Los ocho jóvenes acusados de matar a Fernando a la salida de un boliche en Villa Gesell, en enero de 2020, comenzaron a ser juzgados el 2 de enero, en el marco de un proceso judicial que atraviesa el tercer aniversario del brutal asesinato.
l 18 de enero no es un aniversario más para los padres de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado por un grupo de rugbiers a la salida del boliche “Le Brique” de Villa Gesell en 2020, ya que en medio del recuerdo se estará llevando a cabo el juicio oral contra los ocho jóvenes acusados del crimen.
Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Michael Viollaz, Lucas Pertossi y Luciano Pertossi, según la acusación, “acordaron” darle muerte a Báez Sosa en esa brutal golpiza que le propinaron frente al boliche. Ahora están detenidos y podrían ser condenados a perpetua en el juicio que se llevará a cabo una vez terminado el proceso dirigido por los jueces de Dolores, María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari.
Según la imputación, aquella noche del verano de 2020 el grupo de rugbiers y Fernando habían tenido un altercado dentro de Le Brique, por lo que intervino la seguridad del lugar y echó a los dos grupos, por separado: sin embargo, los primeros fueron en búsqueda de la víctima una vez que estaban en la puerta del boliche.
Thomsen, Pertossi, Comelli, Benicelli y Cinalli “abordan por detrás a Fernando Báez, aprovechándose de que el mismo estaba de espaldas e indefenso, y de ésta manera actuando sobre seguro, en virtud de la superioridad numérica y física, lo rodean, se abalanzan sobre él y comienzan a propinarle golpes de puño en su rostro y cuerpo” hasta que cae inconsciente y pierde la vida, según la acusación.
“Le propinaron allí en el suelo, varias patadas en su rostro y cabeza, causándole lesiones corporales internas y externas, las cuales provocaron su deceso en forma casi inmediata, al causarle un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo”, agrega la imputación hecha por la fiscal Verónica Zamboni.
Los otros tres, Villaz y Lucas y Luciano Pertossi “previo acuerdo y distribución de tareas con los otros sujetos activos, también participaron premeditadamente de la agresión con el fin de dar muerte a la víctima, posibilitando fundamentalmente la comisión del hecho, ya que rodearon tanto a Fernando Báez Sosa como a los amigos que estaban junto a él, impidiendo de esa forma que éste pudiese defenderse por sí solo e incluso recibir defensa por parte de sus amigos y/o terceros”.
Los acusados quedaron filmados por varias cámaras de seguridad después del crimen, donde siguieron con su rutina diaria de vacaciones pero fueron detenidos a las pocas horas tras ser identificados. “Tenían plena conciencia y conocimiento de que había causado la muerte de Fernando, pese a lo cual, todos ellos huyeron del lugar, y se escondieron”, sostuvo la Fiscalía.
“Chicos no se cuenta nada de esto a nadie”, fue uno de los mensajes que envió Ciro Pertossi a un grupo de WhatsApp que integraba con los otros acusados, intentando poner silencio sobre lo que había ocurrido momentos antes.
A continuación, todo lo revelado hasta hoy en el juicio contra los rugbiers:
“Cuando entré en la morgue el cuerpo de Fer estaba todo destrozado”
“Lo tiraron al piso y lo mataron, le reventaron la cabeza”, declaró totalmente quebrada por el llanto y ante la atenta mirada del Tribunal Oral 1 de Dolores Graciela Sosa, la madre de la víctima, en la primera jornada del juicio el 2 de enero.
Graciela recordó el día en que la llamaron para notificarle que algo había pasado con su hijo, quien había ido a Villa Gesell por segundo año consecutivo a vacacionar con sus amigos.
Recordó que una mamá de un compañero de colegio de su hijo, preguntándole: “Te enteraste lo qué pasó, lo llevaron en una ambulancia”. “Cuando entré en la morgue el cuerpo de Fer estaba todo destrozado, su cabeza destrozada, quise abrazarlo. No puedo creerlo hasta hoy y yo lo sigo esperando”, dijo Graciela.
Sobre la madrugada del 19 de enero de 2020, recordó que sonó el teléfono, ella atendió y primero una mamá de un compañero de su hijo la había puesto en alerta sobre que algo había pasado con él. A los pocos minutos Graciela levantó a su esposo, y le dijo que tenían que ir inmediatamente a Villa Gesell porque Fernando había tenido un accidente.
El perfil psicológico de Máximo Thomsen, el rugbier que está cercado por las pruebas
Pero “cinco minutos más tarde”, un comisario la llamó a Graciela, y ella le pasó el teléfono a su esposo. Cuando éste cortó, le dijo: “Fernando murió”. “No tuvieron piedad, era un ser humano, me duele tanto lo que le hicieron, le llamaban ‘negro’. Me quedé sin nada”, aseguró Graciela.
