Aunque creía que en la ronda 14 alcanzaría la victoria, seis de sus copartidarios hundieron sus esperanzas y ni las concesiones que Kevin McCarthy le hizo a la extrema derecha de su partido en Estados Unidos parecían suficientes. Pero en la votación 15, por fin obtuvo los votos que necesitaba; aunque la división en los republicanos se hizo más que evidente.
Cuatro días seguidos y 14 votaciones no fueron suficientes para que los republicanos se unieran en torno a su propio candidato a la presidencia de la Cámara de Representantes: Kevin McCarthy. Aunque en la última ronda, la 15, alcanzó por fin la mayoría simple de los votos con lo que se convirtió en el vocero. No fueron los 218 que necesitaba antes, sino que obtuvo 216; que fueron suficientes ya que varios republicanos votaron “presente”, por lo que se bajó el umbral.
El padecimiento fue protagonizado principalmente por los seis republicanos que pusieron el palo en rueda a su propio partido. A saber Andy Biggs, Matt Gaetz, Bob Good, Matt Rosendale, Lauren Boebert y Eli Crane. Los tres primeros son los que más resistencia han puesto desde el inicio. De hecho, Biggs fue nominado a ser vocero y Gaetz propuso de manera jocosa al expresidente Donald Trump.
En las 11 primeras rondas, eran 20 copartidarios del ala más radical quienes se opusieron insistentemente a que McCarthy fuera el vocero. Sin embargo, en las votaciones número 12 y 13 que se realizaron este viernes, McCarthy logró convencer primero a 13 de los representantes y luego a 14. Aún así, los 214 votos eran insuficientes.
Ante el panorama, el Partido Republicano decidió postergar la votación para este mismo viernes a las 10 p.m. hora de Washington y utilizar esas horas para culminar los acuerdos con los ultraderechistas.
Por eso, a pesar de la oposición dentro de su propio partido, la mayoría de republicanos, incluido el propio McCarthy, se mostraron confiados en que la ronda número 14 iba a ser la vencida. “Creo que esta noche conseguiré los votos para acabar con esto de una vez por todas. Como tardamos tanto con esto, ahora aprendimos a gobernar”, dijo el republicano a la salida de la decimotercera votación al periódico ‘The New York Times’.
Además, la prórroga le daba tiempo a dos aliados de McCarthy para que volvieran al hemiciclo. Y es que los representantes Ken Buck de Colorado y Wesley Hunt de Texas se ausentaron en las votaciones de la mañana por motivos personales, pero se esperaba que regresaran a tiempo para la ronda final. Así, los cálculos ponían a McCarthy a tan solo dos votos de distancia de ser el vocero de la Cámara.
Al principio, los nervios se tensaron pues Kent no logró regresar a tiempo de una cita médica. Sin embargo, al final de la votación pudo estar y respaldar a McCarthy. Así, los votos de Buck y Hunt, más los de los republicanos recientemente convenidos, dejaban a McCarthy con 216 votos.
Sin embargo, el bloque de los seis ultraderechistas permaneció imbatible. Biggs, Boebert, Crane y Good continuaron votando por un candidato diferente. Rosendale votó por primera vez presente, que es un voto que no se le endosa a ningún candidato. Y Gaetz fue quien tuvo la sartén por el mango.
En el llamado por orden alfabético para que los legisladores voten, el representante por Florida se ausentó de la Cámara. Así, esperaba al segundo llamado al final de la ronda para que su voto fuera aún más decisivo. Y lo logró. Al votar “presente” por primera vez, le volvió a dar un portazo en la cara a McCarthy.
Los ánimos se caldearon. El candidato más opcionado para presidir la Cámara se levantó de su puesto y fue hacia Gaetz para intentar negociar a último minuto. Varios de los seguidores de McCarthy le gritaron al representante, al punto que en el hemiciclo se escuchó “manténgase cívicos”.
Una parte de los republicanos intentó calmar la situación proponiendo una nueva prórroga para el lunes a mediodía. Pero al final, el propio McCarthy cambió su voto para oponerse al aplazamiento, pues parecía haber logrado más acuerdos con Gaetz. “Hagamos esto una vez más”, increpó McCarthy para invitar a la ronda de votación número 15 cuando ya era medianoche.
