En una entrevista, el embajador de China en París, Lu Shaye, puso en duda la soberanía de las naciones que formaron parte de la desaparecida Unión Soviética, como Ucrania. De inmediato, sus declaraciones generaron una avalancha de críticas tanto de los países bálticos, como de Gobiernos como Alemania, que lo calificaron de “inaceptable” y exigieron explicaciones. En un intento por mitigar la tensión diplomática, la Cancillería china respondió que “respeta” la soberanía de otros países.
Tormenta diplomática entre China y los países bálticos. ¿La razón? Las polémicas declaraciones del embajador de Beijing en Francia, Lu Shaye, que durante una entrevista con la cadena de televisión ‘LCI’ aseguró que las naciones que formaron parte de la desaparecida Unión Soviética “no tienen estatus efectivo dentro del Derecho Internacional porque no existe un acuerdo internacional para concretar su estatus como países soberanos”.
Asimismo, y tras ser cuestionado por Crimea, la península del sur de Ucrania anexada por Moscú en 2014, el funcionario chino respondió que se trata de una región rusa.
“Ahí está la historia. Crimea perteneció primero a Rusia. Fue Khrushchev (dirigente de la Unión Soviética durante una parte de la Guerra Fría) quien ofreció Crimea a Ucrania durante la era de la Unión Soviética”, sostuvo.
Unas declaraciones fuertemente refutadas por Kiev, que recordó que la anexión de Crimea fue un hecho “ilegal”, de acuerdo con el Derecho Internacional.
“Todos los países posteriores a la Unión Soviética tienen un estatus soberano claro consagrado en el Derecho Internacional. Excepto Rusia, que de manera fraudulenta ocupó un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU. Es extraño escuchar una versión absurda de la “historia de Crimea” de un representante de un país que es fiel a su historia milenaria”, declaró el asesor de la Presidencia de Ucrania, Mykhaïlo Podoliak.
“Completamente inaceptables”: Europa refuta las declaraciones de Lu Shaye
Las afirmaciones del diplomático chino desataron la furia en Europa, en un momento altamente sensible, debido a la invasión de Rusia en Ucrania. Una violación a la soberanía en toda regla y sus respectivas consecuencias en materia de derechos humanos.
Por separado, los ministros de Exteriores de Letonia, Lituania y Estonia, tres de los países bálticos y exmiembros de la desaparecida Unión Soviética, calificaron las declaraciones de Shaye como “falsas” e “inaceptables” y exigieron explicaciones.
“Si alguien todavía se pregunta por qué los Estados bálticos no confían en China para ‘negociar la paz en Ucrania’, aquí hay un embajador chino que argumenta que Crimea es rusa y que las fronteras de nuestros países no tienen base legal”, subrayó el ministro de Relaciones Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis.
En un tono similar, su homólogo de Estonia, Margus Tsahkna, sostuvo que los comentarios del embajador chino son “falsos y una mala interpretación de la historia”; mientras que el canciller de Letonia, Edgar Rinkevics, remarcó que se trató de declaraciones “completamente inaceptables”.
Además, Tallin, Riga y Vilna informaron que cada uno de sus gobiernos convocaría al embajador o representante de China en sus territorios para que entreguen una explicación sobre lo ocurrido.
El choque diplomático no se detuvo ahí y un aluvión de reproches llegó desde otras naciones del Viejo Continente.
Francia también llamó a consultas a Shaye y pidió al Gobierno de Xi Jinping aclarar la situación. “Corresponde a China decir si estos comentarios reflejan su posición, que esperamos que no sea el caso”, advirtió una declaración del Ministerio de Exteriores, en París. Un pronunciamiento al que poco después se sumó Alemania.
El jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, se hizo eco del fuerte rechazo, cuando también tildó las palabras de Shake de “inaceptables”.
“La UE solo puede suponer que estas declaraciones no representan la política oficial de China”, destacó Borrell.
Europa recuerda que Estonia, Letonia y Lituania, actualmente tanto miembros de la Unión Europea como de la OTAN, recuperaron su autonomía en 1991, tras la caída de la Unión Soviética después de casi cinco décadas de mandato de Moscú.
En total, 15 naciones formaron parte de la Unión Soviética: Rusia, Estonia, Letonia, Lituania, Belarús, Ucrania, Moldavia, Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán, Kazajistán. Todas se encuentran actualmente constituidas como Estados independientes.
Beijing afirma que “respeta” la soberanía de otros países
En un intento por aliviar las tensiones que desataron los comentarios de su embajador en la capital francesa, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, aseguró este lunes que su país sostiene una posición “objetiva e imparcial” frente a la soberanía de otras naciones.
“La parte china respeta el estatus de los Estados miembros (de la antigua Unión Soviética) como Estados soberanos tras el colapso de la Unión Soviética”, aseveró Mao en una rueda de prensa, en la que agregó que China fue uno de los primeros países en establecer relaciones diplomáticas con esas naciones.
“La posición de China es consistente y clara. China respeta la soberanía y la integridad territorial de todos los países y se adhiere a los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas (…) La Unión Soviética era un Estado federal y, como tal, estaba sujeto al Derecho Internacional en su conjunto. Esto no niega el hecho de que después de su disolución, cada miembro adquiriera su estatus como Estado soberano”, explicó la portavoz, tras la ira desatada por las palabras de su embajador en París.
¿En entredicho el papel mediador de China en la guerra en Ucrania?
China intenta distanciarse de las polémicas declaraciones de su embajador, pero el incidente pone en relieve las dudas que existen desde Occidente sobre las verdaderas intenciones de Beijing, que en los últimos meses ha intentado impulsar un rol como mediador frente a la guerra en Ucrania, ordenada por su aliada Rusia hace más de un año.
Estas declaraciones podrían minar aún más el plan de paz de Beijing de 12 puntos, anunciado el pasado febrero, que ya recibió el rechazo de Estados Unidos y sus aliados occidentales.
Incluso, el presidente de EE. UU., Joe Biden, ya había calificado de “irracional” la posición “pacificadora” de Beijing.
Si bien en el pasado Rusia y China sostuvieron una relación marcada por la desconfianza, el acercamiento entre los dos gobiernos en el último año pasó de ser relativamente discreto a un frente unido y abierto. Así quedó demostrado durante periódicas reuniones bilaterales, incluido el encuentro entre el presidente Xi Jinping y su homólogo ruso, Vladimir Putin, en el Kremlin, el pasado 20 de marzo.
En medio del mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, Putin ha reiterado que no reconoce la soberanía de Ucrania. El Kremlin también ha señalado que ve la independencia de los Estados bálticos y su papel en la OTAN y la Unión Europea como “amenazas” para la seguridad rusa.
Beijing, entretanto, subraya que actualmente ostenta una “amistad sin límites” con Moscú, pero al tiempo ha tratado de parecer neutral, pidiendo un alto el fuego y conversaciones de paz con Kiev. El Gobierno de Xi ha repetido las justificaciones rusas para la invasión, a la que Putin se refiere como una “operación militar especial” para “desnazificar” a Ucrania.
Pese a la condena internacional, a la avalancha de sanciones económicas contra el Kremlin y el riesgo de más medidas contra aquellos que respalden a Rusia en la guerra, Moscú y Beijing le muestran al mundo su frente unido. Ambos consideran a la otra parte como un socio clave para oponerse al “dominio” de Estados Unidos en los asuntos globales.
Por Yurany Arciniegas- France24 con Reuters y AP