Economía explica que la minicorrida responde a cuestiones estacionales y pronostica su fin para los primeros días de enero. El BCRA, con liquidez de reservas.
La profundización de la minicorrida del dólar blue no despertó angustias en el Ministerio de Economía, en donde siguieron de cerca la movida alcista de la cotización informal, pero sin evaluar medidas extraordinarias para intervenir en su apogeo. Para Sergio Massa, el precio récord de la moneda estadounidense no tiene justificativo económico debido a que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) cuenta con liquidez en sus reservas y existe oferta de billetes en el mercado, por lo que estima que durante la primera semana de enero habrá un nuevo descenso de la ola verde que promete dejar en desventaja a todos los compradores que se apresuraron por resguardar sus ahorros en dólares.
“El BCRA compró hoy (por este miércoles) 239 millones de dólares en el mercado de cambios por encima de la liquidación de la rueda CAM9, donde los exportadores de soja vendieron 203 millones de dólares”, festejaron desde el quinto piso del Palacio de Hacienda, en donde consideraron que esa sola noticia alcanzó para dejar claro que el movimiento del mercado paralelo responde a cuestiones estacionales y no a un problema de incertidumbre por el futuro de las tenencias de los argentinos, ni por faltante de dólares para abastecer la demanda de las importaciones o la compra formal de divisas en los bancos para las personas que cuentan con los requisitos para su acceso.
Desde la puesta en marcha de la segunda edición del dólar-soja, mediante el programa de promoción de exportaciones se liquidaron 2.858 millones de dólares, lo que deja al borde del cumplimiento de la meta inicial de los 3.000 millones de dólares que los chacareros tenían retenidos sus granos en silobolsas. Esa situación le permitió al presidente del BCRA, Miguel Pesce, elevar su poder de compra en el mercado y este miércoles, por caso, dio cuenta de la mayor compra diaria desde la última rueda de septiembre, lo que le permitió al Central elevar a 1.314 millones de dólares el saldo positivo en diciembre. “En el acumulado de 2022, el BCRA lleva comprados en el mercado 5.150 millones de dólares”, destacaron desde Economía.
El Central, además, cuenta todavía en diciembre con el blindaje del cepo al máximo a las importaciones que generó la puesta en marcha del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), ya que en el último mes del año los pagos para compras de insumos y bienes de capital al exterior se redujeron al máximo, según confiaron a Letra P desde la Unión Industrial Argentina (UIA). Con ese margen, la entidad monetaria logró hacerse fuerte y se convirtió en una de las caras que el jefe del Palacio de Hacienda muestra para “dejar de lado” la posibilidad de una devaluación, que acompañe el corrimiento del dólar blue. “Hay especuladores que todavía sueñan con un salto brusco del dólar oficial, cosa que no va a ocurrir”, dijo una fuente del equipo económico.
Massa espera que la estrategia de evitar una intervención para calmar los mercados tenga réditos en pocos días. “Hoy hay dólares en la oferta, el Central tiene reservas acumuladas y no existe la incertidumbre sobre el futuro financiero inmediato o liquidez. No tiene sustento esta corrida del paralelo”, analizó un operador del mercado que, de todos modos, considera que el clima de incertidumbre política “aportó a cierta desorientación de los compradores”. El ministro de Economía deberá enfrentar escenarios complejos ya desde el inicio de 2023 y más grandes a medida que avance el calendario electoral, de modo que espera que el propio mercado discipline los “movimientos especulativos con clima de cierre de año”, según lo definió la fuente vinculada al equipo económico.
En 2023, el Gobierno volverá a enfrentarse con el problema de la disponibilidad de dólares debido a que las exportaciones estarán comprometidas por la sequía, y las reservas comenzarán a flaquear con los pagos netos que hay que hacerle al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 3.400 millones de dólares. A esto hay que sumarle el mayor costo en el financiamiento producto de las subas de tasas internacionales.
“La deuda en pesos también suma presión ante la imposibilidad de extender vencimientos con el sector privado más allá de 2023 de forma voluntaria, al menos hasta el momento. En este marco, el crecimiento de un 2% previsto en el Presupuesto 2023 sería incluso una noticia positiva. Para jugar a favor en el desafío electoral, la economía debería mostrar una baja significativa en la inflación que dé lugar a una recuperación de los ingresos, un escenario que todavía tiene baja probabilidad. Para tener un buen desempeño electoral con una economía sin buenos resultados, se requiere una astucia política que ha estado totalmente ausente en el Gobierno hasta esta altura”, afirmó un informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), que dirige Andrés Asiain.
Por Ariel Maciel-Letra P