El diputado de Evolución Radical y economista Martín Tetaz sostiene que hay que generar una fórmula de reparto de fondos a las provincias que “cierre brechas”. Además, piensa en una reforma constitucional a partir de 2025 con apoyo de Javier Milei.
Entre los nombres del equipo económico de Juntos por el Cambio en un eventual gobierno, el de Martín Tetaz tiene un lugar importante. El economista, que arranca su segundo año como diputado de Evolución Radical, dialogó con este medio sobre qué haría con la coparticipación, la deuda y las jubilaciones, y hasta imagina una reforma constitucional en 2025 con apoyo del libertario Javier Milei.
– En un eventual gobierno de Juntos por el Cambio, ¿qué harían con el acuerdo con el FMI? ¿Hay que revisarlo o cumplirlo como está?
La deuda no es un problema si Argentina hace las reformas importantes que tiene que hacer. No me parece que el acuerdo con el Fondo ni el nivel de deuda que tiene la Argentina (en pesos y en dólares) sean un problema. El nivel de deuda es manejable en un esquema de apertura a los mercados como puede tener hoy cualquier país de la región. Si pensamos que los mercados van a estar completamente cerrados para Argentina, no hay ningún acuerdo cumplible. Ningún país paga su deuda con un superávit de la magnitud de los vencimientos. Lo que hacen los países es, en todo caso, pagar los intereses con el superávit, y los vencimientos de capital se “rollean”.
– De todas formas, hay que alcanzar algún tipo de superávit primario, ¿de cuánto sería?
Argentina tiene que ir, por lo menos, a dos puntos de superávit primario. Pero incluso si tuviera circunstancialmente superávit, la sospecha es que no durará porque Argentina no tiene un mercado laboral competitivo y tiene un Estado demasiado grande que no funciona. Si no recomponemos el Estado para que sea más moderno y eficiente, si no le bajamos la presión tributaria a la gente, si no le sacamos los impuestos a la producción, si no cambiamos las reglas del juego laborales de las pymes, si no hacemos una reforma monetaria radical en Argentina que le de completa independencia al Banco Central, por más que tengamos un superávit circunstancial, no sería creíble.
– ¿Cómo sería la relación con las provincias? ¿Piensa en una nueva ley de coparticipación?
No hay posibilidades fácticas de hacer una nueva ley de coparticipación, porque el número necesario es el mismo que para reformar la Constitución. A mi me encantaría avanzar (eso sí puede demorar dos años) en la construcción de ese consenso político hacia una reforma constitucional para poner dentro de la Constitución la regla del equilibrio fiscal, la regla de la independencia del Banco Central y una nueva ley de coparticipación federal.
– ¿Cuál debería ser el criterio para el reparto de la coparticipación?
El mecanismo de coparticipación tiene que cerrar brechas y no ampliarlas. Y para cerrar brechas, los fondos de coparticipación tienen que ir a inversión productiva, infraestructura o educación. No pueden ir a empleo público. El esquema sería parecido al de San Luis, que tiene disciplinado el gasto interno que no sea de infraestructura con ingresos propios, y si los empleados públicos quieren una paritaria más alta, tienen que subir impuestos internos. Eso tiene que pasar en todas las provincias. No puede haber una provincia que reciba más coparticipación y que, como contrapartida, tenga más empleo público. Tiene que ser al revés: las provincias que tienen más empleo público tienen que recibir menos coparticipación.
– Algunas provincias podrían transformarse en inviables con ese esquema…
Para que eso sea viable, los cambios en el régimen de coparticipación tienen que hacerse en el margen. Si las provincias tienen fondos históricos, los respetamos, y todo crecimiento de los fondos que empiece a ocurrir a partir del crecimiento de la economía argentina, que se distribuya con el nuevo criterio.
– El Gobierno nacional le está haciendo pagar el ajuste a las provincias con las transferencias, ¿qué harían ustedes?
