Más de 100 miembros de grupos extremistas aspiran a cargos públicos en las elecciones de medio término del 8 de noviembre. Varios de ellos participaron en la toma al Capitolio el 6 de enero del 2021, como es el caso de Doug Mastriano, candidato a la gobernación de Pensilvania. Además, cerca de 300 candidatos no reconocen los resultados de las elecciones pasadas. El extremismo en Estados Unidos ha crecido en los últimos años. ¿Cómo son estás milicias y cómo están organizadas? ¿Contra quién pelean y cuáles son sus creencias y su origen?
En Estados Unidos hay 1221 grupos extremistas de odio. Entre estos hay al menos 92 milicias armadas y 488 grupos extremistas contra el gobierno. Así lo reveló el Southern Poverty Law Center (SPLC) durante el 2021. Milicias que han sido responsables de intentos de secuestro a gobernadores y políticos, golpes de estado fallidos, y atentados contra templos religiosos y minorías.
Los actos de terrorismo doméstico por parte de milicias armadas han aumentado en los últimos años impulsados por teorías de conspiración que promueven políticos. “Si no podemos mantener el poder a través de las leyes, lo haremos a través de otros medios”, advertían a France 24 participantes de la Marcha Million Maga March en Washington un día después de que la Corte Suprema rechazara la petición de Trump de investigar las elecciones presidenciales del 2020 por supuesto fraude electoral. Actos de terrorismo que las milicias habían anunciado públicamente.
Stewart Rhodes, líder de la milicia Oath Keepers, “estaba esperando las órdenes de Trump” el día de la toma al Capitolio para usar el arsenal militar que tenía en Virginia. Así justifican los abogados las acciones del líder miliciano en el juicio que se adelanta en su contra por conspiración sediciosa al intentar evitar la transferencia de poder planeando la toma del Capitolio a la fuerza.
En otro acto de terrorismo doméstico, Adam Fox y Barry Croft, ex integrantes de la milicia ‘Michigan Home Guard’ intentaron secuestrar a la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer justificadoes en que las prolongadas cuarentenas decretadas por la gobernadores quebraron muchos negocios. Hoy los militantes enfrentan cadena perpetua por intento de secuestro, y adquisición y uso de armas de destrucción masiva.
“Querían desatar una segunda guerra civil y revolución americana, algo que ellos llamaban el ‘boogaloo’”, dijo Nils Kessler, fiscal adjunto en el juicio.
Tres miembros de la Milicia Patriótica de Luchadores por la Libertad de Illinois White Rabbit operaron una red criminal en 2018 y fueron arrestados por el bombardeo a un Centro Islámico y por destrozar una clínica de salud para mujeres. Los ejemplos abundan.
Aunque la mayoría de los estados tiene al menos una milicia, algunas de las más conocidas son los Proud Boys, Oath Keepers, Boogaloo Boys y operan a nivel nacional. Otras operan a nivel estatal como Wolverine Watchman (Michigan), Ohio Defense Force; Hutaree Militia, Minutemen American Defense, National Liberty Alliance (Nuevo México), United Constitutional Patriots (Arizona) Militia of Montana, California State Militia, Last Sons of Liberty (Virginia) afiliaciones estatales de los Three Percenters, grupo que clama que solo el 3% de los colonos lucharon activamente contra los británicos en la Guerra de Independencia estadounidense.
Las milicias se caracterizan por su entrenamiento paramilitar, por mantener una estructura jerárquica de comando interno, por su interpretación ‘distorsionada’ de la segunda enmienda que permite el porte de armas para defensa personal y la creencia en teorías de conspiración.
El movimiento miliciano en Estados Unidos emplea tácticas legales e ilegales en su operación. Legalmente hacen activismo político, protestas y servicio a la comunidad, pero ilegalmente hacen entrenamientos paramilitares, enfrentamientos armados y violencia criminal y terrorista. Tácticas que dificultan la veeduría y la aplicación de la ley contra sus actividades y dificulta la definición del tipo de actividades que hacen.
Frente a la legalidad de estas milicias, Mary McCord, Directora legal de The Institute for Constitutional Advocacy and Protection de la Universidad de Georgetown dijo a ‘60 Minutes’ que “la Corte Suprema ha sido muy clara desde 1886 de que la segunda enmienda no protege a las organizaciones paramilitares, según la Constitución. Esta metodología de que la Segunda Enmienda protege el derecho individual a portar armas para defensa personal, en combinación con un estado laxo frente a las armas, es el terreno legal sobre el que basan su autoridad estos grupos”.
Orígenes de las milicias en EE. UU.
