Más de 65.000 jóvenes asistieron a la ceremonia del líder de la Iglesia católica en el Estadio de los Mártires de Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. El sumo pontífice habló sobre el perdón y la reconciliación e instó a trabajar por un futuro sin rivalidad étnica ni corrupción.
Una muestra de músculo por parte de la Iglesia católica en el continente africano. El papa Francisco reunió a más de 65.000 jóvenes en el imponente Estadio de los Mártires, ubicado en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, el país del continente con mayor número de católicos.
Una ovación ensordecedora de la multitud joven allí reunida recibió al pontífice, quien hizo entrada en un ‘papamóvil’ descubierto, como ha sido costumbre en su mandato. Sin embargo, se notaron medidas de seguridad poco vistas alrededor del Obispo de Roma, con al menos una veintena de hombres acompañando el vehículo en su anillo cercano de seguridad.
Y es que la estabilidad en la R. D. del Congo se ve gravemente afectada, entre otras cosas, por los más de 120 grupos armados que operan en esa nación y que poco a poco desangran a un país con millones de personas víctimas de la violencia. Sobre todo desde 2021, cuando escalaron los enfrentamientos con el renacimiento de la milicia ‘M23’. Por este motivo, la paz fue uno de los temas clave en el discurso de Francisco.
“De sus manos puede llegar la paz que falta en su país”, afirmó el santo padre. “Abran las palmas de las manos. Mírenlas atentamente. Amigos, Dios ha puesto en sus manos el don de la vida, el futuro de la sociedad y de este gran país”, recalcó, en medio de un fuerte aplauso.
En otro momento, el sumo pontífice hizo un llamado de atención a sus jóvenes adeptos para que “no se dejen manipular por los individuos o los grupos que buscan usarlos para mantener vuestro país en la espiral de la violencia y la inestabilidad, para poder así seguir controlándolo, sin tener consideración por nadie”.
De igual manera destacó la importancia de la lucha contra la corrupción que, a decir de la cabeza de la Iglesia católica “nunca parece dejar de extenderse”. Francisco replicó este mensaje en particular en una de las lenguas de los congoleños, el francés. “No a la corrupción”, repitió, en ese idioma.
“Si alguien te ofrece un sobre con un soborno, o te promete favores y mucho dinero, no caigas en la trampa”, puntualizó.
El jefe del Estado Vaticano recalcó además la importancia del perdón, la reconciliación, ingredientes clave para evitar la rivalidad étnica. “Cuidado con la tentación de señalar con el dedo a alguien, de excluir a otra persona porque es diferente; cuidado con el regionalismo, el tribalismo o cualquier cosa que te haga sentir seguro en tu propio grupo”, resaltó.
Otro de los temas que tocó el romano pontífice fue el de vivir una vida “virtual”, refiriéndose a cierta dependencia de las generaciones actuales con los aparatos electrónicos, especialmente los celulares. “No podemos conformarnos con el mero interactuar con personas lejanas e incluso falsas. La vida no se escoge tocando la pantalla con el dedo. Es triste ver jóvenes que están horas frente a un teléfono”, subrayó.
La importancia del encuentro con los jóvenes radica en que más de dos tercios de la población congoleña cuenta con menos de 25 años. Este sector, en particular, es víctima de abusos en medio del complejo contexto que vive el país, según varias organizaciones humanitarias y las Naciones Unidas.
La visión de los jóvenes de la República Democrática del Congo
Al finalizar el encuentro, muchos de los jóvenes presentes reflexionaron sobre las palabras de Francisco. Según Joel, de 21 años, “el papa tiene razón” en lo que respecta al tema de la corrupción. “El país va mal (…), para entrar a algún lado hay que corromper a la policía. Y espero que el gobierno, la policía cambie en ese sentido”, afirmó el también estudiante de arte.
Por su parte, Kavira Shukuru, de 26 años, señaló directamente a la dirección del país. “Tenemos la impresión de que nuestros líderes no hacen absolutamente nada para mejorar las condiciones de vida de la población y que minimizan la capacidad de los jóvenes para mejorar las cosas”, aseveró.
Su dolor es mi dolor
En la víspera, el papa Francisco celebró una misa en la que participaron al menos un millón de personas. El mensaje fundamental fue el perdón.
El líder católico escuchó testimonios de varias víctimas de la violencia que azota a la República Democrática del Congo. Entre ellos, los medios de prensa destacaron una esclava sexual que fue obligada a cometer canibalismo, una adolescente que fue “violada como un animal” durante meses y un joven que observó cómo le cortaban la cabeza a su padre.
Las víctimas ofrendaron ante un crucifijo los objetos que causaron el dolor que marcó sus vidas: la estera sobre la que fueron violadas, o el machete con el que se mutilaba o asesinaba.
El papa señaló también a las potencias mundiales y a las grandes empresas que operan en el país. “¡Qué escándalo y qué hipocresía, cómo se está violando y matando a la gente, mientras sigue floreciendo el comercio que provoca esta violencia y muerte! ¡Suficiente!”, exclamó.
La visita a la República Democrática del Congo culminará el viernes, cuando la comitiva papal tome rumbo a Sudán del Sur, la nación más joven del mundo, pero también azotada por los enfrentamientos y el hambre. Remanentes de la guerra civil librada entre grupos étnicos y que ha dejado unas 400.000 víctimas.
Por Rafael Pérez-France24