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La extraña desaparición de Ramona Ponce: salió de su casa hace cuatro años y nunca más pudieron encontrarla

Ramona, apodada “Telma” por su familia, había ido a Paso del Rey a pasar las fiestas de fin de año y hasta el momento no hay indicios de qué pasó. “No puedo creer que no se sepa nada”, dice su hija.

“Todavía la seguimos buscando, han pasado siete meses”, dice una publicación del 5 de agosto de 2019 en la red social Twitter. “Ha pasado un año y nueve meses, y ni una noticia de mi mamá”, dice otra publicación del mismo usuario, esta vez el 28 de enero de 2020. Quienes la buscan son sus hijos, Vanesa y Omar. Su mamá es Ramona “Telma” Ponce, una mujer de 72 años al momento de su desaparición que, desde ese entonces y hasta el día de hoy, noviembre del año 2022, sigue sin aparecer y cuya búsqueda se sostiene en una recompensa de un millón de pesos dispuesta por el Estado.

El 23 de diciembre de 2018, domingo al mediodía, Ramona salió de su casa quinta en la calle Concejal Roca N° 160 de la ciudad de Paso del Rey, ubicada en el partido de Moreno, en provincia de Buenos Aires. En su patio tenía un árbol de paltas que regalaba siempre que le pedían, y después de llevarle algunas a una vecina, un joven le pidió algunas para su mujer embarazada. 

Según la reconstrucción de lo sucedido, Ramona insistió en acompañarlo en el trayecto de vuelta a su casa, y caminaron juntos hasta el puente, el último lugar donde se pudo ver a la mujer con vida, el último rastro certero de su paradero en los últimos cuatro años.

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Ramona “Telma” Ponce tenía 72 años al momento de su desaparición. 

Poco más de media hora más tarde, su marido y su hijo salieron a buscarla. Fueron separados, uno en auto en una dirección, el otro caminando hacia el camino opuesto. En el transcurso de la tarde fueron a la comisaría, hicieron la denuncia, y la policía salió en una camioneta a buscarla por los alrededores. El resultado siguió siendo el mismo.

Vanesa es la hija mayor de Ramona y vive en España desde hace varios años. Se enteró de la desaparición de su mamá por un llamado de su hermano mientras estaba de vacaciones en Inglaterra con su esposo y, a las pocas horas sin novedades, no soportó la desesperación y sacó un pasaje de vuelta a la Argentina.

“Me llamó y me dijo que no aparecía, yo dije bueno, pero ya va a parecer, porque uno no piensa que se va a perder. Al otro día ya estábamos preocupados. Yo saqué un pasaje para volver, me vine con una valijita y solo ropa de invierno”, dice en diálogo con PERFIL sobre las primeras horas de búsqueda de su mamá, que nunca pensó que se convertirían en años. 

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Vanesa, la hija de Ramona. 

“Así como llegué me fue a buscar una amiga y me fui directamente al Ministerio de Seguridad. Ahí empezó una seguidilla. Es como que uno ni vive, solamente está abocado a eso, a que se te ocurran cosas para que se difunda”, dice. Cuando desapareció, hacía poco más de un mes que no se veían. 

Ramona Ponce: teorías y testimonios, pero ningún dato 

Durante las primeras semanas, que luego se volvieron meses, las dudas estuvieron enfocadas en el joven al que Telma había acompañado, un hombre que era de la zona pero que en base a las descripciones nadie reconocía por el barrio. “Estamos tratando de ubicarlo para que nos diga dónde la vio por última vez”, decía la publicación de Facebook junto al identikit del por entonces sospechoso. 

En las dos cámaras que había en ese trayecto y en las de una verdulería a las que pidieron y lograron acceder, se la veía a Ponce caminando con el hombre en dirección hacia el puente de Paso del Rey, el último lugar donde se la vio.

Finalmente, al localizarlo, el joven quedó demorado, fue interrogado y allanaron su domicilio, pero nada de lo que encontraron en el lugar lo vinculaba con Ramona. Según su relato, al llegar al puente ella le dijo “te acompaño, crucemos”, y él le advirtió que era peligroso, que era mejor que se quedara y volviera a su casa. El, declaró, cruzó solo y no volvió a verla.

Ramona Ponce
Paso del Rey, Moreno, provincia de Buenos Aires. 

La causa fue caratulada como averiguación de paradero y extravío de persona, intervino la comisaría primera de Moreno e investigó la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio N° 8 de ese mismo partido, a cargo de la Dra. María Gabriela Urrutia. 

“Encima fue una época mala, 23 de diciembre, justo en las fiestas, todo el mundo está en cualquier cosa, festejando. Eso fue bastante frustrante, porque uno quería comunicarse con alguien y estaban todos de feria o vacaciones. Pasó como un mes hasta que pudimos lograr que alguien nos atendiera en la municipalidad de Moreno”, dice la hija de Ponce. 

