El referente de la UCR habló sobre la Convención Nacional radical del próximo lunes y defendió la postura del jefe de Gobierno porteño porque “invita a la democracia”.
Federico Storani, histórico dirigente radical, habló sobre las elecciones y sostuvo que lo mejor es que el radicalismo se unifique. A su vez, respaldó a Horacio Rodríguez Larreta y se mostró alejado de Facundo Manes y Patricia Bullrich. “El gran objetivo es ensanchar la base de sustentación política”, declaró en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Este lunes será la Convención Nacional de la UCR, con las internas que se perciben dentro de Juntos por el Cambio, y el centro del conflicto con Córdoba. ¿Qué cree que pasará? ¿Qué mensaje debería enviar el radicalismo dentro y fuera de la coalición?
Este lunes es un día importante, porque la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical es el máximo organismo de nuestro partido. Y es el que, entre otras cosas, define la política de alianzas, como ha ocurrido en el pasado reciente.
Pero también es el que debate algunos lineamiento de carácter político e ideólogo, es decir, de estrategias a seguir. Por lo tanto, le atribuyo una importancia grande.
Creo que la presentación es correcta y buena, de las peleas y demás, pero de fondo hay que vislumbrar una disputa que ya tiene aristas de carácter ideológico. Y no soy pretencioso, ni hablo de ideología dogmática, sino de un conjunto de valores, creencias e ideas.
Creo que los sectores que confrontan en el PRO muestran cada vez aristas ideológicas más marcadas. Patricia Bullrich profundiza la grieta, las divisiones que consideramos artificiales, la polarización aguda.
Por ejemplo, que esté de manera evidente y abierta con el llamado al espacio libertario, que es una apelación emocional a una sociedad descreída, y que está muy predispuesta a tomar elementos emocionales y no al análisis fraccional, que correspondería a la mejor política.
Lo que quiere el radicalismo es ser parte de un proyecto que supere esas divisiones artificiales a los efectos de encontrar denominadores comunes que puedan convertirse en políticas de Estado y que trasciendan en el tiempo.
Si la Convención anterior importante, la de Gualeguaychú, fue con el objetivo y el propósito de equilibrar y controlar el poder, y garantizar la alternancia de ejercer el poder (porque se corría riesgo de tender al autoritarismo, a la hegemonía y eso traía corrupción), el gran objetivo y propuesta de este momento es ensanchar la base de sustentación política.
Esto es para poder enfrentar una crisis, que es muy profunda y prolongada en el tiempo, con alguna chance de éxito. De eso se trata, dejar de ser una mera disputa por una candidatura y comenzar con los lineamientos de carácter ideológicos muy marcados.
En ese caso, ¿coincide con la idea de Ricardo Alfonsín de que, en realidad, lo que tendría que hacer la Convención es separarse de Juntos por el Cambio?
No, creo que lo que tiene que hacer la Convención es intentar darle un rol protagónico al radicalismo, para que en este tiempo que queda lidere un espacio con aquellos que tienen mayor afinidad.
Una división más que nos conviertan en un partido de carácter casi testimonial no serviría, desde mi punto de vista.
Horacio Rodríguez Larreta expresa que terminamos con la grieta o la grieta termina con los argentinos, y es un punto de coincidencia. Eso invita a algo básico, como la práctica de democracia, que significa diálogo, convivencia, tolerancia y pluralismo por las ideas de los demás.
De otros lados se propone lo contrario, e incluso se coquetea de manera muy abierta con la posibilidad de un acuerdo con los grupos libertarios.
Cuando uno desagrega las propuestas libertarias les encuentra rechazo. Si uno pregunta sobre la dolarización, en general hay opiniones muy divididas. Lo mismo con la supresión del Banco Central, o sustituir la institución pública educativa por un voucher que va a profundizar las desigualdades. También la compra y ventas de órganos humanos, o la venta de armas libres, o la negación del calentamiento global.
Cuando uno desagrega este tipo de propuestas, observa que son francamente disparatadas, y que van en tono de Vox en España o Meloni en Italia, es decir, de los sectores que se ubican, lejos de lo libertario, en la extrema derecha más tradicional.
Encuentran algún justificativo porque hay sectores concurrentes. Por un lado, la política no ha sido eficiente en resolver muchas cosas, y también ha faltado ejemplaridad. Eso lleva a que hoy tengan un caudal importante.
Ahora, coquetear con eso me parece que es jugar con fuego, desde el punto de vista del futuro.
La interna en Juntos por el Cambio sobre la posible incorporación del PJ de Córdoba
¿Qué tiene que hacer la posible alianza con el peronismo cordobés con Juan Schiaretti?
Es evidente que no habrá condiciones para plantearlo ahora, pero sí debe haber una firme acción de encontrar denominadores comunes para que garanticen la gobernabilidad.
