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Mario Markic: “Yo puedo cambiar la historia de Santa Cruz”

Dice que Santa Cruz será la sorpresa de las elecciones. ¿Por qué un periodista tan reconocido decidió meterse en política? Cómo es vivir en una provincia donde se habla en voz baja de corrupción por temor a las represalias y se puede pasar de primero a cuarto año del secundario debiendo todas las materias? El territorio que es la mitad de Francia con calles y estatuas en todos los pueblos que se llaman Kirchner

Mario Gregorio Markic recorrió todos los colores del periodismo: cronista, escritor, conductor, y gran productor de televisión. Fue testigo y relató desde la Guerra de Malvinas y la toma del regimiento de La Tablada hasta la detención del Chapo Guzmán, desde los funerales del Che Guevara en Cuba hasta la muerte del narcotraficante Pablo Escobar y tantos otros hechos importantes de las últimas décadas. Lo vimos brillar en los programas emblemáticos del Trece, Telenoche InvestigaTelenoche, y en En el camino, un programa que desde 1996 hasta ahora, recorrió varias veces la Argentina. Contador de historias, dueño de un decir exquisito, Mario nos permitió conocer cada rincón del país desde costados impensados. Nació y se crió en Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz. Es un hombre del Sur.

— No soy ajeno al Sur ni a mi tierra nunca. Y cuando vivía mi mamá iba mucho más seguido. Ahora estoy allá, soy uno más de la sociedad santacruceña.

Mario dio el salto. Decidió presentarse como precandidato a gobernador de la provincia, meterse en política y bailar con la más fea.

— La vara está muy alta. Destronar un partido que hace décadas que gobierna.

— Sí. Pero yo confío que Santa Cruz va a ser la sorpresa electoral. Creo que vamos a ganar las elecciones.

— ¿Decís que hay una mayoría silenciosa de santacruceños que quiere un cambio?

— En la mayoría silenciosa hay cierto hartazgo porque son 40 años del mismo apellido. Nosotros vamos a terminar con el feudo. 40 años de peronismo pero 35 de la familia Kirchner. Si empezás a sacar cuentas son muchos años perdidos. Problemas gravísimos de educación, de salud, de transporte. Y el tema de la honestidad, que fue noticia durante muchos años. Todo eso cada vez más va a ser una bola indetenible. Por eso me animo a decir que será la gran sorpresa electoral.

— ¿Qué te hace pensar que la gente esta vez va a votar por un cambio después de tantos años de kirchnerismo?

— Porque en las encuestas la necesidad de la gente es la honestidad, la educación. Vos sabés que los chicos pueden pasar de primero a cuarto año debiendo todas las materias? El 80% del empleo es público. A mí no me hace ruido que haya empleo público, pero debe haber desarrollo para que los jóvenes puedan optar.

— ¿No hay otras opciones?

— No. A pesar de que hay múltiples potencialidades. Tenés 800 kilómetros de costa, tenés 800 kilómetros de costa de cordillera, con todo el turismo que implica. Tenés petróleo para tirar para arriba. Tenés gas, al sur del río Santa Cruz apareció una nueva Vaca Muerta. Son dieciséis localidades, estamos hablando de una provincia que es la mitad de Francia de grande.

— ¿Es la provincia más despoblada de la Argentina?

— Sí, la densidad por habitante es… nada, son números increíbles. En un territorio que es la mitad de Francia, los jóvenes no tienen un futuro, porque no tienen otro desarrollo laboral que no sea el del empleo público. Y el empleo público tiene sus riesgos porque lo que ha pasado estos 40 años es que uno termina siendo funcional al gobierno. Por eso en Santa Cruz se habla mucho en voz baja, por eso existe mucho la media palabra, por eso no se habla en público de corrupción.

— Lo que estás describiendo es un feudo.

— Nosotros vamos a terminar con el feudo. Claramente es la misma familia y sus allegados. Hay una idea de perpetuidad. Hay una idea de que no hay otro modo de desarrollar todas las potencialidades que seguir haciendo lo mismo que en 1987 cuando empezó esta historia con Néstor Kirchner.

— ¿Está la provincia muy estancada?

— Ese es el conservadurismo. Parece mentira, pero la palabra viene al dedillo porque es el no cambiar las cosas. Es favorecer las situaciones anómalas mientras el mundo pretende ir para otro lado. Santa Cruz va a ser la punta de lanza de este cambio. Ya lo vas a ver.

— Me pregunto cómo tomaste la decisión, es un salto enorme después de tantos años de hacer periodismo. ¿Estuviste mucho tiempo pensándolo?