En febrero de 2019, las autoridades realizaban un segundo rastrillaje en las inmediaciones del río Reconquista. La fiscal tenía la hipótesis de que, como ese día la temperatura era muy alta, durante la caminata Ramona se había descompensado y se podía haber caído al río. 

El comisario Carlos Silva, responsable del área de Búsquedas de Personas de la Dirección Departamental de Investigaciones de Moreno y General Rodríguez, dijo por ese entonces en una entrevista al medio local Semanario Actualidad que no había ninguna certeza: “No descartamos ninguna hipótesis”. 

Por esos tiempos, Ramona Ponce se estaba sometiendo a análisis y pruebas a nivel neurológico, y si bien no era definitivo, el diagnóstico posible era demencia semántica. El desconcierto sobre su desaparición es, además, que salió de su casa sin elementos que le permitieran ir más lejos: no llevaba plata, ni tarjeta SUBE, sólo las llaves.

Luego, explica Vanesa, indagaron en el contexto familiar, y ellos descartaron por completo una huida por voluntad propia: dicen que estaba bien, que la relación con su padre era buena. A raíz del aporte de una persona, quien dijo haber visto a una mujer muy similar a Ramona con un hombre más joven –caminando abrazados como si fueran pareja– también les consultaron si su mamá podría tener una relación extramatrimonial. “Algo totalmente irrisorio, pero bueno, ellos tienen que seguir todas las pistas”, dice Vanesa. Al verificar ese dato, se trataba de otra mujer de aspecto similar. 

Ramona y su esposo vivían solos en Capital Federal e iban a ese domicilio en Paso del Rey –ubicado en el Gran Buenos Aires, a más de 40 kilómetros de la ciudad– en el verano y a pasar las fiestas lejos de la ciudad desde hacía 40 años. 

Debido a que su salud estaba bajo observación, otra posibilidad que se consideró fue que ella hubiera decidido tomar el tren para volver a su casa en Capital, cerca de Once. Otro testigo también informó a las autoridades que creía haberla visto allí. Ante esto, la familia de Ramona pidió el acceso a las cámaras de esos días, organizaron una distribución de tareas y chequearon ellos mismos cada una de las grabaciones. “Mis amigos y yo nos repartimos los días, y estuvimos mirando horas y horas, pero nada”, explica Vanesa.

Un esquema similar se repitió para visitar hospitales y morgues, por la posibilidad de que Ramona estuviera internada o hubiera sido hallada sin vida pero no hubieran podido identificarla. “Hice un cronograma con mis amigas, y cada una iba a los hospitales una vez por semana y preguntaba, consultaba por gente NN… hicimos eso hasta marzo, abril”, dice. 

Las pistas siguieron: hubo gente que dijo que la vio en un barrio cerca de Moreno, también en un accidente en la autopista en el que había una persona parecida. Fueron a cada uno de esos lugares a verificar, pero siempre el resultado fue negativo. 

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El 20 de agosto de 2019, el Ministerio de Seguridad dispuso una recompensa de $250.000 para quien pueda aportar datos sobre el paradero de Ramona Ponce, y en agosto de 2022 se Incrementó –por un aumento general que decretó el Ministerio– a 1.000.000 de pesos. Desde Seguridad confirmaron a PERFIL que “no hubo aportes” sobre la búsqueda de la mujer. 

“Cuando ya vi que no había muchas más cosas que pudiéramos hacer, yo empecé a pensar que estaba muerta. Yo ya no tengo esperanzas de que aparezca viva, o que alguien diga algo. Tampoco puedo creer que no se sepa nada, cómo alguien puede desaparecer como si hubiera sido abducida por un ovni, es algo super raro, no es normal eso”, dice Vanesa a este medio. 

Sobre la rigurosidad de la búsqueda, Vanesa reconoce que las autoridades podrían haber hecho más pero también pudo ver, por esos meses, “la falta de recursos”. “Yo creo que es todo producto del sistema, que está todo mal, y no te pueden ofrecer los medios para buscarlo bien”, dice. 

“Por suerte mi hermano es abogado y sabe qué presentar, qué pedir, presionamos bastante. Lo que él me dice es que en el juzgado ve que los casos de desaparición tiene medio cuerpo o un cuerpo, y el de mi mamá tiene como cuatro o cinco de todo lo que rompimos para que movieran algo”, explica la hija de Ramona. 

La participación activa en la búsqueda, en impulsar la causa, algo que le pasa a muchos familiares de víctimas en situaciones similares, desgasta, agota y duele, deja entrever Vanesa. “Llega un punto en que uno ya se harta, no quiere saber nada, medio como que ya nos resignamos”.

El Ministerio de Seguridad solicita información que conduzca directamente a encontrar a Ramona Ponce, vista por última vez el 23 de diciembre de 2018. La recompensa es de $1.000.000, y pueden contactarse de manera anónima llamando al 134.

Por Anabella Gonzalez-Perfil