Pese a que la exministra ganó la interna, el magro resultado de JxC le permitió al expresidente una sobrevida como líder opositor. Apostó fuerte por Patricia Bullrich contra Horacio Rodríguez Larreta, pero nunca cortó lazos con el libertario, con quien cruza elogios hasta públicos. Escenas de cómo se mueve en la sombra y su distancia política con la candidata.
“¿Vos no me querés tener a mí de enemigo, no?”. La voz de Mauricio Macri sonó con furia del otro lado del teléfono. Llamaba, vía Darío Nieto –antiguo secretario privado suyo–, a uno de los más importantes armadores de la campaña de Patricia Bullrich. “Te paso con el ingeniero”, le avisó el lazarillo. El exmandatario estaba enojado por cómo se había cerrado una candidatura de Juntos por el Cambio (JxC) en una de las provincias del interior del país. Ya se había bajado de la carrera por la presidencia, pero nunca soltó de todo el joystick opositor.
Y no lo va a soltar. Porque si hay una figura en las sombras que busca emerger en las sombras con la foto de tres tercios del domingo es Macri. Cree tener con qué: por un lado, evitó que Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta lo jubilen de Juntos por el Cambio, ya que el magro resultado de la fuerza propició que el fin de la interna no signifique el ascenso inmediato de la exministra.
Por el otro, reforzó su línea con Javier Milei, el más votado: el empresario lo felicitó en público desde Parque Norte y lo llamó también por privado, así como lo había hecho la semana pasada cuando el libertario hizo su cierre de campaña en el Movistar Arena. Macri apostó a los dos caballos.
“Mauricio va a tener que seguir en su mismo lugar. La protagonista de la campaña es Patricia”, atajaron en el búnker de Bullrich ante los movimientos de estratega político que ensayó Macri en los últimos días. Antes de las PASO, elDiarioAR recogió en la mesa chica de la exministra el comentario de que el expresidente “podría convertirse en un problema”.
¿Sería como Cristina Fernández de Kirchner con Alberto Fernández?, fue la repregunta de ocasión. “Más bien, el Kirchner de Duhalde”, vaticinó la contraparte. Como sea, ninguna de las dos comparaciones parecen menos conflictivas si para la oposición se da la proeza de que Bullrich termine en la Casa Rosada. “Mauricio no va a ser la Cristina de Patricia”, respondió hace dos semanas en una entrevista con este medio Cristian Ritondo, su cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires.
Rápida de reflejos, la presidenciable de JxC ya buscó marcarle la cancha. “Los expresidentes no pueden tener un cargo. Son siempre de consulta”, dijo en su raid mediático post-domingo de elecciones. Y en un mismo movimiento de pinzas intentó “jubilarlo”: “Yo soy la nueva líder de JxC”, plantó bandera.
Una tesis temeraria. Es que el exmandatario le aportó de manera importante al armado de su exministra de Seguridad. Figuras que la rodean a diario como Federico Pinedo, Hernán Lombardi o el diputado Federico Angelini fueron explícitamente acercados por Macri. “A mí me pidió Mauricio que la ayude”, contó uno de ellos a elDiarioAR cuando la campaña estaba recién en gateras. Si apostó, también puede querer cobrar a futuro.
Bullrich en el espejo de Macri 2019
Hay otro dato que eclipsa el supuesto ascenso interno inmediato de Bullrich tras ganar la PASO opositora: sacó menos votos de los que consiguió Macri en 2019, incluso siendo derrotado. Ella recogió 4 millones de sufragios –Larreta sumó 2,6 millones por su lado–. Cuatro años atrás, el expresidente había sumado el doble: 8,1 millones. Luego vendría un repunte de 2 millones de votos para las generales subido a la campaña del “Sí se puede”, que ahora Bullrich buscará emular.
El detalle de aquellos días negros para Macri están documentados en el reciente libro 24 de Agosto. Cambiemos en 2019: de las PASO a las calles, de Nicolás Roibás y (Sudamericana), una crónica coral de lo que pasó después de la derrota en las primarias del domingo 11 hasta dos semanas después, cuando hubo una movilización en apoyo al Gobierno en la Plaza de Mayo. En ese texto se pueden leer pasajes que marcan la pauta sobre la distancia en cómo entender la política que tienen Macri y Bullrich.