Así, volvieron las votaciones una vez más. Pero esta vez hubo un cambio y, al parecer, una presión. Medios estadounidenses reportaron que el expresidente Donald Trump habría hecho unas llamadas telefónicas después del fracaso de la ronda 14. El antiguo líder republicano ya había insistido en que su partido cerrara filas para apoyar a McCarthy y, según los reportes de los medios, en la noche del viernes se comunicó con quienes hundieron la victoria del representante de California para que no se opusieran más en una nueva votación.
Aunque este dato todavía no está confirmado, lo cierto es que todos los seis republicanos que se oponían a McCarthy votaron “presente”. Este fue un cambio decisivo pues, aunque no le sumó a su copartidario, sí le ayudó a bajar el umbral de votos que necesitaba ya que el vocero gana por mayoría simple.
Por eso, con los 216 votos que tuvo en la ronda anterior y que continuaron en la votación número 15, McCarthy por fin logró convertirse en el presidente de la Cámara de Representantes. Aunque las profundas fisuras dentro de su partido quedaron en evidencia.
Las concesiones a la extrema derecha de los republicanos
La disputa por el poder en el Partido Republicano ha quedado más que expuesta con esta ronda de votaciones fallidas. El motivo principal: la declaración de guerra de los ultraderechistas contra McCarthy. Entre sus argumentos, más de una docena de representantes lo acusaron de ser “blando” y estar demasiado dispuesto a dialogar con el Gobierno de Joe Biden. De allí, que 20 representantes republicanos se negaran a respaldar a McCarthy durante los tres días de votaciones anteriores.
Para tender puentes, McCarthy convocó una conferencia telefónica con los rebeldes de extrema derecha. Iba con una propuesta bajo el brazo: disminuir su poder y darles más influencia. Entre las concesiones, un solo legislador podrá forzar una votación rápida para destituir al presidente, la facción ultraderechista tendrá poder de decisión sobre quién participa en algunos comités clave y podrá abrir votaciones sobre reformas referentes al gasto público.
Otro incentivo: de los 20 republicanos que esta semana han votado en contra, 14 recibieron contribuciones por un total de 120.000 dólares del Comité de la Mayoría -grupo de recaudación de fondos republicano-, controlado por McCarthy.
Medidas que lo sitúan en una situación de vulnerabilidad y que preocupan también al ala más progresista de los republicanos, que temen que nominar a representantes poco conocidos los deje como “incompetentes”. Pero que fueron acogidas con los brazos abiertos por la mayoría de disidentes.
“Estamos en un punto de inflexión. He negociado de buena fe, con un propósito: devolver la Casa del Pueblo a sus legítimos propietarios. El marco para un acuerdo está establecido, así que en un esfuerzo de buena fe, voté para restaurar la Casa del Pueblo votando por McCarthy”, publicó Scott Perry, representante por Pensilvania, en redes sociales.
En medio de la discusión en el seno de los republicanos, los demócratas conmemoraban este viernes el segundo aniversario del asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2020. La mayoría de republicanos no ha dicho nada al respecto y algunos demócratas ven una clara relación entre lo que pasó hace dos años y lo que está pasando en estos días.
“Hace dos años, una turba violenta -alimentada por el odio y un presidente tiránico- irrumpió en el Capitolio y atacó nuestra democracia. Trágicamente, las mismas fuerzas extremistas siguen dominando la Cámara de Representantes. No pueden elegir a un líder porque la sala está secuestrada por diputados que venden desinformación y quieren desmantelar la democracia.” apuntó Katherine Clark, representante demócrata de la Cámara, al respecto.
Y es que los demócratas se juegan mucho con las negociaciones de McCarthy con la extrema derecha. Como presidente de la Cámara, McCarthy tendría la autoridad para bloquear la agenda legislativa de Biden, forzar votaciones a favor de las prioridades republicanas en economía, energía y migración. Aunque por el momento, la prioridad para todos los representantes era el desbloqueo del organismo.
Por Alba Santana y María Clara Calle Aguirre-France24