Yo puedo ponerme en la posición más cómoda, que sería la más dura, la que permanentemente descalifica, insulta y agravia, porque encuentro un campo fértil en este momento en la sociedad, requiere más coraje tener una posición de construcción y moderación.
Además, existen algunos ejemplos históricos, que fueron la única forma (en crisis muy agudas) donde se la pudo remontar. Por ejemplo, en 2001, cuando existió el llamado 2diálogo argentino”, que en su momento tuvo el auspicio de la Iglesia argentina, con la concurrencia de muchos sectores.
Fue posible ir encontrando formas para superar una crisis, que también era extremadamente profunda. Por lo tanto, creo que a lo mejor, no en esta instancia, pero en el futuro, se deben seguir explorando esas condiciones que garanticen la gobernabilidad.
El recuerdo de una etapa de crisis en Argentina
¿Se vio como protagonista en la serie “Diciembre 2001”?
No la he visto, pero inmediatamente me llovieron comentarios.
¿Por qué no la vio?
Porque estaba en una reunión de tipo social, pero la voy a ver, porque me indican algunos que comienzan con un hecho que para mí fue doloroso, que fue tener que abandonar ese gobierno, por el cual hice mucho para la construcción.
No nos olvidemos que La Alianza empezó, primero, con aquella reunión de la confitería El Molino, donde estuvimos Chacho Álvarez, Bordón, Terragno, Graciela Fernández Meijide y yo. Ese fue el antecedente par que después se conforma La Alianza.
Creíamos que el gobierno de Fernando de la Rúa podía ser una buena transición, que dejara paso a una conformación más social demócrata, que permitiera una segunda oportunidad que profundizara algunos cambios en el sentido progresista.
La historia no fue así, llegué a un punto donde me opuse a algunos de los protagonistas que hoy están fuertemente vigentes. Ricardo López Murphy, por ejemplo, era el ministro de Economía en esos días, y Patricia Bullrich la ministra de Trabajo. Cuando le presenté mi renuncia estaba Bullrich en el despacho con de la Rúa.
En su momento, de la Rúa me pidió que buscara consenso político, que obtuve de diputados, senadores y gobernadores, para rechazar el ajuste de López Murphy, porque iba a afectar a la base social que nos había votado, fundamentalmente a los sectores medios y la educación pública, pero aun así él insistió.
Lo que se venía era la sustitución muy penosa de López Murphy, en pleno viaje de regreso de Chile, mandado por Domingo Cavallo, con las recetas que ya conocimos y la hecatombe mundial.
Por lo tanto, no me arrepiento de haber renunciado. Eso iba totalmente en contra de mis convicciones, pero sí fue una instancia muy dolorosa de mi vida por todo lo que había hecho para construir paz en el gobierno.
El rol de la UCR en las elecciones
Alejandro Gomel (AG): En cuanto a estrategia y armado electoral, ¿qué tiene que hacer el radicalismo? ¿Presentar varios candidatos? ¿Aunarse detrás de una candidatura para enfrentar a la opción de derecha dentro de Juntos? ¿Cuál sería para usted la mejor estrategia electoral del radicalismo?
Lo ideal para nosotros sería un candidato radical para tener más chances competitivas, eso es casi evidente. Pero de no ser así, hay que buscar acuerdos con los que tenemos más afinidad, a los efectos de poder incidir, influir y mantener armado hacia una posición razonable, que tienda puentes con otros sectores que se requieren para garantizar la gobernabilidad futura. Eso es lo ideal y lo que vamos a procurar.
Estamos convocados a una reunión de convencionales el domingo y, al menos, en mi caso, voy a tener esta postura.
AG: ¿Larreta-Morales le parece una buena opción?
Me gusta más Morales-Larreta, que puede ser una opción más afín a lo que pensamos.
¿Suma el radicalismo si tiene una fórmula combinada como Larreta-Morales por un lado, y una radical por otro, como Facundo Manes?
Creo que en este caso el radicalismo tiene que ir unificado, porque lo de Facundo Manes, en su momento, me pareció muy atractivo, pero luego tuvo actitudes que desconcertaron, como esa famosa reunión con Macri en Los Abrojos o las fotos de alta exposición con Bullrich en la Fiesta de la Vendimia, y eso fue vaciando de credibilidad cuál era su postura.
Pero Morales dijo, en Jujuy, que con Bullrich podría llegar a integrar una fórmula…
Sí, pero en este momento hay una posición muy fuerte, e incluso la comparó con una suerte de extorsión que hace Milagro Sala. Creo que ahí hay una situación más nítida. Yo valoro la concurrencia de todos, pero creo que el sentido común indica que tenemos que ir con un solo candidato, el resto nos debilita.
En ese caso, ¿un candidato a presidente?
Sería lo ideal, o si no una fórmula mixta pero que exprese la mayor afinidad que estoy expresando.
Por Jorge Fontevecchia-Perfil