“Señores jueces acá están escuchando el relato de un padre que perdió las ganas de vivir y de luchar y perdió lo mejor de todo que es el abrazo de su hijo”, dijo Silvino Báez, el padre de la víctima, el 2 de enero.
El hombre rememoró el sábado del 19 de enero del 2020 cuando luego de un primer llamado que recibió su esposa, luego en otro el Comisario Rosales le notificó que su hijo había muerto, “en una riña”, algo que a él lo hizo dudar porque -explicó – Fernando no era de pelearse.
Inmediatamente al cortar la llamada, Silvino recordó que no sabía qué decirle a su esposa que estaba a pocos metros suyo pero que ella se le abalanzó preguntándole qué pasaba: “a Fernando lo mataron”, le respondió. Silvino relató que junto a su esposa fueron a Villa Gesell, a la fiscalía, donde les confirmaron que su hijo fue asesinado y de allí ambos fueron a la morgue a reconocer el cuerpo de su hijo. “Cómo en este mundo puede haber tanta crueldad”, cuestionó.
La novia de Fernando Báez Sosa no puede asistir al tribunal y está bajo tratamiento psicológico
Julieta Rossi, la novia de Fernando, es una de las grandes ausencias en el juicio contra los rugbiers, según explicó su padre, quien dijo que la joven que no está en condiciones de declarar y “afrontar” el proceso y que se encuentra bajo tratamiento psicológico.
Oscar Rossi graficó el 3 de enero que había ido a vacacionar a Pinamar y se trasladó a Villa Gesell cuando recibió un llamado de Julieta. “Papá venite, yo estoy en la Comisaría y Fernando en el hospital”, le dijo ella.
Rossi señaló que Fernando era un “ser humano increíble, extraordinario y muy bueno” y describió también que se encontró a los padres del joven ese 19 de enero del 2020 en la morgue para reconocer el cuerpo.
“Te juro que no le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fernando, ni un cazador para un animal”, dijo Rossi.
El testigo indicó que la entonces fiscal de instrucción Verónica Zamboni, a cargo entonces del caso, le explicó lo que había ocurrido y que a su hija le pidió una prenda que ella tenía en sus manos y que, momentos antes, había llevado puesta Báez Sosa, para los estudios de ADN. Esa fue una prueba clave, pues el cotejo de los rastros genéticos de esa prenda luego se hizo con otras que pertenecían a los rugbiers implicados.
“Había tres o cuatro pegándole a Fernando y un par evitando que nos acerquemos nosotros”
En la audiencia del 3 de enero Lucas Filardi, uno de los amigos de Fernando Báez Sosa, dijo que no puede borrarse la imagen de cuando los rugbiers lo mataron. “Había cuatro o cinco personas pegándole a Fernando”, dijo Filardi, quien recordó que, tras haber sido expulsados del local bailable, el joven estaba a su lado, mientras que, con un puntero, señaló su ubicación en la vereda en una pantalla en la que le exhibieron fotografías de las inmediaciones de Le Brique.
El abogado querellante Fabián Améndola le preguntó quiénes de los acusados le habían pegado a Fernando y él dijo que no recordaba sus nombres, pero sí quién le había pegado a él: “Creería que Luciano Pertossi”. Por su lado, Fernando Burlando le consultó cómo fue el primer golpe a Fernando y Filardi contó: “Una piña muy fuerte en la cara, para desestabilizarlo y fue repentina”.
Momentos antes, según recordó el joven, Fernando le dijo que estaba preocupado porque los habían echado del boliche y que le aclaró: “Yo no hice nada”. Luego continuó declarando y señaló: “Le pegan una piña a Fernando y cae al piso, quiere levantarse y ahí patadas y piñas. Primeramente fue la piña para tirarlo y después patadas“.
Filardi fue más allá: “Sé que fueron patadas en el pecho y en la cabeza”, dijo y, a tal punto, gesticuló cómo fueron esas patadas y manifestó que eran con “mucha saña”. “Lo que recuerdo es que había tres o cuatro pegándole a Fernando y un par evitando que nos acerquemos nosotros, yo que estaba más cerca por ejemplo”, agregó sobre lo vivido esa noche.
Un amigo de Fernando Báez Sosa, el primero en señalar a Thomsen durante el juicio
Máximo Thomsen, le dio “tres patadas en la mandíbula” a Fernando Báez Sosa, según la declaración de Juan Bautista Bezzuso, otro de los amigos de la víctima, quien identificó a Thomsen y a Enzo Comelli como parte del grupo que atacó a su amigo, provocándole la muerte.
En su declaración del 3 de enero, Bezzuso recordó cómo se inició la pelea entre su grupo y el de los rugbiers, aparentemente por empujones en el local bailable, y que se enteró que la seguridad del lugar había expulsado a
Fernando Báez Sosa y por eso salieron todos a la puerta.
