Felipe Menezes Iglesias -“Torchinha”, “Antorcha”; en portugués- es uno de los cuadros principales del Primer Comando de la Capital, el cartel que rivaliza con el Comando Vermelho por la venta de droga en Brasil. Tres veces se escapó de prisiones en su país y otras dos de penales de Bolivia, donde fue enviado para ser nexo con productores de cocaína de Santa Cruz de la Sierra.
Tiene que haber pasado mucha agua y muy negra bajo el puente para llegar a ser uno de los mandos medios del Primer Comando de la Capital, la mafia brasileña que disputa con el Comando Vermelho (Comando Rojo) la distribución de las drogas en Brasil.
Felipe Edvardo Menezes Iglesias (39) -“Torchinha”, “Antorcha”; en portugués- había llegado a Bolivia ostentando el récordr de haberse escapado tres veces de cárceles brasileñas. Una costumbre que no perdió al cruzar la frontera ya que en menos de dos años se fugó un par de veces de penales bolivianos, la última vez el pasado 31 de enero, cuando en la huída mató al sargento Domingo Chávez Condori e hirió al sargento Nelson Choque, los policías a cargo de su custodia.
“Antorcha” había llegado a fines del 2021 a Santa Cruz de la Sierra para organizar el tráfico de cocaína hacia los mercados de San Paulo y Río de Janeiro. La Policía Federal de su país le pisaba los talones porque el 14 de septiembre había escapado por tercera vez de una cárcel: la penitenciaría Doutor Edvaldo Gomes, en la ciudad de Petronila, estado de Pernanbuco. ¿El método? Tan simple como efectivo, descolgándose por el muro con sábanas atadas.
Por eso Menezes Iglesias ya no era Menezez Iglesias. Cambió de identidad y pasó a llamarse Andrés Luis Xavier da Rocha Nascimento, aunque en su mundo de negocios -en el que compartían cartel drogas y sicarios- seguía siendo “El Antorcha”.
En marzo de 2022, Menezez y uno de sus secuaces mataron a un productor sojero de cinco disparos a quemarropa en Mineros, unos cien kilómetros al norte de Santa Cruz de la Sierra. Casi de inmediato fueron detenidos y recluídos en el penal de Palmasola, en el centro de la ciudad. Pero como ya era un hábito, Menezez soportó tres meses de encierro y en junio se escapó utilizando sus sistema favorito, usando sogas improvisadas hechas de camisas y pantalones.
Dos días duró su libertad hasta ser nuevamente atrapado por la policía. Para evitar otra fuga esta vez lo llevaron al penal de máxima seguridad de Chonchocoro, en La Paz,
La última fuga de “Antorcha”
A fines de enero de 2023, Menezez Iglesias logró que una médica del penal paceño le diera una orden de salida para una revisión porque, supuestamente, debía ser tratado de urgencia por un traumatólogo.
Ya en el Hospital de Clínicas pidió ir al baño, donde lo esperaba Cedric Max Silva da Souza, uno de sus más fieles esbirros.
“Antorcha” y su cómplice desarmaron a los sargentos Chávez Condori y Choque, y con sus propias pistolas, mataron al primero de un tiro en la cabeza e hirieron en el pecho al segundo.
Mientras Menezez Iglesias montó en una moto en la que había llegado su compinche, Silva da Souza escapó a pie pero casi de inmediato fue detenido.
No tardó mucho en dar los datos necesarios para recapturar al “Antorcha”, que fue arrestado diez horas después, cuando se dirigía hacia las Yungas. Ese noche volvió a dormir en una celda de Chonchocoro.
Una pelea brasileña en Bolivia
El Primer Comando de la Capital y el Comando Vermelho han enviado a Bolivia a sus principales cuadros para garantizar los envíos de drogas pero también para castigar con la muerte a quienes se oponían a su interés.
Sobre este fenómeno que se perfila en los últimos años, la guerra entre facciones narcos, el abogado Joadel Bravo Becerra, exfiscal antinarcóticos señaló a Télam: “Aproximadamente cada año se realizan 30 actos de sicariato tan solo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Casi todos ligados a ajustes de cuentas entre narcos”.
En el 2022 ocho de las víctimas de estos asesinatos fueron miembros del Primer Comando de la Capital: Everton Cándido Gómez da Silva, Marceil Ribeiro de Oliveira, Pedro Gómez, Marcos Vinicius Navarro da Silva fueron acribillados. Lo mismo ocurrió con Alexander Mota da Silva, Rosauro Maturana Ramos, Fabio Bernun Junior de Imeida y Claudio Henrique Olartecha. En algunos casos habían sido acusados de traidores y otros como consecuncia de la guerra por el control del tráfico de cocaína.
En relación a esta serie de crímenes y enfrentamientos, Bravo Becerra reflexionó que la policía brasileña debe tener más información sobre los delincuentes, y advirtió: “Hay que considerar que alrededor de Bolivia existe un condominio de vecinos que tienen en el narcotráfico una importante economía. Sin ir lejos el Paraguay es el mayor productor del mundo de marihuana”.
El Primer Comando de la Capital tiene aproximadamente 20 mil miembros y nació en San Pablo mientras que el Comando Rojo básicamente es carioca. Ambos se han extendido hacia Paraguay, Bolivia y Uruguay.
Mientras tanto, “Antorcha” duerme de nuevo en la fría puna boliviana, seguramente soñando con volver a escapar, algo que esta vez tardará o nunca podrá concretar, porque ya no le darán permisos de revisión médica.
Por Jaime Iturri Salmón- Télam