanda futura de divisas. La medida es muy efectiva cuando se pone en marcha y va perdiendo eficacia cuando llegan los vencimientos.
No hubo limitación a las importaciones; sí restricciones a la entrega de dólares inmediatos para saldar compras del exterior. Como se sabe, las medidas económicas no son neutras. Esta última sobre las importaciones permite cuidar las reservas del Banco Central pero impacta en precios domésticos y en la brecha cambiaria, reacciones que se verificaron en las últimas semanas. También puede dañar el nivel de actividad, aunque esto todavía no se ha verificado.
El efecto en los precios internos se produce por la incidencia adicional de los costos financieros a partir del crédito para conseguir los dólares para importar y por la eventual cobertura (por ejemplo, en el mercado de futuros) sobre el tipo de cambio al momento de pagar esas compras externas. Estos costos el importador los cargará en el precio doméstico del producto.
La invitación a conseguir financiamiento para las importaciones en lugar de restringir el ingreso de los productos se explica para evitar conflictos diplomáticos por afectar normas del libre comercio de la Organización Mundial de Comercio. Además, de esta manera no se afectará tanto el abastecimiento interno de productos importados, puesto que no será una medida discrecional sino que dependerá de la capacidad de conseguir financiamiento por parte de las empresas.
Diagnósticos y gestión
Las variables cuantitativas y cualitativas acerca de la evolución de las importaciones no deberían sumar otro factor de discordia en la coalición de gobierno, y sí precisar y mejorar el rumbo de la gestión.
Sin embargo, si al interior del Frente de Todos el diagnóstico es diferente y en la evaluación también aparecen diferencias, la bifurcación política es inevitable independientemente de que los objetivos explicitados sean los mismos.
Es un escenario complicado para el análisis económico alejado de la ortodoxia porque cada abordaje queda teñido de las tensiones que existen en el Frente de Todos acerca de la marcha de la gestión.
Mientras la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner ha reclamado vía tuits, cartas públicas y discursos un ritmo acelerado en la administración de la política económica, el presidente Alberto Fernández se siente relativamente conforme con los resultados que entrega la gestión económica. Ahora, con Batakis en el Palacio de Hacienda, se abrió una tregua.
Los gestos y acciones políticas luego de la renuncia de Guzmán pareciera que han bajado los decibeles de la crisis interna. Existe el convencimiento en varios protagonistas relevantes del Frente de Todos acerca de que fomentar las diferencias sólo puede derivar en un costo elevado para la propia base electoral, además de un horizonte inquietante para el entramado productivo-laboral, en caso de una eventual reedición de un nuevo ciclo de neoliberalismo a partir del 10 de diciembre de 2023.
Por Alfredo Zaiat – Página/12