Cada vez falta menos para que los resultados contantes y sonantes digan qué chances tiene Javier Milei de meter la cola en un balotage en octubre y noviembre. Las encuestas, que no paran de fallar, todavía le auguran un cómodo 20 por ciento; que no alcanza, que hace girar las miradas hacia Karina Milei, la hermana que el candidato querría siempre a su lado, incluso como primera dama.
La segunda mitad del 2021 fue lo mejor que le pasó a Javier Milei en su reciente carrera política de vaivenes y confusiones: un acto en Parque Lezama como cierre de campaña para su candidatura a diputado nacional por La Libertad Avanza y un Luna Park -escena de un custodio suyo simulando sacar un arma- en donde festejó los casi 20 puntos que le permitieron entrar al Congreso Nacional y meter a cinco legisladorxs en la Ciudad de Buenos Aires.
Lo que llamaban “la imagen de Milei” brotaba en medios y redes sociales, encendía alarmas en el progresismo y ponía sobre la mesa varios interrogantes para las derechas más tradicionales. Todo sucedió en parte por su presencia exacerbada en los medios y en parte porque alguien había tomado la decisión de que él fuera el centro de todo. Esa persona se llama Karina Milei, tiene 51 años y no tiene formación política. Lo que tiene debajo de la manga es una profunda relación con las cartas de tarot, un hermano que la llama “el jefe” y una comunicación de otro plano con los perros muertos de la familia que desde el más allá asesoran en política o economía al clan libertario.
¿Cómo juega Karina en este 2023 en donde parece que ya nadie le tiene miedo al candidato libertario? ¿Es ella la líder oculta que nunca terminó de ser mostrada? ¿O será, como la señalan, la principal responsable de la caída de Milei?
La ley de la obediencia
La primera vez que Karina Milei habló en los medios fue en un debate de candidatos a las elecciones de segundo término, en 2021: “Milei hace caso, es muy aplicado” dijo cuando le preguntaron si su hermano era obediente. La pregunta tenía que ver con el trabajo que venía haciendo Karina en relación a la agenda de conferencias internacionales de Milei que luego devinieron en que ella se hiciera cargo de todo: armar la campaña, cuidar su imagen y sostener los ánimos alborotados de su hermano mayor. La labor de armadora política la llevó adelante junto a Ramiro Marra y Eugenio Casielles, actuales legisladores de la Ciudad de Buenos Aires, que junto a Karina le ofrendaron al fenomeno Milei un eventual potencial político presidenciable.
En las fotos ella siempre aparecía en segundo plano, con un look medio outsider pero con la mirada fija en el hermano. Se convirtió en “la que manda”, un rol muchas veces adjudicado a la jefa del hogar que maneja la batuta. Una todo terreno que sostuvo a su hermano en alza durante un tiempo que en el horizonte de las expectativas libertarias se volvió escaso.
La caída
A mediados de 2022 algo cambió: de gran outsider armadora pasó a ser señalada como la culpable de muchas de las detracciones libertarias. Entraron a la cancha Carlos Kikuchi, ex asesor de Cavallo, como armador nacional y Sebastian Pareja como armador provincial. Según Carlos Maslatón -uno de los exiliados del paraguas libertario de Milei- “La dueña real del poder en La Libertad Avanza es ella. Es una persona totalitaria que quiere hacer predominar su voluntad por sobre cualquier sistema de consenso político o humano. Yo la veo fusiladora, inclusive. Creo que tiene capacidad para dar órdenes criminales políticas”.
El detonante fue el acto en el estadio El Porvenir de Gerli. El club tenía capacidad para catorce mil personas, quienes organizaban esperaban unas diez mil y la convocatoria terminó siendo de cinco mil personas. Pero no fue la gota que rebalsó el vaso, a pocos días del acto, Javier Milei habló a favor de la libre portación de armas en el país y de la posibilidad de que se vendan órganos. Derrape por donde se lo mire.
La estrategia de esta nueva versión armadora fue ir a buscar aliados en las provincias que pudieran aportar votos sin que la estructura nacional les diera apoyo económico. De ahí las denuncias por la venta de candidaturas en las que el foco estuvo puesto justamente en las dos K: Kikuchi y Karina. La cuenta dio denuncias y malos resultados en las elecciones provinciales y por ahora no hay en vistas ningún volantazo en la campaña a la que le queda muy poco margen de tiempo ¿que dirán las cartas?
La divulgación
“Querer escindirme de mi hermana es un delirio, yo hago lo que hago porque esta mi hermana conmigo. Una de las cosas que me parecen infinitamente valiosas de hacer política es que puedo trabajar todos los días con mi hermana” dijo cuando llovían las acusaciones contra Karina. Otro de los que dejó de apoyar al candidato libertario fue el youtuber Eduardo “El Presto” Prestofelippo, condenado por difamar a la primera dama, Fabiola Yañez, y uno de los influencers que convocaba a jovenes a los actos de Milei en su escasa época dorada.
“Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Y entonces Dios le mandó a Aarón para que divulgue. Bueno, Kari es Moisés y yo el que divulga” dijo Javier Milei en una entrevista con Viviana Canosa a finales de 2021. Aarón es el nombre de uno de los perros de Karina, un pastor suizo. A los pocos días de esa afirmación, Javier Milei siguió escalando en las declaraciones en relación a su hermana y le dijo a Eduardo Feinmann que en el caso de que llegara a ser presidente en 2023, Karina sería la Primera Dama.
Por fuera de los parentescos y los afectos familiares, la planicie en la que entró la campaña de Javier no puede solo ser adjudicada a las decisiones de un jefe en las sombras, si puede ser un atajo para explicar que para divulgar ideas hace falta mucho más que el grito de un león.
Por Euge Murillo – Página/12