Historiadores consideran que el movimiento de milicias empezó a principios de los 90, después de los hechos ocurridos en Waco, Texas donde la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego de EE. UU. (ATF) allanó el complejo religioso de los Davidianos (una rama de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de David). Esta secta religiosa acumulaba y tenía un negocio ilegal de armas en su complejo. El intento por recuperar las armas resultó en un enfrentamiento de 51 días y el complejo terminó incendiándose y causando la muerte de más de 75 personas. Críticos consideraron que hubo exceso de fuerza por parte de los agentes federales y en 1995, en el segundo aniversario de la redada, Timothy McVeigh bombardeó un edificio en la ciudad de Oklahoma matando a 168 personas. Este había sido el ataque terrorista más grande en EEUU hasta que derribaron las Torres Gemelas en 2001.
Estos hechos dieron vida a varios movimientos milicianos en el país que se armaron para defenderse de la supuesta tiranía del Estado y en respuesta a la prohibición contra las armas de asalto impuestas en el gobierno de Bill Clinton en 1994, entre otras supuestas amenazas contra sus libertades.
Tras los ataques en Oklahoma y durante las administraciones de George W. Bush, el movimiento miliciano en Estados Unidos se redujo, pero tras la victoria de Barack Obama, primer presidente afroamericano, el número de grupos extremistas creció a su nivel más alto en la historia del país.
Recientemente, la ansiedad, la desinformación y las las teorías de conspiración alrededor del Covid-19, el argumento sin pruebas del fraude electoral impulsado por el expresidente Trump, las crecientes voces para volver a prohibir las armas de largo alcance y las protestas contra la brutalidad policial impulsaron nuevamente el crecimiento de las milicias en EE. UU. y la amenaza de una guerra civil.
Guerra civil y otras teorías de conspiración
Muchos miembros de las milicias en EEUU creen que el país ya está en una guerra civil y que se tienen que armar para estar preparados. Hablan de operaciones para mantener la paz en la nación y de proteger sus libertades. Pero ¿contra qué luchan estos grupos? ¿Quién es el enemigo? ¿Qué los mantiene cohesionados?
El supuesto fraude electoral en las elecciones presidenciales del 2020 al que sigue apelando Donald Trump es considerado una teoría de conspiración incluso por Mitch McConnell, líder republicano en el Senado. No hay pruebas de fraude, aunque se hicieron los reconteos en todos los estados donde se solicitaron. Además, la Corte Suprema, de mayoría conservadora, y las cortes de apelaciones rechazaron todas las demandas de fraude porque ninguno de los abogados de Trump presentó material probatorio y hasta William Barr, fiscal general de la administración de Trump, dijo que no había evidencia alguna de fraude.
A pesar de todo, Trump insistió: “no se equivoquen, nos robaron la elección a usted, a mi y al país”, dijo horas antes de que sus simpatizantes se tomaran el Capitolio el 6 de enero del 2021 para interrumpir el proceso de confirmación de los votos electorales. “Nunca consideremos la derrota”, agregó.
La “gran mentira”, como se le llama en los círculos políticos en Washington, es una de las teorías de conspiración que sirve como piedra angular de los movimientos extremistas en Estados Unidos. Es el argumento que justifica y da soporte a la lucha contra el gobierno, contra las elecciones, la fuerza pública y el estado de derecho.
Del argumento sobre fraude electoral y la dictadura de una élite de ‘extrema izquierda’ se derivan otras teorías de conspiración como QAnon que profesa que el Papa Francisco, Barack Obama, Hillary Clinton y Tom Hanks, entre otros, hacen parte de una comunidad que abusa sexualmente a menores, le reza a satanás e intenta tomarse el control político y los medios de comunicación. Para ellos, Donald Trump los salvará y hará justicia contra la élite demócrata .
“Una teoría de conspiración particularmente prominente en el movimiento antigubernamental es la de un ‘Nuevo Orden Mundial’, que a través de un un gobierno único establecido por las Naciones Unidas instaurará el comunismo y eliminará el derecho a la propiedad privada”, describe el SPLC.
Otra conspiración profesa que hay planes para fusionar Estados Unidos, Canadá y México en un solo país y que el gobierno federal está planeando en secreto reunir a sus ciudadanos y enviarlos a campos de concentración administrados por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
Grupos como The John Birch Society, WorldNetDaily (WND) e InfoWars son cruciales en la difusión de estas conspiraciones que alimentan los grupos extremistas y las milicias en Estados Unidos.
‘Gran reemplazo’ y los vínculos de milicias con militares
Otra de las teorías de conspiración que cobra mucha relevancia actualmente dado el número récord de inmigrantes que están cruzando la frontera entre México y Estados Unidos es la del ‘gran reemplazo’. Muchos afirman que los migrantes terminarán por reemplazar la población blanca y les quitarán el poder político y económico que tienen.