Cero ATN (Aportes del Tesoro Nacional). Todo el ingreso tiene que ser dirigido automáticamente por una fórmula. En primer lugar, si producís más, tenés que cobrar más. Hay que incentivar eso, porque sino se incentiva que las provincias no sean productivas. Y además la fórmula tiene que compensar brechas de desarrollo. Eso no significa fondos para gastos corrientes, sino para gastos de inversión. La fórmula también debe ser dinámica, no estable. El esquema de coparticipación está muy atado a la unidad monetaria del país. Cuando hay provincias con distinto nivel de desarrollo y productividad, complica tener el mismo tipo de cambio, porque una provincia donde crece su productividad, necesitaría que se aprecie su tipo de cambio, y una economía que se está rezagando en productividad necesitaría que se deprecie su tipo de cambio. Y al tener el mismo tipo de cambio para todos, pasa que un mismo zapato a algunos les queda grande y a otros les queda chico. Necesitamos una fórmula de coparticipación que pueda flexibilizar eso.
– ¿Y cómo sería esa fórmula?
Si en una provincia crece el desempleo, hay que aumentarle la coparticipación para cerrar esa brecha, tener más inversión y desarrollo productivo, no para que al desempleado se lo emplee en el sector público (eso debería estar prohibido). De esa manera, la transferencia no sería permanente: se necesitaría hasta que se cierre la brecha. Generar un sistema de transferencias que agranda las brechas de desarrollo tendría que estar prohibido en la Constitución.
– Pero para una reforma constitucional se necesita un alto grado de legitimidad y un acuerdo político amplio, ¿cómo lo lograrían con este nivel de polarización?
Hay una novedad, y es el fenómeno parlamentario que va a significar la elección de Milei. Con los puntos que tiene hoy en las encuestas, Milei está entre 15 y 20 diputados. Eso va a convertir al bloque de Milei en un bloque muy interesante para formar quórum y para garantizar la no reversibilidad de reformas. Después de la elección de medio término de 2025, eso se va a consolidar con un bloque libertario de entre 30 y 35 diputados. Ese esquema va a cambiar la lógica parlamentaria y puede abrir las puertas a una reforma constitucional. Hay que imaginar una reforma constitucional a partir de 2025.
– ¿Y qué puntos de coincidencia tendrían con Milei para una eventual reforma?
Hay algunos puntos de coincidencia en términos de diagnóstico: el Estado, así como está, es una estafa. Pero las coincidencias se terminan cuando Milei dice que cualquier Estado es una estafa siempre y en todo lugar, y que todo impuesto es un robo. Ese argumento, llevado al extremo, nos obligaría a hacer una ley de “cero impuestos” y “cero Estado”. En el mundo hay países con Estados que funcionan y que no funcionan, pero no hay países sin Estado. Lo que hay que discutir es un Estado que funcione. Además, en muchas de las propuestas de Milei nosotros estamos en la vereda de enfrente, como el arancelamiento de las universidades. Dicho esto, en algunas reformas institucionales que son independientes de la ideología, vamos a estar de acuerdo, como una regla fiscal y una regla monetaria.
– ¿Considera que Sergio Massa les está haciendo el “trabajo sucio” con las jubilaciones?
El trabajo sucio con las jubilaciones lo hizo Alberto ni bien asumió. Suspendió la fórmula de (Mauricio) Macri y hoy una persona que gana dos jubilaciones mínimas gana 6.000 pesos menos que lo que ganaría con la fórmula de Macri, y alguien que gana tres jubilaciones mínimas tendría que estar ganando 12.000 pesos más de lo que gana ahora. Ese es el ajuste real que generó este gobierno con las jubilaciones. Necesitamos generar previsibilidad y que las jubilaciones no sean nunca más la variable de ajuste. La única manera de hacerlo es que el 10 de diciembre las jubilaciones se establezcan en UVAs. Hay que eliminar la fórmula.
Por Roberto Pico y Carolina Ramos-VíaPaís