El embajador argentino en España planteó las diferencias entre los valores históricos de la UCR y las pretensiones de Juntos por el Cambio. “El radicalismo ni siquiera tiene un candidato a presidente competitivo”, resaltó.
El referente de la UCR, Ricardo Alfonsín, explicó que siempre hubo diferencias dentro del radicalismo pero nunca tan abismales. “El silencio en Juntos por el Cambio explica gran parte de los errores que se cometieron en la gestión”, indicó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Ayer hablábamos del triunfo electoral del radicalismo, el crecimiento de candidatos jóvenes en distintas partes del país, la disputa (muchas veces exitosa) con el PRO dentro de Juntos por el Cambio y la posibilidad de recuperar la Ciudad si gana Martín Lousteau. ¿Ves esta revalorización de las ideas de este partido, tanto en FdT como en JxC?
No comparto esa idea, pero sí tiene mucho reconocimiento desde que hizo un viraje a la derecha en 2015. Somos un partido que luchó por la República, las instituciones, el sufragio universal y debemos seguir por ahí. Pero el radicalismo es más que eso: somos un partido progresista pero de una izquierda democrática. Y esta categorización no es obsoleta, ya que me dicen eso para poder justificar este viraje que lo aleja de su significado histórico.
¿La emergencia de estos nuevos candidatos, tanto en la Ciudad como en varias provincias, implica que son competitivos porque le disputan al PRO su propio territorio a partir de ese viraje?
Sí, pero la derecha es competitiva por otras razones. Pero el radicalismo que está en Cambiemos no defiende las ideas históricas de la UCR, se ha corrido a posiciones más neoliberales.
¿Cómo el caso de López Murphy?
Él se fue antes, pero aliarse con el PRO, frente a las contradicciones de los dos partidos, pusieron en suspenso su identidad. Incluso, después de perder las elecciones, si bien disputó electoralmente las candidaturas, siguió alineándose con las posiciones del PRO.
De modo que no se ha registrado, desde el 2015, ninguna reversión del proceso de corrimiento que te mencionaba.
¿O sea que el radicalismo se pone competitivo (e incluso le puede ganar) en la interna de JxC, pero poniéndose en la posición del PRO?
En el 2015 se empezaron a correr hacia la derecha y se decía que no había que mostrar las contradicciones entre los partidos, porque podíamos dar la sensación de problemas internos y que afecte la gobernabilidad, pero a mí nunca me convencieron con eso.
El silencio en Juntos por el Cambio explica gran parte de los errores que se cometieron en la gestión. Es decir, si hubiera hecho lo que dijo que iba a hacer. Y desde el 2019 no revisó las falencias, sino que se corrió más a la derecha para poder competir con el gobierno de Alberto Fernández.
Los diferencias históricas y actuales dentro del radicalismo
Dentro del radicalismo, continúan existiendo las clásicas dos tendencias del radicalismo: el ala más dura dentro del PRO que se lo conoce como el Grupo Malbec (por pertenecer, sobre todo, a Mendoza) y un sector más de centro, que representan Gerardo Morales y Larreta. ¿Percibís que el gobernador de Jujuy es distinto a ese corrimiento a la derecha?
Siempre hubo diferencias en el radicalismo pero nunca tan abismales. Siempre hubo sectores más transigentes, pero la mayoría era de posiciones progresistas, de centro izquierda, aunque en Argentina no se animen a usar estas categorías. Es que, en Europa, nadie siente complejos de defender a la izquierda o a la derecha.
Como el partido se movió a lugares diferentes a los que siempre habitó, recibe adhesiones de quienes hasta hace no muchos años lo criticaban severamente.
¿De alguna manera, vos decís que, así como los enemigos definen, los amigos también?
Claro, y no está mal. Pero no son las razones por las que me afilié a la UCR. ¿Cómo un partido que quiere sumar a Javier Milei y a José Luis Espert va a ser radicalismo?, me pregunto.
No soy sectario ni intransigente, soy consciente que gobernar requiere pragmatismo porque la correlación de fuerzas no siempre está a favor de lo que uno quiere, y es necesario el diálogo para poder hallar acuerdos que permitan enfrentar situaciones complejas. Pero no me vengan con que se justifica un acuerdo con el PRO.