“Estas personas (inmigrantes) claramente están siendo pagadas para venir acá y destruir el sistema, ¿por qué? Esa es la una manera como el ‘estado profundo’ puede llegar a la victoria”, dijo Chuck Davis, integrante de la milicia United Constitutional Patriots.
Como reacción a esta supuesta amenaza varias milicias han tomado la justicia por su cuenta y han enviado paramilitares a cuidar la frontera para ejercer roles de vigilancia reportándole a la Patrulla Fronteriza los arrestos ilegales que hacen y los movimientos de migrantes.
Según el Southern Poverty Law Center, grupos de milicias como los Veterans on Patrol (VOP), AZ Desert Guardians y United People of America armaron la ‘coalición fronteriza’, una fuerza conjunta paramilitar que ha detenido, interrogado y entregado migrantes indocumentados a la Patrulla Fronteriza. En total, Hatewatch identificó al menos 15 casos en los que milicias fronterizas “interceptaron” a migrantes en el condado de Pima, Arizona y lo publicaron en sus redes sociales. De hecho, las imágenes de Facebook de las actividades del grupo dejan en claro que la Patrulla Fronteriza ha estado al tanto de la presencia de la milicia en la región desde al menos 2019, según SPLC.
Un grupo llamado los Patriots of the Constitution publicaron un comunicado en 2018 refiriéndose a los inmigrantes como invasores y dejando claro su vínculo con los militares: “Los Invasores ahora están siendo transportados en camiones a la frontera. Se espera que lleguen miles. Entendemos que Trump está desplegando tropas, pero mientras tanto es imperativo que tengamos las botas en el terreno. Estamos trabajando con la patrulla fronteriza y sus órdenes son prioridad. Los invasores no solo están siendo transportados en camiones, sino que también en barcos a San Diego y también vienen de África y luego suben por Sudamérica hasta nuestra frontera”.
Por su parte, Jim Arroyo, vicepresidente en los Oath Keepers en Arizona, describió abiertamente la estrecha relación entre la Patrulla Fronteriza y su milicia: “nuestros integrantes son muy experimentados y tenemos agentes de la fuerza pública en ejercicio que hacen parte de nuestra organización y que nos están ayudando a entrenarnos. Podemos infiltrarnos en la fuerza pública y en ocasiones nuestros entrenamientos son aún mejores por nuestra experiencia militar”.
El ICAP resalta que el artículo II, sección 20 de la Constitución de Arizona, “prohíbe que las unidades militares privadas operen fuera de la autoridad estatal, disponiendo que ‘las fuerzas armadas estarán en estricta subordinación al poder civil”. Actividad de vigilancia en la frontera por grupos privados o milicias que también es prohibida en otros estados que resaltan en sus constituciones que el monopolio de las armas y la ley la debe tener el estado.
¿Elecciones en peligro?
Actualmente, hay más de 100 candidatos en las elecciones de medio término que están vinculados con organizaciones extremistas en Estados Unidos, según Anti-Defamination League’s Center on Extremism. Sólo de la milicia Oath Keepers se identificaron más de 370 personas que trabajan actualmente en la fuerza pública, como jefes de policía y alguaciles.
Muchos de estos extremistas que hoy aspiran a llegar a un cargo de elección popular participaron en la toma al Capitolio el 6 de enero, como es el caso de Doug Mastriano, candidato a la gobernación por Pensilvania.
De hecho, según una encuesta de Ipsos, casi el 40% de los republicanos culparán al fraude electoral si su partido pierde en las elecciones intermedias.
Frente al riesgo de que los perdedores no reconozcan los resultados por un supuesto fraude electoral, el Comité Nacional Republicano y sus aliados han entrenado decenas de grupos en todo el país para vigilar los puntos de votación. Sin embargo, en muchos lugares se ha reportado intimidación y violencia contra el votante.
En esta elección no solamente está en riesgo el control del legislativo sino también la legitimidad y la estabilidad de la democracia en Estados Unidos, como lo repitió el presidente Biden en un discurso días antes de la elección.
La libertad y la legitimidad que tienen estas milicias para operar en Estados Unidos podría aumentar tener en caso de que los simpatizantes de Trump, los mismos que se tomaron el Capitolio y tienen fuertes vínculos con las milicias, terminen ganando las elecciones. Serán ellos los que rediseñen el sistema electoral, ejecuten la ley y tengan el poder de los recursos públicos para gobernar.
La amenaza de un estado vinculado con milicias armadas que se nutren de teorías de conspiración para crecer su pie de fuerza y que hace caso omiso a los ataques contra la constitución, los ciudadanos y las instituciones públicas es una realidad que fomenta el miedo en una guerra civil, como dicen temer estas milicias.
Por Cristóbal Vásquez- France24