Misiones Para Todos

Demandas y desconfianzas en la mesa de Alberto Fernández

El cristinismo llama a romper la proscripción de la vice. Quiere que Fernández se baje de la reelección. Massa pide paz. Wado, en modo campaña. El factor Rossi.

“Se viene… Wado”. El avión sobrevuela la costa de Mar del Plata, como otros que se dedican a promocionar durante el verano nombres de dirigentes políticos o empresas privadas. En la primera semana de febrero, desde la playa repleta de turistas llama la atención la bandera que flamea sobre el mar con la alusión al ministro del Interior, Eduardo de Pedro. ¿Se viene, además de Wado, el anuncio de una candidatura presidencial?

Nadie en el Instituto Patria se arriesga todavía a confirmarlo, pero hace tiempo que el dirigente de La Cámpora dedica su estadía en la planta baja de la Casa Rosada a posicionarse como eventual representante del cristinismo en las elecciones 2023. El anuncio final de Alberto Fernández sobre su voluntad de pelear – o no- por la reelección será clave en el ordenamiento del resto del tablero del Frente de Todos y, también, en la posible candidatura de De Pedro.

Esta semana corrió la versión de que Cristina Fernández de Kirchner le daría su bendición al ministro el 24 de marzo, cuando se espera que el cristinismo se movilice bajo la consigna “Democracia o mafias” para exigir el fin de la “proscripción” de la vicepresidenta. En su entorno lo niegan de manera rotunda: “¿Cómo vamos a lanzar algo una fecha como el 24 de marzo?”.

Fernández se hace esperar y llegará sin definiciones a la primera reunión de la mesa de la coalición oficialista, prevista para este jueves en la sede nacional del Partido Justicialista (PJ), ubicada en Matheu 130. El primer mandatario estará acompañado por sus funcionarios más fieles, entre ellos Agustín Rossi, quien asumirá horas antes como nuevo jefe de Gabinete.

El Presidente ya le avisó a la dirigencia territorial que “no espere milagros” del armado de la mesa. Lo dijo el martes por la noche en la reunión que mantuvo con intendentes de la Primera y la Tercera secciones electorales. Advirtió que no habrá definiciones inmediatas, que la mesa será un ámbito de discusión y que esta vez no habrá “lapiceras mágicas” en el armado de las listas, en obvia referencia al peso que tuvo Cristina en otras definiciones. “Bajemos las expectativas”, pidió el mandatario.

Las expectativas no están demasiado altas. En principio, dicen en el oficialismo, la reunión servirá para “romper el hielo” y retomar el diálogo entre sectores desconectados que tienen intereses contrapuestos, hasta que Fernández, Cristina y Sergio Massa tomen las verdaderas definiciones en una mesa reducida de tres, entre abril y mayo.

En lo inmediato, el cristinismo quiere que Fernández diga si pretende ir por la reelección, pero el Presidente pretende llevar la discusión a su ritmo. En las últimas semanas, trabajó para llegar más fortalecido y evitar que el sector ligado a la vicepresidenta lo ponga entre la espada y la pared: resistió un año al armado de la mesa política, amplió la convocatoria y juega al misterio sobre su candidatura. En su entorno dicen que no está encaprichado en ser candidato y que trabajará para que la Casa Rosada quede en manos del peronismo después del 10 de diciembre. “Amplía la cancha, tensa, empioja la discusión porque quiere que lo reconozcan como Presidente para poder negociar”, apuntó un funcionario. La Cámpora cree que las negociaciones no pueden estar “completamente discernidas” del volumen electoral de cada uno.

El espacio que responde a Massa espera que la guerra entre albertistas y cristinistas se aplaque para poder gestionar la economía en paz. “¿Qué va a pasar? Nada. Es un mecanismo elegante para seguir pateando todo para adelante”, dijo un referente del Frente Renovador. El ministro de Economía está fastidioso por la interna, “tratando de desactivar bombas”, describen en el massismo.

Massa pidió una tregua. Lo habló en privado con Cristina y con Fernández después del último cruce entre el Presidente y De Pedro. Como reveló Letra P, en el diálogo vía Telegram que mantuvo con Cristina, el Presidente sugirió el nombre de la ministra de Gobierno bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez, para reemplazar al ministro. De Pedro bajó el tono. Mientras sigue de campaña, llamó a “dejar las discusiones internas de lado” y poner el “corazón al lado de las necesidades del pueblo”.

