El efecto irradiante de las internas de la UCR a nivel nacional atentan no sólo contra la unidad del radicalismo misionero sino también su cohesión. El éxodo de dirigentes no se detiene ante la mirada atónita de la cúpula partidaria. La dura derrota de Franja Morada en las elecciones de la Facultad de Ciencias Económicas acrecienta la crisis del partido centenario.
Cuando hablamos de “crisis de representación” los académicos son coincidentes en que se debe al deterioro del prestigio de los dirigentes, de los partidos políticos y otras instituciones ante el electorado. También sostienen que la “crisis de representación” tiene como elemento distintivo la pérdida de eficacia para formar consensos, seleccionar liderazgos y administrar el poder político. Asociada a ello encontramos la emergencia de líderes personalistas que ignoran la estructura partidaria y concentran el poder de decisión en sus manos.
En estos contextos, se presentan fenómenos de desafección, apatía y debilitamiento de los principios de reconocimiento de los electores.
Si hoy se decidiera elegir la palabra que más se ajuste a la realidad política argentina, sin lugar a dudas “desafección” sería una de las más votada. Cuando hablamos de desafección no se trata de un sinónimo de descontento. El descontento no suele afectar la legitimidad democrática y es, sobre todo, coyuntural. La desafección se ha convertido en la palabra justa para expresar una nueva actitud que se concreta en el alejamiento respecto de una clase política que estaba próxima, pero a la cual ya hacía mucho tiempo que se había dejado de apreciar. De allí que la desafección política implica una profunda insatisfacción con los resultados de las instituciones democráticas, independientemente del partido o individuos que las estén operando.
El influyente economista de orígen argelino, Jacques Attali, destaca con énfasis en uno de los tramos de su último libro “L’économie de la vie” (La economía de la vida) que “cuando la política se vuelve incapaz de asegurar el bienestar de sus ciudadanos, cuando ya no puede garantizarles un cierto nivel de vida ni prometérselo a sus hijos, y sobre todo cuando no sabe evitarles la muerte, darle un sentido o al menos hacerla olvidar, la sociedad que esa política administra y la cultura de la que es garante se encuentran en gravísimo peligro”.
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Disputas interminables por el poder
En el seno del radicalismo nacional crece una corriente destinada a imponer algunos de nombres como precandidatos a vicepresidentes en la idea de fórmulas cruzadas alentada por el gobernador jujeño Gerardo Morales, cediendo una vez más sin mucha resistencia al PRO la posibilidad de encabezar los binomios. Una salida mansa que busca evitar a toda costa la pelea por los liderazgos en la conformación de las fórmulas.
Sin embargo, no debe debe soslayar que el ala radical que se ve referenciada por Facundo Manes se resiste a esta idea. Lo cierto es que hay un sector del radicalismo que considera que se encuentran en igualdad de condiciones para pelear por los lugares preponderantes. Sostienen que la UCR ha ganado musculatura suficiente como para ser protagonista. Esto en gran parte se debe al crecimiento y reorganización que supo tener de un tiempo a esta parte el partido centenario en la Provincia de Buenos Aires. Este sector, no menor, se niega a ser segundos de los macristas. Las sospechas de contubernio entre Morales y los popes del PRO genera muchísimo malestar porque consideran que negocia beneficios personales en nombre del histórico partido.
Son cada vez más recurrentes los guiños acuerdistas lanzados por Morales a Rodriguez Larreta. La misma lógica se observa en el gobernador correntino que ofició de anfitrión de Mauricio Macri la semana pasada.
Por su parte, referentes del radicalismo porteño y bonaerense lanzaron efusivamente una advertencia: “No estamos dispuestos a ser acompañantes silenciosos de una deriva neoliberal en lo económico y conservadores en lo político y social.”
Frente a la magnitud de las discrepancias el resultado es inevitable: la interna ucerreísta va en aumento y promete más capítulos.
Convención Radical, maquillaje para una interna feroz.
La reciente Convención de la UCR llevada a cabo en capital provincial, lejos de ocultar la interna existente en la filial misionera del radicalismo dejó al descubierto las insalvables diferencias en dos de sus principales referentes.
En la reunión se proclamó al concejal de Campo Viera, Gustavo Kosicki, un hombre de Pianesi como Presidente de la Convención.
El elemento sobresaliente fue la notable ausencia del legislador nacional Martín Arjol, quien se autopercibe como el candidato natural a la gobernación en 2023 en representación de todo el radicalismo misionero, algo que molesta y mucho a los demás sectores del centenario partido.
Todavía sigue sin cicatrizar aquella herida abierta en el marco de las elecciones partidarias en donde obtuvo la presidencia el concejal posadeño Pablo Argañaraz, en medio de acusaciones de intromisión del Gobernador de Corrientes, Gustavo Valdez, con el objetivo de favorecer a su socio misionero Martín Arjol. Tal vez ese haya sido el motivo del faltazo del diputado que cumple al pie de la letra las ordenes impartidas desde Buenos Aires.
Otro de los hechos llamativos de la Convención fue el momento en que el veterano dirigente Hernán Damiani, a quien se lo acusa de ser uno de los responsables de la fuga de dirigentes, propuso a Arjol como candidato a gobernador para el 2023 y luego pidió un aplauso que nadie obedeció.
Esta claro que la UCR misionera se encuentra atravesada por el efecto irradiante de la crisis del partido a nivel nacional, algo que se intentó maquillar con tibias muestras de una falsa unidad en la Convención del partido.
Nuevo foco de incendio en el radicalismo: dura derrota de Franja Morada en Económicas.
Tras 14 años de una hegemonía total de Franja Morada en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNAM, la agrupación renovadora Sumar Económicas se impuso en las recientes elecciones logrando así cambiar la conducción del Centro de Estudiantes. Más del 70% de los estudiantes brindó a este nuevo espacio que se presentó a elecciones con las premisas defender los derechos estudiantiles, bregar por el bienestar y plantar la bandera de la excelencia académica. Con la contudencia de los números, el estudiantado dejó en claro su fuerte rechazo al radicalismo universitario.
El fundador del espacio que se alzó con la histórica victoria, Milton Astroza, fue claro al describir el contexto: “los estudiantes se cansaron de la inacción de Franja Morada. Estuvieron muchos años y no hicieron nada por ellos.” Y destacó que “la gente de Martín Arjol tuvo la oportunidad demasiados años y no la aprovecharon. Solo usaron para hacer política con el radicalismo.”
La agrupación formada en febrero de este año cuenta actualmente con 3 de los 4 Consejeros Estudiantiles.
A decir de su referente, el espacio promete un nuevo tiempo para los jóvenes estudiantes, con más derechos y más garantías, en donde también se seguirá defendiendo la educación pública universitaria como se merece.
Este espacio, que será el encargado de conformar el nuevo Centro de Estudiantes en la Facultad de Ciencias Económicas, tiene como principales referentes a su Presidente Diego Llanos, un jóven estudiante de la Licenciatura en Economía, junto a la Secretaria General Daniela Feversani. De esta forma, el ámbito universitario se transforma en un nuevo foco de incendio para el radicalismo misionero que a través de Franja Morada cosechó menos del 20% de los votos.
Por Nicolás Marchiori