La propuesta que demuestra que se puede pensar la política con racionalidad más allá de la grieta, en comunicación directa con la gente y rescatando el verdadero federalismo olvidado.
A decir de Steven Pinker, la racionalidad es el principal motor del progreso. Este lingüista y psicólogo canadiense, considerado uno de los hombres más influyentes del mundo, sostiene que la humanidad, desde la Ilustración, ha experimentado un progreso espectacular, no sólo en lo material sino también en lo moral. Muchos movimientos sociales se lanzaron por primera vez mediante argumentos razonados, cuando un filósofo o pensador demostró por qué tal práctica es insostenible. Estos manifiestos o discursos se volvieron virales y se discutieron en diferentes ámbitos, antes de influir en la opinión pública, y luego fueron asimilados a la sabiduría popular.
Pinker explica que en la actualidad, contamos con instituciones para superar nuestros sesgos y errores de razonamiento, como la ciencia, el periodismo responsable o la gobernabilidad democrática. Estas instituciones utilizan mecanismos para tratar de eliminar la irracionalidad: revisión por pares en la universidad, evidencia empírica en la ciencia, verificación de hechos para los medios. Incluso Wikipedia tiene un sistema de corrección. Pero no hay nada de eso en las redes sociales. Facebook o Twitter muestran reacciones inmediatas. La reputación de sus usuarios se basa en su capacidad para generar indignación, no en su precisión.
La racionalidad colectiva depende de normas explícitamente diseñadas para promover la objetividad y la verdad. En efecto, la importancia de la racionalidad radica en que nos permite tomar mejores decisiones en nuestra vida y en la esfera pública, y es el principal motor de la justicia social y del progreso moral.
Según la “teoría de los conjuntos”, atribuida a Arthur Bentley y David Truman “los individuos con intereses comunes actuarían de manera voluntaria para intentar promover dichos intereses”.
Esta teoría supone la idea de que los grupos tienden a actuar para apoyar sus intereses de grupo, siendo esta una derivación de su comportamiento racional. Esto se traduce en que, si los miembros de algún grupo tienen un interés o un objeto común, y si todos estuvieran mejor si se lograra ese objetivo, los individuos de ese grupo actuarían coordinadamente para lograr ese objetivo.
La realidad demuestra en estos casos que la teoría no está disociada de la praxis: las soluciones son necesariamente colectivas. Yendo no tan lejos en el tiempo, ha quedado claro que ante la emergencia, la colaboración entre los individuos fue la única manera de estar preparados para hacer frente a la coyuntura. Esta filosofía no es nueva, al menos para quienes ya vienen practicando el open source, para quienes entendieron que no hay desarrollo posible de una sociedad con éxitos estrictamente individuales. Esta impronta en el modo de hacer las cosas es una de las premisas de la transformación digital.
En el libro “El apoyo mutuo: un factor en la evolución”, el ruso Piotr Kropotkin enfatiza en la importancia de la cooperación, la reciprocidad y el trabajo en equipo para el desarrollo evolutivo de una especie. Como ejemplo, pone el comportamiento grupal en especies no humanas, como las abejas y las hormigas; éstas últimas no poseen, de manera individual, los conocimientos para la edificación de un hormiguero, sin embargo, en conjunto hacen uso de la inteligencia colectiva para llevar a cabo su proyecto.
Entre las características que se han descrito de esta clase de inteligencia, está la auto-organización, un estilo participativo, la adaptación constante a los cambios en el entorno, el trabajo en equipo y el comportamiento social interactivo.
A través de la inteligencia colectiva es posible aprender a formular nuevas soluciones a los problemas estructurales que la sociedad individualista nos ha puesto enfrente. En este contexto, colaborar es una magnífica oportunidad para evolucionar como sociedad, además de plantear la posible evolución colectiva entre los ciudadanos.
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Una agenda propia con visión federal
El pasado miércoles 14, tal como lo establecía el cronograma fijado por la Cámara Nacional Electoral, la Renovación procedió a anotar formalmente al vehículo electoral con el que competirá en la próxima contienda nacional (primeramente, en las PASO y luego en las elecciones generales) buscando obtener senadores y diputados nacionales propios que permitan llevar una vez más la voz de los misioneros al Congreso de la Nación.
En una nueva muestra de autonomía política y con la idea de privilegiar una agenda de trabajo propia que se ajuste a las demandas del pueblo misionero y que permita seguir desarrollando el Proyecto Misionerista enfocado en el crecimiento integral de la provincia, el Frente Renovador de la Concordia eligió candidatos propios, por encima de cualquier armado nacional y de las imposiciones del país central.