En uno de ellos, Bullrich recuerda: “El día 20 tuvimos una reunión de gabinete que fue como rara, en la que seguíamos hablando de temas de gobierno como si nada hubiera pasado. En ningún momento de la reunión se habló de lo que había pasado en la elección. En algún momento lo planteamos, pero Mauricio dijo que primero estaba el equipo de campaña haciendo el análisis y después traería una posición en esa mesa. Uno se sentía raro porque nos metieron 16 puntos de diferencia y nosotros estábamos como si nada”.
En otro párrafo, la exministra cuenta sobre una reunión de la mesa chica del gobierno de Macri: “Yo pido la palabra y digo que creía que teníamos que ir a la marcha del 24, promocionarla y organizarla. (…) Esa era mi convicción, que teníamos que ir con la gente. No hubo nadie que me acompañara en el planteo, pero yo estaba convencida. Salí de ahí y me puse a organizar la marcha, mandé mensajes por WhatsApp a toda la militancia nuestra. Nos dedicamos a trabajar con todo para la marcha. Pero me dijeron que si el gobierno no iba, yo no fuera”.
Macri cierra el texto con una mirada muy personal sobre su repunte electoral, aunque no le alcanzó para perder en primera vuelta contra Fernández. Y en unas líneas que podrían tener significado con sus movimientos actuales, expresa: “Espero, a partir de 2023, ir definitivamente para adelante (…). Hoy la reivindicación de nuestro gobierno es grande y eso sucedió más rápido de lo que nadie imaginó, incluyéndome a mí”.
Uno se sentía raro porque nos metieron 16 puntos de diferencia y nosotros estábamos como si nada
Bullrich, sobre la derrota de Macri en las primarias 2019, en el libro “24 de Agosto”
Lo que piensa Larreta de Macri
La sobrevida de Macri post-PASO la leyeron también en la trinchera de Larreta, quien hizo el parricidio político con el fundador del PRO cuando desdobló los sistemas de votación en la Ciudad de Buenos Aires y estiró hasta el final la bendición de Jorge Macri como su sucesor amarillo. Otro triunfo que podría endilgarse: está a las puertas de que su primo estire la vigencia del apellido familiar en la Capital Federal.
“Fue el gran ganador. Yo lo veo jugando para él mismo”, comentó como crítica a elDiarioAR un operador del jefe de Gobierno con llegada a su círculo más íntimo. “Necesitaba reivindicarse y lo hizo”, agregó la fuente consultada, y completó –en tono de incredulidad– con una enumeración de todas las jugadas de Macri en estas elecciones: “Armó a Patricia, coló a Jorge para la Ciudad, le agradeció a Milei en público y terminó cerrando el búnker el domingo”.
El mismo vocero abonó a este medio que Macri le pidió a Bullrich que le ofrezca a Larreta ser su jefe de Gabinete en un potencial gobierno suyo, a modo de pactar la paz y asegurar la unidad de la oposición. Esa conversación la habría abierto durante todo el fin de semana, buscando tender un puente entre ambos bandos antes de que se conozca quién iba a ganar; es decir, siempre quiso que el ganador le tienda explícitamente la mano al perdedor. Bullrich habría rechazado la cuasi-orden, pero este miércoles iba a tener su postal de unidad con su rival.
Por lo bajo, el mismo fin de semana Macri mantuvo su línea abierta con Milei. Ya había vaticinado en mayo un balotaje de JxC con el libertario. Su argumento fue que esa segunda vuelta “significaría el fin del kirchnerismo”. Los resultados del domingo lo mantienen vigente. “Es muy importante que sumando lo que sacó Milei, más nosotros, se está marcando un cambio profundo que requiere mucho coraje, como el que tiene Patricia”, dijo públicamente desde Parque Norte.
¿Fue un espaldarazo o un abrazo de oso a su exministra? Un dirigente con voz y voto en la mesa nacional opositora y alineado con Larreta no dejó dudas sobre cómo cayó internamente el gesto a dos puntas de Macri: “JxC ya tiene a su candidata y ahora tiene que ganar la elección. Mauricio tendría que dejar de hablar de Milei”.
Por Mauricio Caminos-ElDiarioAr