Según recordó, puede que otro de sus amigos, Thomas D’Alessandro, haya reaccionado, pero Fernando no tuvo esa actitud. Bezzuso indicó que pudo observar cuando uno de los atacantes le dio “una piña a Fer que lo sienta, y cae de rodillas” y al instante le daban “patadas en la cabeza”.
“Estaba como inconsciente”, fue el recuerdo sobre su amigo cuando cayó al piso por los golpes. Agregó que el que golpeó en ese momento a Fernando tenía puesta “una bermuda marrón y una camisa blanca”, y a pedido del fiscal señaló a Enzo Comelli.
Bezzuso dijo que “recuerda a dos pegándole a Fernando” aunque no sabe si hubo otros dos agresores. “Paren, paren”, rememoró Bezzuso que les gritó a los agresores, y ahí recibió una piña que lo descolocó, por lo que fue en búsqueda de ayuda de los patovicas del boliche Le Brique.
Con “verguenza” y “dolor”, Guarino identificó a Thomsen y Luciano Pertossi en la escena del crimen
Los rugbiers “siempre eran mayoría a la hora de pelear contra una o dos personas”, dijo Pablo Ventura
Pablo Ventura, el joven que estuvo detenido algunos días como supuesto partícipe del crimen, dijo en la audiencia del 4 de enero que vio a los 8 acusados pelear “en varias situaciones, a la salida de algún boliche en Zárate o en jodas”. “Siempre, eran tres, cuatro o cinco, siempre eran mayoría a la hora de pelear contra una o dos personas”, explicó.
Ventura recordó que al día siguiente del asesinato de Báez Sosa la DDI de Campaña lo fue a buscar a su casa de Zárate y luego fue trasladado a Villa Gesell, a la fiscalía. Allí -recordó- le dijeron que él había sido mencionado por uno de los rugbiers entonces detenido, como partícipe del ataque y que, ante las preguntas del fiscal, el joven ratificó que, al momento del crimen, él estaba en la ciudad de Zárate.
“No me sorprendió nada lo que hicieron porque ya tuvieron peleas en Zárate”, señaló Ventura, oriundo de esa ciudad bonaerense y agregó que conocía “de vista” a los rugbiers. “Es una ciudad chica Zárate, hay un solo boliche y nos cruzábamos ahí”, recordó el joven.
Juicio por Fernando Báez Sosa, día 11: testimonios clave de Guarino y del “rugbier número 11”
Durante la misma jornada, Luciano Bonamaison, amigo de Fernando Báez Sosa, aseguró que Máximo Thomsen le pegó una patada, “con odio, brutalidad y con intención de matar”, luego de haber sido expulsados de Le Brique y habló de una “emboscada” hacia ellos, aunque resaltó que los rugbiers buscaban alguien en particular: “a Fernando, ellos querían atacarlo a él”.
“¿Reconocés a otras personas como agresores de Fernando?”, le consultó el fiscal Juan Manuel Dávila: “no”, dijo Bonamaison, pero sí aclaró que el grupo de rugbiers arengaban “vamos, vamos negro de mierda”. Recordó que “una chica le hizo reanimación cardiovascular” y se llamó a una ambulancia. Bonamaison dijo que “no podía creer” lo que había pasado con su amigo y que tras el ataque quedó en “estado de shock”.
Luego fue Juan Manuel Pereyra Rosas, otro amigo de Báez Sosa, quien aseveró que en la calle a él le pegaron, aunque no sabe quién. En cambio, el joven identificó a la personas que le pegó dentro del boliche Le Brique: Luciano Pertossi.
El testimonio de la seguridad de “Le Brique”
Los acusados quedaron más complicados, luego del testimonio que brindaron el 4 de enero los empleados de seguridad del local bailable, donde comenzaron los incidentes que luego derivaron en la muerte del joven. Christian Gómez, quien se desempeñaba en Le Brique como guardia de seguridad, señaló que “Nunca ví nada igual, era saña”.
“Thomsen estaba totalmente sacado”, subrayó Gómez, quien también señaló a Matías Benicelli, otro de los acusados, quien “le pegaba a todo aquel que no era de su grupo”, por lo que procedió a sacarlo del lugar, a pesar de la advertencia de Thomsen para que no se lo llevara.
Otro de los testigos, el custodio Fabián Ávila, relató que en el origen de la pelea, en el interior de la disco, Báez Sosa y Thomsen pelearon, y que el primero llegó a pegarle una trompada en el abdomen el rugbier. “Paso en medio de la gente y lo veo a Fernando y a uno de los chicos que se estaban peleando. Agarro a uno de los rugbiers de pantalón corto, y Fernando le pega una piña en el estómago”.
El custodio aseguró que intentó separar a los dos jóvenes, se cayó al piso con Thomsen y luego se encargó de sacar a Fernando del boliche, mientras sus compañeros hicieron lo propio con el rugbier.