— Estuve un año, sí. Sigilosamente guardamos un secreto.

— Pero cuándo empezó a darte vuelta por la cabeza?

— La política me gustó siempre. Consumo mucha política, programas políticos, lectura política. No me imaginaba como gobernador o pretendiendo esa función. Justo cuando pensé que el ciclo mío de viajes estaba cumplido, apareció alguien que trabaja con María Eugenia Vidal. Me habló café de por medio. Vos sos de Santa Cruz, sos una persona que, hemos comprobado, sos muy conocida, ¿qué te parece? Y cuando me dijo eso regresaron algunos sueños que yo tenía de chico. Así como uno quiere ser bombero, policía, quién va a negar que quiere ser presidente o presidenta. También la posibilidad de transformar Santa Cruz, porque todos los años iba y volvía de Santa Cruz y era la misma historia y en decadencia. Me entusiasmé cada vez más y la decisión apareció, se hizo carne y ya estoy híper lanzado, muy feliz y hablando con la gente. En otro rol, porque antes escuchaba para contar historias y ahora indago y escucho los problemas reales de la gente de a pie, la gente común. Y los problemas que aparecen son la educación, la salud. Hay problemas hasta en lugares bellísimos e interesantes como Calafate. Por ejemplo, tiene problemas el hospital regional de Calafate. Tiene problemas el de Río Gallegos. No hay profesionales, se van. Las derivaciones a centros de mayor complejidad suceden cada vez más.

— Es curioso que Calafate tenga problemas siendo un lugar tan visitado y con tantos ingresos por el turismo.

— Lo visita mucho turismo extranjero. Es el lugar donde hay más empleo privado y sin embargo tiene también problemas, sin hablar del problema de la conectividad. Las distancias son enormes allá. Faltan carreteras, que no se hicieron todos sabemos por qué. Carreteras y vínculos entre las ciudades. Salvo Calafate, Río Gallegos y Caleta Olivia, los demás son pueblos relativamente pequeños. Hay que conectarlos de una manera que tengan interacción y puedan desarrollar su potencialidad. Eso no ocurre.

— ¿Están aislados?

— Están muy aislados, sí. Están como viviendo ese enclaustramiento, donde es todo reservado, donde se habla todo en voz baja.

— ¿Se habla en voz baja por miedo?

— El temor a la represalia existe María porque…

— Porque viven del Estado.

— Y sí. Quiero aclarar que soy una persona que valora mucho el trabajo de la administración pública. Para que yo pudiera estudiar en Buenos Aires, mi madre tuvo que emplearse en la administración pública, y trabajó en maestranza en Ministerios para poder pagarme los estudios. Tengo una deuda muy grande. Lo que creo es que han logrado un achatamiento del empleo público donde no hay becas, donde no hay mérito, que es la palabra a emplear. El mérito no existe. Eso desciende desde las altas autoridades del nivel nacional.

— ¿A qué se dedicaba tu mamá?

— Mi mamá fue ama de casa hasta que murió mi papá que tenía un almacén de ramos generales. Nos iba muy bien, pero después entramos en problemas económicos. Y mi madre tuvo que empezar a trabajar y trabajó en la provincia. En la maestranza tenía que servir café, atender las oficinas. Por eso mi primer Martín Fierro es el que más valoro, porque pude dedicárselo a mi mamá.

— Recuerdo que durante muchos años ibas a visitar a tu mamá varias veces por año. Sin tu mamá, ¿qué te hace volver a Santa Cruz?

— Siempre necesité volver. ¿Viste cuando respiras el aire y hay algo? Voy a los mismos lugares. Soy de la idea de que si me ponés con los ojos vendados en determinado lugar, respiro el aire y sé si estoy en mi tierra. El viento es el primer indicativo. Porque tengo amigos de la época del secundario. Porque tengo parientes, está mi hermana con mis sobrinos, mis sobrinos nietos están también ahí. Yo la paso muy bien. Río Gallegos, que no es una ciudad turística, a mí me encanta. Todo el olor de mi vida ha pasado por allí.

— Recorriste tu provincia íntegramente, ¿cuál es el lugar que más te gusta?

