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La nueva vida de Julieta Silva, la joven que atropelló a su novio y dijo que creyó que había agarrado un pozo

El trágico episodio ocurrió en 2017 luego de que la mujer y Genaro Fortunato discutieran en las afueras de un bar. La acusada estuvo presa tres años pero finalmente salió en libertad.

Julieta Silva, la mujer que fue condenada en Mendoza por atropellar y matar a su novio Genaro Fortunato, reapareció en público y con vida nueva. Luego de recuperar su libertad, se casó y ahora disfruta de una nueva etapa.

A través de sus redes sociales, Silva compartió imágenes de la ceremonia religiosa junto a su pareja Lucas González

y mostró lo que fue la fiesta en compañía a sus hijos, familiares y amigos.

Después de la boda, la flamante pareja emprendió viaje hacia Playa del Carmen, México, el lugar elegido para pasar su luna de miel. En las postales se los vio felices disfrutando de su nueva vida en pareja.

Silva fue condenada en septiembre de 2018 a tres años y nueve meses de prisión por el homicidio culposo agravado de su exnovio Genaro Fortunato en las afueras de un bar en San Rafael. Sin embargo, recién en noviembre de 2019 la Corte mendocina confirmó la sentencia.

La condena contra la mujer fue firmada por el Tribunal Penal Colegiado N°1 de San Rafael, conformado por Rodolfo Luque, Julio Bittar y María Eugenia Laigle. Para los magistrados, el trágico episodio fue solo un accidente.

Aunque en febrero de 2020 la justicia le negó un pedido de salidas transitorias, un mes más tarde Silva pudo acceder al beneficio de la libertad condicional por completar los dos tercios de la condena.

Cómo fue el crimen de Genaro

El hecho ocurrió en la madrugada del 9 de septiembre del 2017 a la salida de La Mona Bar, ubicado en Hipólito Irigoyen y El Chañaral, en la ciudad mendocina de San Rafael. Unas horas antes, Silva y su novio habían asistido allí.

De acuerdo a los testigos, Silva mantuvo una discusión con el joven cuando se dirigían al auto. La joven arrancó, pero él intentó disuadirla desde afuera del vehículo. Segundos más tarde, Genaro cayó al suelo.

Según las pericias, la mujer salió aquella madrugada con su auto que estaba estacionado en el carril derecho de la calle El Chañaral, hizo 150 metros, giró en U y volvió en dirección a la ruta. Fortunato estaba en el piso reponiéndose y es ahí cuando ella lo atropelló y lo arrastró más de tres metros hasta que se detuvo.

Cuando se bajó, Silva vio el cuerpo de su novio sin vida en medio de la calzada: le había aplastado la cabeza. Los peritajes toxicológicos realizados al cuerpo del rugbier indicaron que al momento del hecho tenía 1,8 gramos de alcohol por litro de sangre, mientras que la mujer contaba con 0,8.

Ante el tribunal en el juicio oral, la acusada sostuvo que al momento del hecho no usaba los lentes recomendados por su astigmatismo y que no vio que su novio permanecía tirado en la calle. Incluso, llegó a decir que cuando lo pasó por encima, creyó que en realidad se trataba de un pozo. En ese sentido, los jueces entendieron que la joven actuó con “negligencia e imprudencia”, pero que no hubo dolo para matar al joven.

La defensa indicó que la muerte de Fortunato fue un accidente -algo que finalmente determinó el Tribunal-, además de tirar abajo la existencia de un vínculo amoroso entre ambos y pidió la absolución de Silva. En tanto, la querella solicitó 20 años de prisión para ella. Sin embargo, la condena fue bastante menor: tres años y nueve meses de prisión e inhabilitación para conducir por ocho años.

Fuente: TN