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El poder de Infantino: voto total, recaudación récord y juego a dos bandas entre Tapia y Macri

El presidente de la FIFA fue reelecto hasta 2027 por los 211 congresistas que estuvieron en Kigali, la capital de Ruanda. Sin oposición a la vista, se enfocó en la transparencia de su gestión –que nació luego del Fifagate que eyectó a Blatter– y enfatizó en que cuando llegó, las reservas de la FIFA eran de mil millones de dólares, y hoy son de casi cuatro mil millones. Equilibrio entre los continentes que pretenden organizar el Mundial 2030, y también entre Macri y Tapia, adversarios en el terreno local y en su visión de las sociedades anónimas en el fútbol.

Quizás la clave para entender –o explicar– el voto unánime que recibió Gianni Infantino en el 73º Congreso de la FIFA sea los idiomas en los que agradeció y celebró su reelección y nuevo mandato hasta 2027. El italosuizo habló en inglés, francés, alemán y español, casi una síntesis de cómo se viene manejando desde que asumió al frente de la FIFA, una multinacional de alcances muchas veces inimaginables.

En Kigali, la capital de Ruanda –un país pobre que contorneaba el lujo montado por la FIFA para su Congreso y los distintos consejos y reuniones–, hubo 211 congresistas que votaron por Infantino. 211 votos. Un poder real y absoluto.

El discurso de Infantino se enfocó en el desarrollo del fútbol a todo nivel y en todos los continentes, y sobre todo en una recaudación histórica que prometió seguir incrementando. “Los ingresos aumentaron hasta la cifra récord de 7.500 millones de dólares hasta 2022 en un período que se vio afectado por el covid-19. Cuando llegué, las reservas de la FIFA rondaban los mil millones de dólares, hoy son de casi cuatro mil millones”, precisó.

Que haya elegido mostrar los números no fue casual: desde que arribó a la FIFA luego de los escándalos de corrupción que eyectaron a Joseph Blatter y a todo su esquema de poder, Infantino enfatiza en la transparencia de su gestión. En Kigali hasta reconoció que estudia fijar topes salariales para evitar el colapso financiero de clubes y elusiones de todo tipo. “Puede que sea necesario introducir un tope, tenemos que pensar cómo podemos hacerlo. Lo estudiaremos con todas las partes interesadas y veremos qué podemos hacer”, dijo. 

Por mayor. Envalentonado por el éxito económico y deportivo que significó el reciente Mundial en Qatar que ganó la Selección argentina, el mayor triunfo de Infantino no fue su reelección del jueves, algo que ya estaba cantado, sino imponer el martes, en el Consejo de la FIFA, su proyecto de ampliación a 48 participantes para la edición 2026 que se disputará en Canadá, Estados Unidos y México. 

Sagaz, el mayor directivo del fútbol internacional supo hacer equilibrio entre prometer y todavía no defraudar. Así como el apoyo de la Conmebol se sostiene en la candidatura conjunta de Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay para el Mundial 2030, el apoyo de la UEFA, pero sobre todo de la Confederación Africana de Fútbol se debe a la postulación, también para 2030, de España, Portugal y Marruecos.

La elección será en 2024, y es probable que uno o más países se alejen del italosuizo ante una derrota: nadie puede conformar a todos, aunque Infantino ya logró lo que más quería: conseguir los votos que respaldan su gestión y mandato.

La pericia para conformar a uno o más lados del reelegido presidente de la FIFA también tiene su correlato en el capítulo argentino: Infantino sumó a Mauricio Macri como presidente de la Fundación FIFA y exacerba su relación, al mismo tiempo en que se abraza con uno de sus confesos adversarios en el mundillo de la pelota, el empoderado presidente de la AFA, Claudio Tapia. 

Macri ya le contó a Infantino, en una reunión que mantuvieron el año pasado, su plan para el fútbol argentino si en 2023 él o alguien de su fuerza política volvía a ganar las elecciones en el país: de-sembarcar en el edificio de la AFA que observa con cierto desdén desde hace décadas y lograr el viejo anhelo de incorporar a las sociedades anónimas deportivas como alternativa de gestión.

Tapia ya conoce esos pormenores, pero aspira a fortalecerse como lo viene haciendo desde que la Scaloneta lo blindó de desestabilizaciones. El Chiqui llegó esta semana a Kigali acompañado por los presidentes de Racing, Víctor Blanco, y de Huracán, David Garzón; y adquirió centralidad por lo que ahora implica para la Conmebol y la FIFA: en ese TEG donde se dirimen tensiones y se hace lobby para avanzar en acuerdos, un presidente campeón del mundo sabe que vale más.

Cambios mundiales

El Consejo de FIFA aprobó el martes el nuevo formato para el Mundial 2026, que contará con 48 equipos divididos en doce grupos, y tendrá un total de 104 partidos a lo largo de los cuarenta días. Se clasificarán los dos primeros por grupo, además de los ocho mejores terceros.

Los 32 seleccionados que avancen, comenzarán los 16avos. El campeón disputará ocho partidos. 

Además, el otro cambio es el Mundial de clubes: desde 2025 estará conformado por doce equipos de UEFA, seis de Conmebol, cuatro para Asia, Concacaf y África, uno para Oceanía y otro para el país anfitrión.

Por Agustín Colombo-Perfil