— Eso es difícil de contestar, es como preguntar al que tiene hijos a quién quiere más. Calafate y El Chaltén naturalmente tienen lo suyo. Puerto Deseado es un paraíso del conservacionismo y la naturaleza. Si les preguntás a los europeos qué les gusta, les gusta la meseta donde no hay nadie. A los japoneses eso los vuelve locos, no conciben cómo se puede andar tres horas y no ver un ser humano. La Patagonia era históricamente un lugar de castigo, con la cárcel del fin del mundo. Lugar de viento, frío, vida hostil, regimientos militares. Un lugar remoto, la tierra maldita como fue bautizada por Darwin. Pero Darwin, en sus últimos días, pensaba recurrentemente en la Patagonia y se preguntaba, ¿por qué vuelven una y otra vez esos paisajes de la Patagonia a mi mente con la fuerza que no tienen otros? El anatema de la tierra maldita, como él la llamaba: la maldición pesa como una esterilidad sobre esta tierra. Con los años la Patagonia revirtió eso y logró transformar el defecto en virtud. Hoy en día se van a casar parejas al fin del mundo. El tren del fin del mundo. El faro del fin del mundo. Y el turismo naturalmente es prístino, es salvaje, es agreste, silvestre, una maravilla.

— Si tenés que elegir una calle de Río Gallegos para tomar café y caminar, ¿cuál es?

— La calle Roca, que ahora se llama Kirchner.

— ¿Todo se llama Kirchner en Santa Cruz?

— Sí, hay muchos lugares que se llaman Kirchner. Todos los pueblos tienen un lugar que se llama Kirchner, así como una estatua. Cierto culto a la personalidad se difundió a lo largo de todo el país también.

— La calle Roca ya no se llama Roca sino Kirchner. Simbólico.

— Es muy simbólico, pero la calle no se llamaba Roca por una historia mal contada con el tema de la conquista del desierto, de la cuestión indígena o los nativos de la tierra. Era porque el presidente Roca fue en un barco en 1900 hasta el Estrecho de Magallanes y se abrazó con el presidente de Chile para sellar la paz en la ciudad de Punta Arenas, que es vecina de Río de Gallegos. En Punta Arenas están las calles Errázuriz, que era presidente de Chile y Julio Argentino Roca. Y nosotros tenemos la calle Errázuriz y la calle Roca. La cambiaron por Kirchner. Se puede volver a cambiar.

— Se puede volver al nombre original.

— ¿Por qué no?

— Tenías esta información y estas inquietudes antes en la cabeza. Algo ya se había despertado antes de que te hicieran la propuesta política.

— Río Gallegos es un lugar que a pesar de lo desangelado que parece, tiene una lírica especial para mí. Lo único que queda de recuerdo de la Aeropostal francesa que hizo el trayecto de aviación en 1930 comandada por Antoine de Saint-Exupéry, está en Río Gallegos. Es el hangar que él mandó a construir en todas las postas, desde Buenos Aires a Bahía Blanca, Trelew, Comodoro Rivadavia, San Julián y Río Gallegos. Es el único que queda, su obra está en Río Gallegos. Sueño que algún día a mi ciudad vengan franceses a rolete.

0 seconds of 44 secondsVolume 0%María Laura Santillán con Mario Markic

— Cómo no van a querer conocer donde hizo el hangar Saint-Exupéry, el autor de El principito?

— El principito es el libro más leído de Francia. Ese tipo de cosas son las que me hicieron soñar.

— Hay muchísimo que no está siendo explotado. Lugares con historia.

— ¿Viste cuando vos decís “acá parece que no hay nada” y está lleno de cosas? Vos conoces la Puna. En la Puna vas descubriendo cosas, espejismos dentro de ese paisaje que parece la nada misma. En Santa Cruz pasa algo similar que se puede aprovechar, hay un turismo histórico que ni siquiera asomó. San Julián, parece que todo hubiera empezado acá con Pedro de Mendoza ¿cierto? 1536. No, Magallanes pasó un invierno, medio año, en San Julián. San Julián es muy poderoso. Y después fue Darwin, todo empezó ahí. Tomo esta idea en sentido figurado que el cambio puede empezar a partir de esa ciudad portuaria.

— La provincia es emblemática de un ciclo que según Macri y muchos, está terminando.

— Pero tiene razón. Yo no tengo dudas que está muy gastado el kirchnerismo. No tiene nada para ofrecer. Tiene todo el pasado por delante. Fijate vos los afiches de ‘luche y vuelve’. Cuando yo era jovencito y me empezó a interesar la política el afiche ‘luche y vuelve’ porque era Perón que tenía que volver ¿no?

— Que estaba proscripto.

— Claro. Estamos hablando hace más de 50 años. Y de un hombre verdaderamente en el exilio forzoso. Estaba proscripto.

— Otra historia.

— Es otra historia completamente distinta. Luche y vuelve ¿quién? ¿No es Perón, no? Si hablamos de la señora, no tiene que volver de ningún lado, está. Y no está proscripta. Es muy singular cómo se formula el relato.

