Octubre está ahí nomás, pero tan lejos. Aparecerán nuevas encuestas, nuevas hojas que podrán prenderse fuego a 233°C. Hasta entonces los argentinos nos seguiremos quemando las pestañas.
233°C es la temperatura a la que se quema el papel, o 451° Fahrenheit, pero ese título lo usó Bradbury para la novela sobre la quema de libros.
Lo cierto es que en las PASO 2023 se quemaron todos los papeles. Se quemaron los papeles que contenían las planillas de las encuestas. Se incendiaron las hojas de los diarios que anunciaban los porcentajes y las especulaciones alrededor de ellos.
Se chamuscaron las infinitas boletas de candidatos para tantos cargos y las de los partidos minoristas que operan como manteros ocasionales y aprovechadores.
Se quema el papel billete de los pesos. Los prenden fuego las hinchadas extranjeras para burlarse de los equipos argentinos y los queman los que están de turno en el Ministerio de Economía.
Pero el mundo tiende a la despapelización, entonces, no solo se queman los papeles, en tiempos modernos se cae el sistema.
Se cayó en la extraña votación analógica y digital en la CABA. Se bloquea y no llegan los mensajes de WhatsAppque envía la gente a sus gobernantes reclamando por la inflación, por la inseguridad, por la pobreza y el trabajo precario.
Se cae el sistema y arrastra la candidatura del ministro, porque en su doble rol no puede evitar la pendiente de todas las variables económicas, excepto los precios que, no solo no caen, sino que vuelan alto.
Se cae el sistema de alianzas que, a la larga o a la corta, concluía en el bipartidismo.
En ese sentido Milei es el claro ganador de las PASO, un paso incierto que nos acerca, un poco más, al precipicio.
Curiosamente no tuvo, en proporción, las mejores performances en la provincia y en la Ciudad de Buenos Aires. Sus números fueron mejores en el resto del país.
La elección arrojó una confusa división en tercios. Confusa pues puede dar pie a un realineamiento ideológico de los actores políticos. Sonaron extrañas las palabras del ex presidente Macri, casi contento del resultado de Milei.
También la ausencia de Cristina en la campaña de Massa o las carpetas de propuestas entregadas en los turnos de derrota, Grabois a Massa y Lousteau a Jorge Macri, como una advertencia de que sus ideas deben ser tenidas en cuenta.
Jorge Macri deberá plantearse su compañero/a de fórmula para CABA, Patricia Bullrich su estrategia, que deberá contar con el apoyo de Larreta y, más que nada, de Santilli, para no perder caudal en la Provincia de Buenos Aires, en donde Grindetti parece más débil.
Kicillof tampoco la tiene sencilla pues el candidato presidencial de su espacio pagará costos de los bajos números, de la derrota en Tigre y de la economía.
El radicalismo deberá revitalizarse desde las provincias que maneja, con la mirada, sobre todo, en Corrientes y Santa Fe, y el resultado de las candidaturas supervivientes de Abad y Petri.
Cada candidato, cada candidata, ajustará sus discursos y, algunos, con suerte, sus ideas.
Todo está abierto. Octubre está ahí nomás, pero tan lejos. Aparecerán nuevas encuestas, nuevas hojas que podrán prenderse fuego a 233°C.
Hasta entonces los argentinos nos seguiremos quemando las pestañas.
Por Federico Recagno-El Estadista