Casi 13 millones de personas están habilitadas para elegir autoridades regionales en unos comicios que se desarrollan entre estos domingo y lunes.
En medio de un clima de gran apatía, el gobierno de derecha de Giorgia Meloni enfrentaba este domingo y lunes su primer test electoral desde su aplastante victoria del 25 de septiembre pasado, en elecciones para renovar autoridades en las dos regiones más importantes de Italia: Lacio (Roma) y Lombardía (Milán).
Con el fantasma de una gran abstención de telón de fondo, Meloni espera conquistar el Lacio, bastión electoral de su partido post-fascista, Hermanos de Italia, hasta ahora en manos de la centroizquierda con el gobernador saliente Nicola Zingaretti, del Partido Democrático (PD).
Además, apunta a fortalecer su supremacía absoluta en la coalición de gobierno que lidera con la votación en Lombardía: allí, en lo que se considera la cuna del berlusconismo –por el expremier y líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi- y que desde hace diez años es el reino de la xenófoba Liga de Matteo Salvini, su partido podría superar a los de sus aliados, como ya ocurrió en las elecciones nacionales de septiembre. Algo que consolidaría el liderazgo político de Meloni, la primera mujer jefa de gobierno de la historia de Italia, en detrimento de sus dos aliados, Salvini y Berlusconi.
Una encuesta de Ipsos del 8 de febrero pasado pronosticó una victoria en Lombardia del actual gobernador, Attilio Fontana, de la Liga, al frente de la alianza de derecha que incluye a Hermanos de Italia y Forza Italia. En el Lacio, en cambio, la victoria sería para el expresidente de la Cruz Roja, Francesco Rocca, candidato de Hermanos de Italia, Liga y Forza Italia.
Aunque el voto no es obligatorio, casi 13 millones de ciudadanos de Lombardía y Lacio estaban llamados a renovar el consejo regional y elegir el presidente de la región. La cita era desde las 7 a las 23 del domingo y mañana, lunes, de 7 a 15, en una elección directa y sin ballottage, en la que se puede cortar boleta: votar a un candidato a presidente, pero, al mismo tiempo, la lista que apoya a otro partido. Justamente por eso el gran temor de la Liga es que Fontana gane la presidencia de la región, en un triunfo que podría llegar a ser muy amargo si llegan a ser más numerosos los votos de Hermanos de Italia.
La votación se da en medio de una atmósfera de gran indiferencia y de la división de la oposición, con el PD, la principal fuerza, de centroizquierda, prácticamente acéfalo ya que el 26 de este mes elegirá a un nuevo líder.
De lo único que se habla es de las polémicas que dejó el famoso Festival de San Remo, histórica competición musical organizada por RAI 1, el canal televisivo estatal, evento que concluyó anoche y que la derecha de gobierno culpa de haber sido instrumentalizado en su contra. Fedex, un famoso rapper e influencer, en su exhibición, al margen de reclamar la legalización del cannabis –algo que la derecha rechaza-, destruyó la foto de un diputado de Meloni que en su pasado se disfrazó de nazi. Hubo también revuelo porque al principio se anunció que durante el festival habría una intervención grabada del presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky. Esto generó tal debate político que, finalmente, la intervención se redujo a la lectura de una carta de Zelensky a las dos de la mañana. Si bien Meloni respalda sin medias tintas a Ucrania, invadida por Rusia hace casi un año, sus dos aliados, Salvini y Berlusconi, amigos de Vladimir Putin, se ven obligados a tolerar esta posición.
“Es una elección importante, así que espero que la afluencia sea conforme a una elección como la que debe hacerse para regiones tan estratégicas para la nación. Así que vayan a votar”, exhortó Meloni al llegar a la escuela de Roma en la que emitió su voto, consciente de que la gran pesadilla es una alta abstención.
Confirmando el temor, el ministerio del Interior hizo saber que a las 19 había habido una afluencia del 26,4%, mucho más baja que la anterior vez, en 2018, cuando a la misma hora ya había votado un 58,17%.