— ¿Cómo cambia tu vida? Tenés una casa en Buenos Aires, con tu mujer, Luisa. ¿Armaron otra casa en Santa Cruz?

— No, la vamos a hacer. Por ahora estoy viviendo en un hotel que me han concedido para hacer toda la gira. Porque la casa de mi familia todavía no está acondicionada. El último tramo de esta larga campaña lo vamos a hacer viviendo allá, porque tenemos que dar la vuelta a la provincia tres veces por lo menos. Tres veces. Y es una provincia muy grande.

— ¿Luisa va? Tenés una mujer muy urbana.

— Luisa va a ir, sí. No sé si después estará todo el tiempo allá. Muy urbana, sí. Muy linda también. Ha ido, ella es muy coqueta, tal vez algunas veces el viento la volaba un poquito…(risas) Lo más importante es que está muy contenta con mi decisión.

— ¿Qué dice?

— Empezó a saltar cuando le dije que me iba a candidatear en Santa Cruz. No lo pudo creer, “¿en serio lo decidiste? Mi amor, es lo mejor que podés hacer.”

— Por qué suponés que Luisa se puso tan contenta?

— Creo que se puso orgullosa. Yo perdí dos hermanos en los dos últimos años de pandemia lamentablemente, mi hermano mayor, Antonio, con quien solía discutir mucho de política, así como Pepe, mi otro hermano, estarían muy felices de esta decisión. No sé cómo terminará esto. Dios quiera que termine como uno lo sueña. Pienso en mis padres, inmigrantes, hay toda una historia atrás poderosa. Mi mamá. Luisa. Yo voy a dejar acá muchos afectos también.

— Vas a dejar tu vida en Buenos Aires, es una entrega.

— Sí, totalmente. Es la última etapa activa de mi vida. La quiero hacer persiguiendo ese sueño de transformar Santa Cruz. Yo puedo cambiar la historia, María. Puedo cambiar la historia de Santa Cruz. Si logro hacerlo, desde el lugar que me toque, voy a estar completamente realizado. Será una maravilla, algo que jamás imaginé. Se están dando las cosas. No es por mí, yo formo parte de un espacio, pero estoy convencido de que la sorpresa de las elecciones va a ser Santa Cruz.

— Sos un periodista con un recorrido magnífico, muy premiado. Tener un gobernador que puede hablar de la historia como vos es un lujo. Estás poniendo en juego tu prestigio.

— Eso es cierto. Pero bueno, no me hagas gobernador todavía. El periodismo es un pedazo de mi corazón, me dio la pasión. Tuve muchos reconocimientos, los hemos compartido incluso algunos de ellos. Así que estoy completamente satisfecho. Si tengo algo de vanidad queda con toda esa trayectoria. Ahora estoy encarando un desafío que es como una aventura extraordinaria.

— Nombraste el orgullo de tus hermanos, nombraste a tus viejos, la historia de inmigrantes en Santa Cruz. El cierre tiene mucho que ver con el principio.

— Totalmente. Y no tengo cuentas con el resto del país, lo conozco todo. Dios me dio la posibilidad de dar la vuelta tres veces, cuatro veces. Dos veces la Antártida, dos veces la Isla de los Estados. Tenemos como cinco países distintos dentro del nuestro, y en todos los lugares estuve. Y Buenos Aires es también mi ciudad por adopción, a la que quiero mucho. Pero mis raíces… yo vuelvo, sí. Quién sabe haya algo que no me estoy terminando de dar cuenta, una lectura más allá.

— Conociste toda la Argentina y más de una vez..

— La conocí toda. Y más de una vez. No tengo cuentas pendientes.

— Ahora te empiezan a acercar los problemas que la gente necesita resolver.

— Nada más ni nada menos, yo estoy escuchando. Sé ya cuáles son los problemas fundamentales que hay en mi provincia, Mi provincia puede ser… Es exagerado porque no tiene nivel de comparación, pero podría decir Kuwait por nombrarte algo que es poderoso. Tiene una potencialidad extraordinaria y que hay que desarrollar a través de la honestidad. Un gobierno honesto y desarrollo traen el trabajo. Al empleo público le vamos a agregar el trabajo privado en cantidad para que la provincia tenga un crecimiento fulminante. Tengo la certeza y la promesa de que los referentes nacionales del espacio están muy interesados en el futuro de Santa Cruz. Eso me lleva a decirte lo que está por venir en mi provincia.

Por María Laura Santillán – Infobae