La pelea final por el liderazgo del PRO, en su punto más alto. El alcalde, ¿da el paso y va por el voto antigrieta? La puja por el bastión y el impacto en JxC.
Después de meses de tensiones, reuniones, fotos conjuntas y zigzagueos, Horacio Rodríguez Larreta se dispone a hacer pública una decisión reveladora sobre el valor –más bien relativo– que le da a su relación con Mauricio Macri. En concreto, la convocatoria a elecciones “concurrentes” en la Ciudad de Buenos Aires, que consistirían, de modo inédito, en que se vote al mismo tiempo –en las PASO y en las generales– con reglas de juego diferentes para la renovación de los cargos nacionales y los locales. ¿Cómo? En el primer caso, con las conocidas listas sábana; en el segundo, con boleta única de papel o electrónica, lo que queda por definirse.
- Traducido: Larreta se da a sí mismo el perfil de un presidenciable moderado, cercano a la UCR y distante de su propio partido, el PRO, que luce cada vez más volcado a la derecha dura.
- Se trata de un posicionamiento relevante para leer lo que viene y elocuente sobre la disfuncionalidad de un sistema electoral basado en dos coaliciones –Juntos por el Cambio (JxC) y el Frente de Todos– que incluyen precariamente distancias ideológicas grandes y que tienden a polarizar y a invisibilizar al electorado antigrieta.
Dicho diseño no solo es deplorado por Macri, sino también por el ala bullrichista del PRO y por María Eugenia Vidal, que coinciden en que mejora las chances del radical Martín Lousteau de quedarse con la Jefatura de Gobierno porteña que ha estado en manos del partido amarillo desde 2007. Ocurre que el exmandatario pretende que toda la oferta partidaria vaya unificada en la sábana, de modo de beneficiar las posibilidades de su primo Jorge Macri con el arrastre de dos precandidaturas propias en el tramo presidencial. Para Lousteau, eso significaría arreglarse como pueda con un precandidato a presidente de mínima proyección como Gerardo Morales, por lo cual este desdoblamiento lo beneficiaría.
De este modo, Patricia Bullrich y el propio Mauricio Macri confirman una sospecha de larga data respecto del alcalde porteño: en pos de su crecimiento personal y de fortalecer en todo lo posible las alianzas que beneficien su candidatura a presidente, no tendría empacho en entregarle el bastión porteño a una figura de JxC ajena al PRO. Para ellos, una traición imperdonable.
“Matar al padre”
Eso implica “matar al padre”, diría Sigmund Freud sobre la decisión del alcalde porteño, decidido a buscar su propio destino a espaldas de los designios, las líneas rojas y las prohibiciones de papá Mauricio.
¿Llevará Larreta hasta el final su moción liberadora ni bien llegue este lunes de Barcelona? Todo lo indica, pero como la misma es todavía una versión divulgada por la prensa y no un hecho oficializado, cabe esperar a las próximas horas para tener la respuesta.
Máxima presión
Macri cree que la decisión aún es reversible, lo que explica que haya salido este domingo con un mensaje urbi et orbi contra Rodríguez Larreta.
“La verdad, no creo que Horacio tome esa decisión. Sería ir en contra de lo que hemos trabajado tantos años”, le dijo Macri a Radio Rivadavia y reforzó en Twitter.
“Sería, ante todo, como PRO, como partido nuevo que vinimos a la política a mostrar algo distinto, ir en contra de los vecinos. Porque es más gasto del Estado, más tiempo de votación, más filas, dos urnas; dos boletas, una que tienen que completar. Hasta hay gente que debería votar en distintas aulas y escuelas”, argumentó.
“Por eso y por el ‘no’ a cambiar reglas electorales en año electoral, que son valores que Juntos por el Cambio ha puesto en su declaración de principios, la mayoría de PRO está en desacuerdo”, abundó. Todo bien, pero lo que Macri no cuenta –el temor a la pérdida del bastión– es lo que hace al fondo de su rechazo.
También el presunto damnificado, Jorge Macri, lanzó en el mismo medio: “No forzaría sistemas electorales en base a si me conviene o no”. Ocurre que no le conviene…
La amenaza implícita
Tras desmontarse de una pelea presidencial de la que las encuestas ya lo habían bajado desde hace tiempo, el exmandatario pretendió darse el rol de gran elector, algo para lo que abrió claramente la puerta al señalar que podría inclinar la balanza con una bendición a favor de quien representara mejor la idea de “cambio” que, en sus términos políticos y económicos, debe expresar su partido. Como “la mayoría del PRO” –¿cuál? ¿la de la dirigencia o la de quienes votan?– está contra la triquiñuela larretista y esta supone un desaire al corazón de la oferta renovadora de la agrupación, resulta claro que la contumacia podría llevarlo a levantarle el brazo a Bullrich.
Si esto es tan claro, ¿por qué Larreta se arriesga a prescindir del favor de quien podría orientar a su favor la opinión de un sector del electorado halcón del PRO e, incluso, reforzar la llegada de aportes de dinero para hacer campaña? ¿Será acaso que Larreta quema las naves porque entiende que Macri no deja desde hace tiempo de inclinar la cancha en favor de quien entronizó como presidenta del partido? ¿Será que calcula que esa ruptura lo liberaría para buscar votos centristas, antigrieta, dado el vuelco cada vez más evidente de aquel en favor de la facción de los halcones, cuyos votos no tendrían dónde ir más que a su orilla en una segunda vuelta? Con todo, el riesgo es alto: para llegar a esa instancia, Larreta primero debería superar una interna exigente.
No a la moratoria…
Macri, claro, no quiere que lo jubilen. En la misma entrevista confirmó lo señalado por desPertar, el newsletter de Letra P: dará pelea, con nombre en la lista incluido, en la elección que Boca Juniors realizará en diciembre. ¿Será como simple vocal, de modo de figurar testimonialmente, o se comprometerá con una vicepresidencia, lo que lo haría figurar bien arriba e, incluso, participar de algún modo de la gestión en caso de triunfo?
Para el exmandatario la realidad de su imagen le ofrece alternativas más modestas que las que supo conocer, pero no por ello habría que desmerecer la importancia de recuperar la conducción del club más popular de la Argentina. Ese ha sido considerado por el PRO, justamente en paralelo a la Ciudad de Buenos Aires, su gran feudo e, incluso, el kilómetro cero de una construcción nacional que lo llevó al poder entre 2015 y 2019.
Por Marcelo Falak – Letra P