Investigadores policiales argentinos y brasileños intentan identificar a los motociclistas que atacaron y mataron a la docente.
Zona de frontera seca, la imagen de una medianera entre dos casas podría graficar la angosta divisoria entre dos países que existe en esta localidad misionera, y en la que el miércoles fue asesinada una docente de 37 años.
Carla Betiana De Olivera recibió cuatro disparos: en un brazo, en el pecho, en la cabeza y en el cuello. Fue sorprendida por una motocicleta con dos hombres a bordo con cascos colocados. El tirador fue el que se sentaba detrás del conductor. Frenaron delante de la puerta delantera derecha del Renault Sandero que conducía la maestra primaria.
El primer balazo calibre no menor a 32 según se baraja, destrozó la ventanilla donde estaba el presunto objetivo de los criminales, Ismael Sergio Batista Camardo, el concubino de De Olivera, un albañil de 42 años de quien se presume “changueaba” con cruces clandestinas a Barracão y Dionísio Cerqueira, para intercambiar divisas en un territorio donde la informalidad ya no sorprende a nadie.
Camargo se recupera de las lesiones en un brazo y del shock de los disparos que le cruzaron a milímetros, pero que impactaron en su pareja. Hasta el momento, y según fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, no aportó datos ni estableció con precisión por qué motivo estaba con De Olivera en el automóvil parado a cinco metros de ingresar en soberanía brasileña.
El Renault Sandero fue atacado sobre la avenida Malvinas Argentinas pero en un paso clandestino de vehículos a motor, uno de los cuatro puntos que se utilizan en Bernardo de Irigoyen para evitar los controles migratorios y aduaneros y las largas filas de demora.
Según un relevamiento por voces de la pesquisa, las actividades laborales de De Olivera no la vinculan con el contrabando; por el contrario, se la conocía y referenciaba como una preocupada maestra de nivel primario, tanto para enseñar a niños como a mayores de edad.
En el espacio gris, la sospecha tiene varias flechas en la pizarra y parten de Batista Camargo. “Lo relacionamos como cambista, pero tampoco mucho más que eso o alguna actividad delictiva que lo haya marcado para un ajuste de cuentas”, soltó uno de los investigadores consultados.
Lo que no se niega en Irigoyen es que los testigos o fuentes para la investigación hablen y suelten datos e hipótesis, pero ninguno se atreve a declarar en sede policial, bajo resguardo o con las garantías firmes en la mesa. “Sólo cuentan como anónimos y hasta ahí nomás”, aclararon.
Mientras la conmoción y el temor imperan en esta localidad, la investigación apunta a cruzar informes con la Policía Nacional de Brasil. Principalmente registros de cámaras de seguridad de ambos lados de la frontera.
En Misiones desembarcaron en Irigoyen expertos de la Dirección Cibercrimen de la Policía para analizar videos y mejorarles digitalmente la calidad, con el afán de lograr identificar algún detalle de los dos hombres que huyeron por Barracão en una motocicleta de 150 centímetros cúbicos, tras cometer el crimen.
El caso está bajo la instrucción del Juzgado de San Pedro subrogado, durante esta etapa de la feria judicial, por el juez de San Vicente, Gerardo Casco.
Ayer, desde la Morgue Judicial de Posadas, sólo trascendió un adelanto de la autopsia a Carla De Olivera que indicaba las lesiones de bala mencionadas.
Los integrantes de Policía Científica de la Unidad Regional XII en tanto, rescataron tres fragmentos de plomo que detectaron incrustados dentro del habitáculo del Renault Sandero. Una prueba de peso y morfología de las muestras podría aproximar el calibre del arma utilizada.
No tendrían dudas los investigadores respecto al tipo de arma utilizada -un revólver- elemento con tambor que no expulsa casquillos o vainas servidas, ya que alrededor del auto no se hallaron.
Fuente: Primera Edición