El ministro de Economía protagonizó esta semana un episodio singular en la reunión que el Presidente armó en Olivos con los mismos intendentes bonaerenses, pero sin presencia cristinista. Una primera versión del encuentro indicó que, a tono con los deseos de Cristina y La Cámpora, Massa apuró en público esa noche a Fernández para que defina “pronto” si buscará la reelección. La información fue bien recibida en el Instituto Patria.

Según pudo reconstruir Letra P de fuentes albertistas y massistas, el intercambio “no fue tan así”. “Sergio lo planteó con mucho respeto, casi como poniendo a Alberto en rol de jefe. Dijo que sería bueno ir teniendo certezas para empezar a diagramar la estrategia”, relató uno de los presentes en la cena. Como sea, el mensaje es el mismo. Con su declaración, Massa también buscó mantener el equilibrio con Cristina después de que Fernández dijera que “cada vez que hubo conflictos internos”, el ministro estuvo a su lado.

El Presidente, igual, recogió el guante. “Puedo ser o puedo no ser candidato”, dijo y avisó que no va a anticipar definiciones para no afectar la gobernabilidad. Al igual que el cristinismo, el Frente Renovador definirá este fin de semana quiénes se sentarán en la mesa. Espera que el encuentro sirva para empezar a organizar la discusión interna, analizar y discutir la estrategia electoral. Mientras, Massa mantiene en sus encuentros con dirigentes el discurso de que no se puede “ser ministro de Economía y candidato presidencial a la vez”. Para hablar de candidaturas todavía “falta mucho”, apuntó Raúl Pérez, asesor del ministro.

Fernández llegará al encuentro del jueves con puntos ganados y perdidos. Aunque lo intentó, no logró conseguir la foto con la Liga de gobernadores que buscó durante todo el verano. La Casa Rosada debió suspender dos veces el encuentro por falta de cuórum. Los mandatarios decidieron no concurrir a ninguna cita presidencial después del anuncio del pedido de juicio político a los miembros de la Corte Suprema.

“No vienen a los encuentros porque no saben con qué se van a encontrar. Alberto los sorprende todo el tiempo y no quieren quedar en el medio de la interna, se quieren enfocar en ganar sus provincias”, graficó un funcionario que dialoga con el Presidente. Los mandatarios prometieron asistir “a escuchar” el jueves a la mesa del FdT ampliada. También habrá intendentes, representantes sindicales y de organizaciones sociales.

En su haber, el Presidente cuenta con las reuniones que sí consiguió con alcaldes de la provincia de Buenos Aires y con los últimos movimientos del gabinete. Fernández se muestra ahora solo con ministros y ministras cuya gestión le interesa reinvidicar en la campaña como Gabriel Katopodis, Tolosa Paz y Santiago Maggiotti. Aunque tardío, el desembarco de Rossi en la Jefatura de Gabinete llega para sumar en ese rubro y genera, además, expectativas en todo el arco del FdT. El hasta ahora titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) asumirá el 15 en lugar del tucumano Juan Manzur.

El santafesino piensa que hay que fortalecer la figura del Presidente para conseguir la reelección del FdT, independientemente de quien sea el candidato. Además de la relación de confianza con Fernández, Rossi tiene diálogo frecuente con Massa y recompuso el vínculo con Cristina, que había quedado dañado después de que la vicepresidenta jugara abiertamente para el sector del gobernador Omar Perotti en las elecciones 2021. En el albertismo le señalan otro punto a favor: que no tiene en el horizonte próximo ser candidato en Santa Fe, una posibilidad que había barajado junto a su entorno para la Legislatura provincial pero que finalmente desechó.

El cristinismo ya hizo públicas sus demandas. El senador Mariano Recalde dijo que la mesa deberá “sentar postura sobre la proscripción a Cristina”. Será un primer punto de fricción ya que parte del albertismo cree que la vicepresidenta no está proscripta porque la condena en su contra todavía no está firme.

En la mesa, los representantes de la vicepresidenta plantearán que el peronismo debe salir a “romper la proscripción”. No está claro cómo. Sin Cristina en la cancha, De Pedro asoma como potencial candidato en caso de que Fernández se anime a ir por la reelección o que mande a un representante en su lugar. “Que al menos haya lineamientos generales”, pide, resignado, un ministro que baja la vara del encuentro. Las cartas recién empezarán a verse el jueves, cuando todavía faltan cuatro meses para el cierre de listas.

Por Gabriela Pepe-Letra P