La Renovación Neo ha fijado categóricamente las condiciones antes descriptas para apoyar a cualquier de candidato que aspire a la Presidencia de la Nación. Al día de hoy, las conversaciones están dadas con Sergio Massa, tal vez el político nacional que más respeta la determinación del Misionerismo. El ministro de economía de la Nación ha venido apoyando distintos pedidos y medidas tomadas por la provincia. Asimismo, el tigrense ha expresado en más de una oportunidad su admiración por el modelo misionero y sigue con particular interés el desarrollo exponencial de la industria del conocimiento en la provincia.
El ministro de economía de la Nación considera que la industria del conocimiento debe ser una de las cuatro patas del desarrollo productivo argentino junto con la agroindustria, la energía mediante la explotación de Vaca Muerta y el desarrollo de la industria del litio.
En esa concepción de Massa, la provincia claramente tiene un rol estratégico ya que cuenta con Silicon Misiones, el mayor polo tecnológico de la región.
En la sesión extraordinaria del 10 de diciembre del 2022, en la cual se eligieron las autoridades del Parlamento Misionero, su presidente Ing. Carlos Rovira, al momento de su discurso manifestó que “soy un convencido que la vida democrática, como lo hacen casi todos los actores que transitan, acá se ha dicho, permanentemente al mirar a Misiones, se logra con este clima. Donde la gestión de quién gobierna va encarando un eje que no se puede reducir con palabras. Que no se puede minimizar. Un eje que, por caso, ha permitido hoy en este año que está terminando, ubicar a nuestros gobernantes, principalmente al gobernador en la métrica de la opinión pública nacional como el mejor gobernador del país”. Estas palabras del Conductor de la Renovación dan cuenta de la importancia de la existencia de un proyecto político con fuerte acento en la defensa de lo local, con una agenda propia enfocada en las necesidades e intereses del pueblo misionero por encima de todas las cosas.
En otro pasaje del discurso brindado por Rovira en aquella oportunidad, destacó que “el progreso que tiene Misiones y que ha tenido en los últimos tiempos viene de la mano exclusivamente del esfuerzo de los misioneros. Donde este proyecto político, y me refiero a la Renovación, no ha quedado de brazos cruzados como muchas veces se postula esa palabra no cumplida consagrada en la Constitución nacional; que nos corresponde un mayor índice de Coparticipación, que el pasado político de la provincia lo regaló. No nos quedamos demandando eso. Lo hacemos”. Estas expresiones permiten comprender la determinación del espacio político conducido por Rovira a la hora de enfrentar los escollos que se van presentando para la provincia cuando debe llevar adelante gestiones ante los gobiernos nacionales con marcada visión centralista, causante de las asimetrías históricas entre el país central y las provincias olvidadas del interior profundo.
La autonomía política y determinación del Misionerismo
Los tiempos previos a las elecciones de legisladores nacionales (tanto senadores como diputados) son el momento propicio para reflexionar acerca del rol que deben cumplir quienes son elegidos para representar a Misiones. Se trata de un ejercicio ciudadano muy necesario a la hora de analizar las opciones a elegir ya que tanto los senadores como los diputados nacionales deben ser representantes y defensores de los intereses del Pueblo en el ámbito del Congreso de la Nación, no deben claudicar en los reclamos por las deudas pendientes y los derechos postergados que tienen las provincias del interior profundo. Los electores deben poner su atención y escuchar cuáles son las propuestas de cada sector, además de tomarse un tiempo para analizar las respectivas trayectorias para poder realizar evaluaciones propias.
El Frente Renovador de la Concordia se presentará en las próximas elecciones nacionales bajo el nombre de “Innovación Federal”, una denominación que resume la agenda programática que ha venido llevando desde Misiones hacia la Nación.
Carlos Arce, Sonia Rojas Decut y Milton Astroza serán los precandidatos a senadores nacionales, mientras que Daniel “Colo” Vancsik, Yamila Ruiz, Alberto Arrúa y Adriana Bezus serán los pre candidatos a diputados nacionales. Se trata de dirigentes serios, profesionales, muy valorados por los misioneros.
En declaraciones brindadas en el programa “El Periodista”, el actual vice gobernador Carlos Arce aseguró que la Renovación Neo seguirá “contundentemente en esa línea de reclamar y apoyar con gobernabilidad a gobiernos que tengan una política federal y que respeten la autonomía de las provincias, sobre todo que respeten a los misioneros”.
Lo dicho por el vice gobernador misionero guarda una profunda vinculación con lo expresado por el Conductor de la Renovación Carlos Rovira en el marco de la inauguración del edificio principal del Silicon, allá por el mes de marzo de este año y que resume el ADN del Proyecto Misionerista: “Misiones está en el tránsito fundamental de su historia, de seguir fortaleciendo este espacio no solamente político, esta singularidad, esta anomalía que no nos rige ni las leyes argentinas, las leyes de los partidos políticos nacionales; se rige aquí con el dictum del misionero. Se discute aquí, en un Cabildo permanente con nuestras leyes”.
Por Nicolás Marchiori