La reunión entre el Gobierno y los sindicatos franceses fracasó. Por eso se mantiene la movilización masiva en las calles contra la polémica reforma de pensiones aprobada por el Ejecutivo de Emmanuel Macron.
El Gobierno se niega a retirar su reforma, que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa, algo que rechazan dos de cada tres franceses, según los sondeos.
En las calles el descontento es palpable. Según los sindicatos, “casi dos millones” de manifestantes se movilizaron en Francia. La cifra contrasta con la del Ministerio del Interior, que contabilizó a 570.000 participantes. Una disminución con respecto a jornadas anteriores.
Solo en la capital, París, los sindicatos reportaron de 400.000 personas, mientras que dicha cartera informó de unas 57.000.
Esta jornada de movilización en las calles buscó mantener la presión a la espera de la decisión del Consejo Constitucional, órgano de interpretación de la Carta Magna francesa, que el próximo 14 de abril deberá validar o no la ley tras su aprobación el pasado 16 de marzo sin el voto del Parlamento.
Las movilizaciones se han traducido en paros en sectores como la educación y el transporte.
En París, el tráfico del metro reportó normalidad en la mayoría de las líneas.
En cuanto a los vuelos, en aeropuertos como los de Marsella, Toulouse, Burdeos y Nantes recortaron un 20 % los trayectos programados, pero el parisino Orly, que sí se había visto bastante afectado en otras ocasiones, no tuvo que cancelar viajes.
También prosiguen las dificultades en el sector de los carburantes, a pesar de las movilizaciones forzosas de trabajadores esta semana para paliar los problemas de abastecimiento, una situación que se espera que vaya mejorando en los próximos días.
El Gobierno ha previsto para esta undécima jornada de protestas un dispositivo policial robusto, aunque algo menor que en otras citas. Se desplegaron en el país 11.500 agentes, de los que unos 4.000 estarán en París.
Fuego y enfrentamientos
La nueva jornada de movilizaciones dejó una simbólica imagen. Los enfrentamientos se desataron cerca de La Rotonde, un famoso restaurante del barrio de Montparnasse donde Macron celebró su victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017.
Una parte de su fachada se incendió, pero los bomberos intervinieron rápidamente.
Según la Policía, 31 personas fueron detenidas en París este jueves. Mientras que el ministro del Interior, Gérald Darmanin, informó de 154 heridos entre la policía y de 111 detenciones a nivel nacional.
Primera requisa suspendida
En paralelo, un tribunal administrativo de la ciudad de Rouen, en el norte de Francia, suspendió este jueves, 6 de abril, las requisas en una refinería de TotalEnergies, donde los trabajadores están en huelga por la reforma de las pensiones, según mostró un documento judicial.
Se trata de la primera orden de requisa anulada por un tribunal durante las protestas.
La refinería Normandía de Gonfreville, la mayor de Francia por producción, ha tenido que detener las operaciones de producción debido a la huelga y solo ha podido realizar entregas cuando el gobierno ha requisado a los trabajadores.
El tribunal dictaminó que la orden de requisa del miércoles al jueves para garantizar un suministro adecuado de gasolina de cara al fin de semana de Pascua no cumplía el umbral legal y era contraria al derecho de huelga.
El Ministerio de Energía no respondió inmediatamente a una petición de comentarios. TotalEnergies declinó hacer comentarios.
¿Crisis democrática?
Por otro lado, el líder del sindicato moderado CFDT, Laurent Berger, responsabilizó de la situación a Emmanuel Macron, a quien advirtió de la “crisis democrática” que se vive y del “riesgo de ascenso de la extrema derecha”.
El entorno y el Gobierno de Emmanuel Macron, mandatario liberal de 45 años, han querido replicar esta afirmación de los sindicatos y rechazan esas alegaciones, que a su parecer intentan quitar legitimidad a ese proyecto.
Subrayan que la reforma formaba parte del programa con el que logró su reelección en 2022 con casi un 59% de votos en el balotaje frente a Le Pen.
“No estamos en una crisis democrática”, subrayó este jueves el portavoz del Gobierno, Olivier Véran, que en una entrevista en la emisora de radio France Inter dijo que no está de acuerdo con las afirmaciones del secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primer sindicato del país), Laurent Berger.
Véran insistió en que el Ejecutivo ha “respetado el camino legal” para la aprobación de la reforma de las pensiones. Hizo notar que su polémica adopción, sin someterlo al voto de los diputados porque no había mayoría suficiente en la Asamblea Nacional, amparándose en un dispositivo que se ha utilizado decenas de veces en el pasado, “es constitucional”.
Por su parte, Macron, que se encuentra en visita oficial en China, explicó que “cuando un presidente con una mayoría elegida, aunque sea relativa, trata de sacar adelante un proyecto defendido democráticamente, a eso no se le llama una crisis democrática”.
El camino que sigue
Todas las miradas están puestas en el Consejo Constitucional. Su dictamen sobre la validez o no de la reforma marcará la evolución de un conflicto social enquistado y que beneficia, según los observadores y los sondeos, a la líder ultraderechista Marine Le Pen.
Para Andolfatto, una “vía de salida” para la continuidad del movimiento social, en caso de validación de la reforma, es que los “sabios” acepten el referéndum sobre la edad de jubilación solicitado por la oposición de izquierda, que bloquearía temporalmente la ley.
Borne multiplicó también los contactos esta semana con las fuerzas políticas para intentar lograr una mayoría estable en el Parlamento, pero en vano. Los Republicanos (derecha), aliados en la batalla de las pensiones, rechazan una alianza global con el oficialismo.
La posición más radical
Los sindicatos franceses advirtieron este jueves al Gobierno del presidente, Emmanuel Macron, que mantendrán la presión y sus movilizaciones mientras no se retire la reforma de las pensiones, incluso si el Consejo Constitucional la valida la semana próxima.
“Pase lo que pase, la movilización continuará mientras no se retire la reforma”, subrayó la nueva líder de la Confederación General del Trabajo (CGT, segunda central del país), Sophie Binet, al comienzo de la manifestación organizada en París.
En una línea paralela, el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primer sindicato), Laurent Berger, subrayó que “este movimiento sigue contando con el apoyo de la población” y que “el rechazo a esta reforma sigue siendo igual de fuerte”.
Berger anticipó que su sindicato no cuestionará la legitimidad del dictamen del Consejo Constitucional sobre si la ley que formaliza la reforma de las pensiones, “nos guste o no”.
“La única solución es la retirada de esta reforma”, subrayó al inicio de la manifestación en París la nueva líder del sindicato CGT, Sophie Binet, para quien, ante la “profunda cólera”, el gobierno “hace como si nada” y “vive en una realidad paralela”.
Desde el 7 de marzo, cuando los sindicatos movilizaron a 1,28 millones de personas, según la policía, y 3,5 millones, según el sindicato CGT, las manifestaciones han perdido fuelle. El 28 de marzo, fueron entre 740.000 y más de dos millones, según sendas fuentes.