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Se conoció la identidad de los supuestos espías rusos que vivieron en Argentina

Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muños vivieron en Buenos Aires, en una casa de la calle O’Higgins, hasta 2022. Cuando se fueron a Europa, los detuvieron ante la sospecha de que se trataría de agentes rusos.

La historia de la pareja de espías rusos que vivieron en la Argentina sumó un nuevo capítulo en las últimas horas. La jueza federal María Servini recibió en los últimos días un informe de la Policía Federal en el que había información clave respecto de la identidad del hombre y la mujer que mantuvieron en vilo a las autoridades argentinas por tratarse de supuestos agentes.

La magistrada recibió el informe a partir de que su colega de Liubliana, Eslovenia, Tanja Tošič Bennigar, rubricó un pedido de colaboración judicial a partir de que la pareja de supuestos espías vivió en Argentina antes de su detención en ese país.

Y en ese contexto fue que se conoció el nombre real de ambos detenidos. Son Artem Viktorovich Dultsev y Anna Valerevna Dultseva, de acuerdo a la información publicada por La Nación. Es decir, no son Ludwig Gisch ni María Rosa Mayer Muños, como se habían inscripto en la Argentina.

De acuerdo a la información que recibió la Argentina, el hombre nació el 30 de agosto de 1981 en Baskiria, uno de los países de la ya extinta Unión Soviética.

Espías rusos detenidos en Eslovenia
Anna Valerevna Dultseva, la supuesta espía que vivió en Argentina.

Ella, por otro lado, nació el 3 de enero de 1981 en Nizhni Nóvgorod. Sus huellas dactilares, comparadas con las de sus documentos argentinos, comprobaron que se trata de ciudadanos rusos. Ese punto alimentó la teoría de que se trataría de espías.

El accionar de la Justicia

La novela de los espías tiene su capítulo judicial argentino. Servini decidió impulsar una causa por falsedad de identidades, a partir de que la pareja se inscribió a sí misma y a sus hijos con apellidos falsos de acuerdo a la teoría del Poder Judicial esloveno. Esa causa quedó radicada en la Fiscalía de Franco Picardi.

Esos documentos tenían domicilio en la calle O’Higgins al 2.100, en Belgrano. En ese domicilio vivió la pareja y sus hijos hasta que en marzo del año pasado se fueron a Europa y posteriormente fueron detenidos.

Gisch y Mayer Muños están incomunicados y detenidos en celdas de máxima seguridad a la espera del juicio oral, cuya fecha de inicio no trascendió públicamente hasta el momento. Sus hijos, argentinos de 7 y 9 años, permanecen en la capital del país, y según publicó La Nación ningún pariente se presentó ante las autoridades para reclamar su custodia.

“El proceso (de tutela) de los hijos no es parte integral de nuestro procedimiento criminal”, dijo la fiscal jefa del distrito a cargo de la acusación, Katarina Bergant.

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La jueza María Servini.

La imputación de la justicia de Eslovenia contra Gisch y Mayer Muños se basa en dos artículos del Código Penal de ese país: el 358, que castiga el delito de espionaje, y el 253 que penaliza la “legalización de contenido falso”. Los investigadores del caso creen que la pareja trabajó para un servicio de inteligencia extranjero y utilizaron documentos falsos para facilitar la tarea.

La fachada de los espías rusos

Quienes tuvieron contacto con ellos no sospecharon que la “familia” era en realidad una fachada. Además aseguraron que hablaban español e inglés y que se disculpaban por no dominar bien el esloveno. Sus “hijos” también hablaban castellano, lo que hacía que nadie sospechara del origen de estas personas.

Aunque la familia era “normal” y “agradable”, el vocero de la policía eslovena, Drago Menegalija, reveló que los sospechosos son miembros de uno de los servicios de inteligencia ruso de elite. Ella abrió una galería de arte en internet, mientras que Gisch dirigía una startup informática. De este modo montaron su falsa vida, hasta que una denuncia anónima desmontó el montaje.

Según podía verse en sus redes sociales, Mayer compartía sus viajes y promocionaba su galería de arte en línea. Gisch, por su parte, era quien utilizaba el pasaporte argentino. Decía haber nacido en Namibia en 1984 y que dirigía DSM&IT, una empresa que ofrecía software de seguridad.

Ella fue super amable. Me puso en su galería web y también exhibió mi trabajo en Edimburgo. Esto fue enorme para mí, porque rara vez tengo la oportunidad de exhibir mi trabajo en el extranjero”, contó a The Guardian un fotógrafo que vive en la ciudad eslovena de Maribor.

ASV/ff-Perfil