¿Javier Milei y una enemistad que agranda al radicalismo?
Quienes quizá lo vean más claro a esto son los libertarios. Ellos usan la palabra “radicalismo” de manera despectiva, como se usaba en otro momento “Venezuela”, refiriéndose al comunismo. Ramiro Marra sostuvo, en ese sentido, que “Larreta es el nuevo candidato radical”. ¿Lo tomás como una chicana o como un elogio?
Como una chicana, no. Ellos piensan que con esto debilitan las chances de Juntos por el Cambio. Lo cierto es que el partido aún no se ha vinculado demasiado bien con la sociedad y no lo hará hasta que modifique ese vuelco antes mencionado. Javier Milei, observa al radicalismo como la parte defectuosa de Juntos por el Cambio.
Esta discusión que se da en CABA por la modalidad que decidió Larreta, no es una cuestión republicana, sino que están en juego intereses y conveniencias electorales. No nos engañemos más. No soy hombre del PRO, no tengo porque defender a Larreta, pero es legal lo que hizo.
Planteo una hipótesis: las ideas de lo nacional y popular fueron acuñadas por el peronismo y luego por el kirchnerismo, y ahora esos mismos jóvenes seguidores, actualmente decepcionados, votan a Milei. En ese sentido, lo nacional y masivo ahora lo representa el radicalismo. ¿El hecho de que los libertarios tomen como antinomia lo radical, no habla (por el contrario) de un crecimiento de la valorización de ese radicalismo socialdemócrata histórico?
Discrepo con eso, la mayoría de los argentinos no piensan así de nuestras ideas históricas. En este momento el radicalismo de JxC es la expresión de la derecha en Argentina. No hubo autocrítica al respecto de lo que se hizo desde el 2015, sino que se reivindican esas posturas económicas.
Por mi parte, fui diputado desde el 2009 y sé cuáles eran las maneras más adecuadas para encarar los problemas a partir del 2015, si no ganaba el oficialismo de entonces. Y eran muy distintas al partido liderado por Patricia Bullrich. En ese momento, los argumentos decían que era una alianza táctica, y que después recuperaríamos nuestra identidad. Pero nunca lo hicieron.
Eso de Venezuela y Cuba se le dice a todos los partidos que no son de derecha. En Europa sucede lo mismo, sobre todo las extremas derechas. El radicalismo conservador le gusta mucho más a la derecha.
En su momento le pregunté a Ernesto Sanz si tomaba la alianza con Macri como un sapo que se tenía que comer para volver a tener gobernaciones, intendencias, e importante participación legislativa. Y, luego recuperar sede central, es decir, la Capital Federal. De hecho, muchos de los votantes del PRO en la Ciudad eran de los que votaban al UCR. ¿Ves posible que esta etapa de derechización dentro de JxC pueda ser parte de un camino de recuperación del radicalismo hacía la centroizquierda o es una utopía?
Voy a trabajar para que eso ocurra, pero no me hago muchas ilusiones. Va a pasar algún tiempo, quizá lo difícil van a ser los primeros 70 años.
Facundo Manes expresó algo semejante a lo que vos decís, ¿lo viste?
Y claro, tiene razón, y sería bueno que los otros radicales lo digan también. Porque en privado lo afirman. Decían que, en la medida que mejoramos la relación con la sociedad, se podía abandonar este frente y, posteriormente, unirnos con fuerzas progresistas o hacerlos solos.
Pero se sienten cómodos en ese lugar, apoyados por sectores poderosos. No hemos crecido tanto electoralmente: el radicalismo ni siquiera tiene un candidato a presidente competitivo. No vamos a encabezar la fórmula de ese frente a nivel nacional.
Por otro lado, en el 2013 nosotros fuimos con el Frente Amplio UNEM, con Margarita Stolbizer y Lilita Carrió, que ambas hicieron un viraje. Inesperado en el caso de la primera.
A comparación de cuando fuimos con el PRO, nosotros metimos más diputados, ganamos más municipios y provincias en el 2013. El radicalismo debe salir de JxC o hacer radicalismo en JxC.