Las palabras del general removido por reivindicar a sus camaradas condenados por delitos de lesa humanidad tienen historia. Decisión oficial y reacción opositora.
El nombre del general retirado Rodrigo Soloaga irrumpió en la escena pública hace algunos días, cuando en una misma jornada se conocieron sus palabras de solidaridad hacia represores condenados por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar y su remoción inmediata del Ejército. Ahora, excamaradas de la fuerza que compartieron días de fajina reconocen que el exjefe militar “siempre fue un apasionado defensor de la dictadura genocida”, aunque nunca alzó la voz públicamente. Al mismo tiempo, voces de la oposición cuestionaron la decisión oficial que sancionó al uniformado.
Hasta el viernes pasado Soloaga ejercía la presidencia en la Comisión del Arma de Caballería y por esa condición tuvo a su cargo el discurso durante un acto de la fuerza. Frente al micrófono, Soloaga no dudó en transmitir un “saludo especial para los camaradas de caballería que se encuentran privados de su libertad como consecuencia de haber cumplido funciones en las filas de la fuerza durante una difícil época de nuestro país”. También les dedicó un “permanente y renovado acompañamiento en estas circunstancias que les toca enfrentar y que sobrellevan con estoicismo” así como el “permanente apoyo espiritual y el deseo de que prontamente puedan encontrarse junto a su familia”.
Aquel discurso fue transmitido en vivo por canales de las fuerzas armadas y difundido días después por la periodista Luciana Bertoia en el diario Página/12. La reivindicación de la dictadura genocida que hizo Soloaga despertó el repudio inmediato de los organismos de derechos humanos, que advirtieron que el comportamiento del militar no podía ser “consentido”. El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, también se sumó al repudio calificándolo de “negacionista retirado”.
Una vez difundidos los dichos de Soloaga, el ministro de Defensa, Jorge Taiana, junto con el director de Derechos Humanos de la cartera, Eduardo Jozami, ordenaron su “remoción inmediata” al considerar que la reivindicación que hizo el militar “contraría no sólo un amplísimo consenso nacional que sostiene las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que el Estado Nacional viene llevando a cabo desde 2003, sino también las decisiones adoptadas en reiteradas oportunidades por el Poder Legislativo y las altas autoridades de la Justicia”.
“A 40 años de democracia, es inaceptable y no toleraremos bajo ninguna circunstancia este tipo de manifestaciones”, sostuvo Taiana a través de un comunicado. El acto en conmemoración del Día del Arma de Caballería debe contar con la aprobación del jefe del Estado Mayor del Ejército, Guillermo Pereda. La versión que recogió Defensa del episodio en el que Soloaga expuso su apoyo a militares que cumplen prisión por su participación en el terrorismo de Estado narra que las autoridades de la fuerza tuvieron conocimiento previo de que lo haría, que le pidieron que “corrigiera ciertas cosas y que hizo trampa, porque cambió las palabras, pero lo esencial lo dijo igual”.
Soloaga: ¿un tapado?
Soloaga era jefe de Personal I del Ejército en marzo de 2004 cuando solicitó el pase a retiro, a raíz de una decisión de las autoridades democráticas que -según dijo- “lo había molestado”. Fue tras la orden del entonces presidente Néstor Kirchner de retirar del Colegio Militar de la Nación los cuadros de los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, integrantes de las juntas militares que usurparon el Poder Ejecutivo.
No fue el único militar que se retiró de las filas para manifestar su repudio a la determinación de Kirchner de convertir en políticas públicas los reclamos de los organismos de derechos humanos que sostuvieron la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Sin embargo, la postura de Soloaga quedó solapada y archivada.
Durante el gobierno de Mauricio Macri, Soloaga fue incorporado a la cartera de Defensa a partir del artículo 62 de la Ley para el Personal Militar; una llave que habilita a efectivos retirados de las fuerzas a incorporarse al ministerio en tareas que pueden ser técnicas o administrativas. Fuentes gubernamentales aseguraron a Letra P que la designación de Soloaga no fue renovada desde que la fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner llegó a la Casa Rosada.
Las mismas fuentes reconocieron que el militar “contaba con cierto prestigio en el arma” y que no había elementos visibles que lo ubicaran entre los exjefes militares reconocidos por su posturas negacionistas del terrorismo de Estado. Sí lo hicieron quienes lo conocieron durante sus años de servicio. “Era un apasionado defensor de la dictadura genocida y luego de las elecciones solía decir en el Casino de Oficiales que había ganado ‘la zurda’, en referencia al presidente Raúl Alfonsín”, aseguraron sus excompañeros del entonces capitán que formaba parte el Escuadrón de Exploración de Caballería 10, que compartía el cuartel con el Regimiento de Infantería 3 en La Tablada.
La participación de Soloaga en la guerra de Malvinas es el dato al que se aferran quienes intentan defenderlo y lo consideran una víctima de censura. Uno es el diputado Ricardo López Murphy. Otra la presidenciable del PRO Patricia Bullrich. También el flamante secretario de Seguridad porteño, Eugenio Burzaco, quien pidió a las autoridades nacionales que diera marcha atrás en la destitución del militar.
Por Ailin Bullentini-Letra P