Con un taller sobre manipulación segura de alimentos, dirigido a los responsables de merenderos, se efectuó el cierre de actividades del Programa “Activando Voluntades”. La última charla del año estuvo a cargo de la técnica bromatóloga Natalia Mascheroni.
Antes de la entrega de certificados, el presidente del Directorio del IPLyC SE felicitó y agradeció a las participantes, e indicó que “como Estado es muy importante tener presencia en los distintos lugares, barrios, comunidades. Siempre los recursos son escasos, pero gracias a la sinergia y al trabajo mancomunado, ustedes también pueden aportar desde el lugar que les toca”.
Rescató la tarea que cada una de las mujeres desarrolla en el merendero y dijo que “esperamos sumar a más personas como ustedes, partiendo desde la solidaridad, y ser un punto de encuentro. Este gobierno y, puntualmente el gobernador (Oscar) Herrera Ahuad es una persona de una sensibilidad social enorme, y nos transmite eso todos los días”.
La responsable de “Activando Voluntades”, Mabel Pezoa, indicó que en 2022 trabajaron con meriendas para 1500 niños que asisten a los 34 merenderos situados en distintos puntos de Misiones. “Se acompaña con el alimento, pero buscando generar el valor de la solidaridad. Las personas que están al frente, hacen tarea voluntaria, de corazón, todos los días o tres veces a la semana, depende de los recursos con que cuentan. Buscamos que ese valor que es la solidaridad, genere también vínculos entre esa comunidad y que ese espacio de alimentos no sea simplemente eso, sino que sea un espacio de transmisión de conocimientos, información y de formación”.
Agregó que desde el programa “escuchamos propuestas y vemos cuáles son las necesidades. Cerramos el año con este taller sobre manipulación de alimentos ya que en esos espacios se elabora comida especialmente para niños y nos parece muy importante ese acompañamiento. Seguimos con el tejido en los lugares que nos quieren acompañar. Tenemos voluntarias tejiendo en diez merenderos y otro grupo que viene al taller de los jueves”, donde se hacen mantas para hospitales y salas de neonatología, además de entregar al programa PAS de la zona capital. El IPLyC SE provee las lanas, las agujas y la capacitación, los merenderos, en tanto, “realizan la actividad y participan de las entregas o nos informan adonde debieran entregar algunas mantas, como para hacer más democrática esta participación”.
Con el apoyo del Ministerio de Salud Pública trabajan con la atención odontológica a niños que concurren a los merenderos, con la prevención como herramienta para la salud. Se brindan charlas para madres, para las responsables de los merenderos, se entregan los cepillos y se prepara el flúor. “Esa tarea se llevó a cabo durante todo el año, y la idea es llegar a todos nuestros espacios con esta propuesta”, apuntó Pezoa.
También se ocupan del sobrepeso y obesidad en niños, “una patología que se ha visto mucho en estos últimos tiempos. Hay merenderos que tienen su gimnasio; otros, organizan horarios de caminata para los mayores, las madres, generando conciencia y hábitos e involucrándose en un proceso de mejora continua”.
A su entender, el tejido social debe ser fuerte “para poder salir de la crisis. Y el tejido social se construye entre todos, en todos los espacios, estamentos, niveles. En las personas que están en los merenderos encontramos una fortaleza, voluntad de participar y de brindarse a través de valores como la solidaridad, acompañando los procesos del Estado. Los merenderos que venimos acompañando están vistos como un espacio social de formación y de capacitación. A la copa de leche inicial, fuimos agregando valor, ya que podemos prevenir, enseñar, capacitar”.
Compromiso y responsabilidad
Julia Hoffmann, del merendero “Tía Julia”, del barrio Las Quintas, de San Vicente, llegó como tantas otras mujeres a la capacitación sobre manipulación de alimentos. Hace 14 años desarrolla esta tarea y ahora tiene a su cargo 150 chicos. “Damos el almuerzo y merienda de acuerdo a las mercaderías que tenemos y al ingenio de las mujeres. Plantamos verduras que usamos en la cocina y también las vendemos para comprar algunos alimentos que no nos llegan”, contó.
Dijo que los cursos y talleres “nos sirven muchísimo”. Por ejemplo, después de la charla sobre salud bucal, “llevamos cepillos y les enseñamos a cepillarse. Ahora cada uno tiene un cepillo con su nombre, y lo hace después de comer”.
Al merendero y comedor solidario dirigido por Graciela Gómez asisten 80 chicos de los barrios El Chogüí, La Calandria, Nueva Esperanza, Colina y Zona Agraria. “Hacemos merienda tres veces a la semana y cuando es posible, servimos la comida. Tenemos una huerta, damos apoyo escolar y tenemos una pequeña biblioteca, además de reunirnos a tejer las mantas. Significa muchísima responsabilidad porque los chicos vienen y tenemos que dar una respuesta. Trato de asistir a todos los talleres y cursos que nos brindan acá, son de mucha utilidad para nosotros y para las madres entre quienes replicamos lo aprendido”, expresó.
Desde hace ocho años Teresa Álvarez tiene a su cargo el merendero “La hora feliz”, de Candelaria. Allí unos 70 chicos reciben merienda y desde hace unos pocos meses, también asisten al comedor. “En las capacitaciones aprendimos muchas cosas y se las transmitimos a los niños, a las madres. La charla de hoy me sirve de mucho, para saber cómo manejarme en la cocina, como cuidar la limpieza, los alimentos. Las madres están contentas porque los chicos van a tomar una leche bien hecha, y yo estoy muy agradecida con el equipo”.