El crack rosarino habló por primera vez en público desde su llegada a Inter Miami, mientras se prepara para alcanzar este sábado un nuevo título
Los argentinos estamos abrumados. No hace falta ni mencionarlo: duele cada centímetro de nuestro país. Tal vez, por eso, tal vez por el Maracaná y por Qatar (sobre todo, por esa final de todos los tiempos), Lionel Messi nos arranca una sonrisa inmediatamente. Es lo que hace falta hoy, en estos días, luego de temporadas de críticas mezquinas, desafiantes: su felicidad representa una caricia en el alma.
“Estoy en donde quiero estar”, resume Leo este jueves, acerca del fútbol y la vida, en la primera conferencia de prensa que dio desde que está en su nuevo club. Inter Miami, en realidad, es una excusa maravillosa, a punto de darse el gusto de una nueva vuelta olímpica: lo otro, en realidad, es lo más importante. Aunque el crack rosarino ya lo sabía desde hace un siglo, más allá del puñal que representaba la selección. Ahora sí, al fin, lo tiene todo. Tanto, que desafía al sistema: fue nominado este jueves junto al belga Kevin De Bruyne y el noruego Erling Haaland para el Balón de Oro de la temporada 2022/23. Leo ganó este premio en siete oportunidades, pero…
“Los premios son muy importantes, pero nunca les di importancia entre comillas, lo más importante siempre fueron los premios colectivos. Conseguí todo en mi carrera, el premio más grande fue el Mundial. No pienso en la UEFA o en esos posibles premios”, advierte. Más arriba, el cielo.
El crack se muestra en plenitud con su nueva vida en los Estados Unidos. Hay frases que lo retratan, en su primera charla con los medios oficiales. Con menos de un mes en Florida, y a un día de jugar su primera final en Inter Miami, responde las clásicas preguntas en el idioma rosarino de toda su vida y cuando es consultado en inglés, espera la traducción y lanza una sonrisa. Hasta las consultas más incómodas las resuelve con una gambeta.
Durante los casi 20 minutos que duró la conferencia, el capitán del seleccionado argentino se muestra sonriente. “Feliz”, así se expresa por sus primeras semanas en los Estados Unidos, luego de insistir en que Miami es un destino seleccionado en el calor familiar (no hizo falta más de una reunión) y, según admite, no hay traumas, si se lo compara con la salida de hace un par de años, Barcelona a París.
“Estoy muy feliz con la decisión que tomamos junto a mi familia, no sólo por lo deportivo sino por cómo vivimos el día a día acá, por cómo disfrutamos de la ciudad y por el trato recibido por la gente, que fue espectacular. Estoy agradecido y feliz”, explica el crack de Inter Miami, equipo en el que brilla y con el que jugará este sábado, desde las 22, la final de la Leagues Cup ante Nashville. Puede convertirlo en el futbolista más ganador de la historia del fútbol, con 43 títulos.
“La adaptación a la ciudad fue muy fácil porque estábamos convencidos de venir y la gente lo hizo todo más sencillo. Cuando salí de Barcelona a París fue complicado, esto fue totalmente diferente. Es una ciudad con muchos latinos y el latino es más cercano, más demostrativo, eso es muy importante para disfrutar”, destaca. “Todavía nos estamos acomodando porque hace poco que llegamos, no tenemos la casa en la que vamos a vivir definitivamente durante todo este período, pero todo resulta muy fácil por el trato de la gente tanto en el club, como la afición y también en el día a día, en la calle”, expresa, sonriente.
“Llegué con mucha ilusión, con ganas de seguir obteniendo resultados como lo hice a lo largo de toda mi carrera. Al principio me costó un poco el tema de los entrenamientos y los partidos porque venía de un mes o mes y medio de descanso pero ya me siento muy cómodo”, cuenta el capitán de Inter Miami, que contabiliza nueve goles en seis partidos jugados con la franquicia de la Major League Soccer.
Hubo más palabras, distendido, con la hipótesis de que en la ciudad de las playas y los shoppings puede ser el destino final de su carrera. Nunca se sabe, pero Leo habla con ese convencimiento. Y juega con esa impronta. “El equipo tuvo un crecimiento muy grande desde la llegada del Tata (Gerardo Martino). Que hoy estemos a punto de jugar una final puede significar una sorpresa, pero nosotros nos preparamos para esto: competir y ganar títulos”, plantea.
“Desde que empezó esta competición sabíamos que era una oportunidad de comenzar de cero. Llegó un nuevo director técnico, muchos jugadores se incorporaron al plantel y nos adaptamos muy bien. Tuvimos la posibilidad de cambiar las cosas por cómo veníamos en la Liga”, apunta, entre el calor, la humedad y… el colegio de sus hijos. “Puedo vivir el día tranquilo, con felicidad. Los nenes dentro de poco empiezan el cole, eso ayuda mucho, porque tienen que acostumbrarse. Todo lo que estoy viviendo acá es más fácil. Cuando pasé de Barcelona a París, fue complicado”, suscribe.
Barcelona, París, Miami. Messi va, va y va. Y Qatar, como respuesta a todo.
Por Ariel Ruya-LN