Desde su rebelión fallida contra el Kremlin en junio, el grupo de mercenarios liderados por Yevgeny Prigozhin no solo cesó sus operaciones en Ucrania, sino que ha sido desplazado de la escena política rusa por el Gobierno de Vladímir Putin, que ha castigado a los insurrectos enviándolos a Belarús y cerrando su sede física en Moscú. Por ello, los Wagner han tenido que reconfigurar su rumbo y regresar al lugar en donde tomaron notoriedad antes de la guerra: África.
El mundo dudaba del paradero de Prigozhin desde que fue fotografiado saliendo de un cuartel militar ruso tomado por los mercenarios el pasado 24 de junio. Una imagen que representó simbólicamente el fracaso de la insurrección en contra del Kremlin y que se especulaba con ser el episodio final en la historia de Wagner, el grupo paramilitar ruso; sin embargo, la cumbre Rusia-África revivió a los mercenarios.
El ‘cocinero de Putin’, como se le conoce a Prigozhin, fue fotografiado el 27 de julio con Dmitri Sytri, representante del Estado ruso en la República Centroafricana, en el hotel de San Petersburgo donde se celebraba la cumbre. Medios locales aseguran que ambos se reunieron con “representantes” de países como Mali, la República Centroafricana y Níger, este último en medio del golpe de Estado que terminaría derrocando el gobierno de Mohammed Bazoum.
Por supuesto, los ojos de Prigozhin se han posado sobre la junta militar que, desde el 26 de julio, está en el poder en Níger: el líder de los paramilitares tardó solamente dos días en felicitar a los golpistas y aprovechó el momento para ofrecer públicamente sus servicios al nuevo Gobierno.
“Lo ocurrido en Níger no es otra cosa que la lucha del pueblo nigerino contra sus colonizadores (…) los miles de combatientes de Wagner son capaces de poner orden, destruir a los terroristas y no permitir que dañen a las poblaciones locales de estos Estados”, afirmó Prigozhin en un mensaje dentro de su grupo de Telegram el 28 de julio.
En las calles de Niamey, mientras tanto, el rechazo a Francia, la antigua metrópoli de Níger, suena casi igual de fuerte que el apoyo a Rusia.
La posible incursión de los mercenarios rusos en Níger no representa un hecho aislado en la historia de la organización militar, de hecho, podría considerarse una vuelta a la normalidad en las actividades de la agrupación, ya que en su lista de clientes figuran casi que exclusivamente países africanos.
La larga historia de Wagner en África
Antes de su protagónica participación en la guerra de Ucrania, el principal ‘modus operandi’ del grupo mercenario consistía en ofrecer sus armas, tropas y municiones a gobiernos inestables del continente africano a cambio de explotar los vastos recursos naturales que estos territorios pueden ofrecer.
Mali y la República Centroafricana son dos de los principales clientes de Wagner, que se ha adueñado de numerosas concesiones para controlar las minas de oro y demás minerales en ambas naciones. Según estimaciones del Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales, la organización de Yevgeny Prigozhin estaría generando más de 1.000 millones de dólares anuales solamente con el negocio del oro de la República Centroafricana.
A pesar de lo desventajoso que pueda sonar este trato, para muchos gobiernos representa la única opción para asegurar su permanencia de los riesgos nacionales y regionales que pudieran poner en evidencia, de nuevo, la fragilidad de las estructuras estatales en el continente.
“Necesito proteger a la población. Necesito proteger las instituciones de la república. Pedí ayuda a todo el mundo, ¿y debía rechazar la ayuda de quienes querían ayudarnos?”, declaró Faustin-Archange Touadéra, presidente de la República Centroafricana, en una entrevista para la cadena NBC el pasado 1 de junio.
Touadéra también recalcó que, antes de acudir a los servicios de Wagner, se acercó a pedir ayuda a “todos sus amigos”, haciendo referencia a países como Estados Unidos o Francia y a instituciones como la ONU, y sin embargo ninguno contesto su llamado de auxilio.
En Mali, la amenaza islámica ha provocado que la presencia de los mercenarios rusos, a petición del Gobierno, se haya intensificado en las últimas semanas debido al repunte de los enfrentamientos entre grupos rebeldes y el Ejército. La violencia e inestabilidad ha llevado a la misión de los cascos azules de Naciones Unidas a dejar esta nación africana.
A través de un comunicado publicado en su cuenta de X (el antiguo Twitter), la MINUSMA, nombre de la misión de Naciones Unidas en Mali, anunció su retirada temprana del territorio debido al “deterioro de la seguridad” dentro del país. Una situación de la que el Grupo Wagner ha sido protagonista estelar.
Los representantes de la misión de la ONU afirman que su salida de Malí se dio por un repunte en la violencia entre un grupo rebelde nacido de la comunidad Tuareg al norte del país que lleva por nombre Coordinación de los movimientos de Azawad (CMA) y las fuerzas estatales malienses, con apoyo de los mercenarios de Wagner. Los rebeldes acusan a Wagner de haber roto un cese al fuego pactado entre ambos frentes.
Dudas en torno a la existencia a largo plazo del Grupo Wagner
Aunque pareciera que los Wagner han regresado con fuerza a la arena internacional después de su insurrección fallida en Moscú, muchas voces dudan sobre el compromiso del Kremlin con los mercenarios y especulan sobre la desaparición del brazo armado oscuro de Rusia.
El ministerio de Defensa del Reino Unido expresó que Moscú estaría mostrando oposición en relación a los intereses del Grupo Wagner, que a su vez estaría “reduciendo y reconfigurando su plantilla para ahorrar en gastos salariales en un momento de presión financiera”.
Además, el organismo del gobierno británico apuntó que, si Rusia deja de financiar a la organización de Prigozhin, Belarús podría fungir como el nuevo inversor fuerte a las cuentas de Wagner, situación que disminuiría considerablemente su capacidad de acción.
En el marco del bloqueo occidental sobre Rusia, Vladímir Putin busca alternativas comerciales y políticas que puedan ayudar al Kremlin a reafirmar su estatus de potencia mundial y financiar la subsistencia del Estado ruso, por lo que la figura de Prigozhin vuelve a tomar relevancia para Moscú, en búsqueda de utilizar su asociación para acercarse al continente africano y especialmente, a los recursos naturales que existen en él.
Por Maximiliano Pérez Gallardo-France24 con Reuters, EFE y medios locales