Diversos estudios detectaron microplásticos tanto en muestras de agua embotellada como en el agua de la canilla de las principales ciudades. Estas son las medidas de precaución que se pueden tomar.
Los microplásticos están, lamentablemente, de moda. Se encontraron en los hielos de la Antártida, en la leche, y en la sangre, los pulmones y el cerebro humano. Todo indica que, en muchos lugares del mundo, también se pueden encontrar en el agua potable.
“Microplásticos” es como se denominan las pequeñas partículas de plástico de menos de 5 milímetros de longitud. Pueden ser de dos tipos:
- primarios, que se introducen a propósito en productos de consumo, como las microesferas en detergentes, exfoliantes y otros productos de cuidado personal
- secundarios, que resultan de la descomposición y fragmentación de objetos de plástico más grandes, como botellas, bolsas y otros artículos, debido a factores ambientales como la radiación UV o la acción mecánica del viento y las olas
Los microplásticos pueden llegar al agua potable de las ciudades a través de diferentes vías. Las principales fuentes de los microplásticos identificadas en ríos y mares son estas:
- Textiles sintéticos: son los principales contribuyentes a los microplásticos, con un 35% del total. Cada vez que lavas una prenda de poliéster u otro textil sintético, suelta pequeñas partículas que se van por el desagüe.
- Desgaste de los neumáticos: parte de las partículas de plástico que se desprenden de los neumáticos de los coches se quedan en la carretera y la lluvia las arrastra a los desagües y los cursos de agua naturales. Son un 28% del total de los microplásticos.
- Polvo en las ciudades: el polvo urbano es responsable del 24% de los microplásticos e incluye partículas procedentes de la abrasión de objetos como las suelas sintéticas del calzado y los utensilios de cocina, los céspedes artificiales, los revestimientos de los edificios y de los puertos deportivos, las actividades de construcción y la descomposición de la basura plástica en los vertederos.
- Otras fuentes: las pinturas con las que se señalizan las calles, la pintura de los coches y barcos, los productos de limpieza y belleza y los pellets de plástico usado en la industria para fundir piezas son responsables del otro 13% de los microplásticos encontrados en los océanos.
Los microplásticos también son arrastrados por el viento. Los científicos registraron 365 partículas microplásticas por metro cuadrado que caían diariamente del cielo en los Pirineos en el sur de Francia. Eso ocurría a 100 kilómetros de la ciudad más cercana.
Cómo llegan los microplásticos al agua
Aunque las estaciones de tratamiento de aguas están diseñadas para eliminar contaminantes, no todas están equipadas para filtrar microplásticos. Estas partículas, al ser tan pequeñas, pueden pasar a través de los sistemas de filtrado y finalmente llegar a los cuerpos de agua desde donde se extrae el agua potable.
Otra fuente de microplásticos es el agua embotellada. En una revisión de estudios de 2022 se llega a la conclusión de que en el proceso de envasado del agua embotellada, esta se contamina con microplásticos del propio polietileno (PET) de la botella, o en el caso de las botellas de vidrio, del tapón. Esto corrobora los hallazgos de un estudio de Orb Media que concluye que el 83% de las muestras de agua embotellada de todo el mundo contenían partículas de microplásticos.
En el estudio de 2022 se encontró que la concentración de microplasticos en el agua del grifo era menor que en el agua embotellada, lo que indica una alta tasa de eliminación en las plantas de tratamiento de agua potable.
Esto sería razón suficiente para no volver a consumir agua embotellada, además de la más evidente contaminación por las botellas de plástico. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la presencia de microplásticos en el agua potable no parece suponer un riesgo para la salud en los niveles actuales, pero aconseja su monitorización, sobre todo por los posibles impactos en la salud de las partículas más pequeñas, menores de 150 micras, especialmente en sitios donde el tratamiento de aguas es deficiente.
En un estudio coordinado por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Alcalá se encontraron microplásticos en el agua del grifo de la mayor parte de las ciudades españolas, con la mayor concentración correspondiente a Madrid, aunque no había grandes diferencias entre localidades y en cantidades muy pequeñas.
A pesar de que el riesgo es de momento reducido consumiendo agua del grifo, la llegada de microplásticos al agua potable plantea preocupaciones tanto ambientales como de salud pública, y ha impulsado investigaciones y esfuerzos para mejorar los sistemas de filtración y tratamiento de agua. Una posible solución son los filtros de agua caseros.
Cómo filtrar el agua en casa para eliminar microplásticos
Algunos filtros de agua para el hogar están diseñados para ser lo suficientemente eficientes como para filtrar microplásticos. La capacidad de un filtro para eliminar microplásticos depende de varios factores. Aunque se considera microplásticos a las partículas que miden menos de 5 milímetros, las más pequeñas, llamadas nanoparticulas, son las más preocupantes, ya que pueden pasar a los tejidos en el organismo.
Para asegurar la eliminación efectiva de estas naopartículas, el filtro debe tener un tamaño de poro lo suficientemente pequeño. Los filtros que tienen un tamaño de poro de un micrómetro o menos son generalmente eficaces en la eliminación de la mayoría de los microplásticos.
Además hay diferentes tecnologías de filtración disponibles en el mercado:
- Filtración mecánica: utiliza medios como arena, cerámica o fibras para atrapar partículas basándose en el tamaño.
- Filtración por ósmosis inversa: emplea una membrana semipermeable para filtrar una amplia gama de contaminantes, incluidos los microplásticos.
- Filtros de carbón activado: aunque se utilizan principalmente para eliminar compuestos orgánicos y mejorar el sabor y olor del agua, también pueden retener algunas partículas, incluidos los microplásticos, dependiendo de la granularidad y el diseño del filtro.
- Filtros de fibra hueca o ultrafiltración: estos filtros tienen tamaños de poro muy pequeños y pueden ser efectivos en la eliminación de microplásticos.
La mayoría de los sistemas de filtrado caseros constan de dos o tres etapas de filtrado. En la primera se eliminan las impurezas por métodos mecánicos de filtrado. Después pasan por cartuchos de carbón o de resina de intercambio iónico, que atrapan metales pesados, bacterias, e impurezas químicas.
¿Cómo saber cuál es la capacidad de filtración? El fabricante debe proporcionar esta información sobre las membranas de los filtros, que se clasifican de este modo según el tamaño del poro:
- Microfiltración: 0,02-4 micras.
- Ultrafiltración: 0,02-0,20 micras.
- Nanofiltración: 0,001-0,010 micras.
- Dispositivos de ósmosis inversa: 0,0001-0,001 µm.
Estos dispositivos, sean los que se colocan bajo el fregadero, entre la toma de agua y el grifo o los que se ponen en la salida de agua directamente en el grifo, necesitan mantenimiento. Los cartuchos de filtro mecánicos se deben cambiar con frecuencia, entre uno y cuatro meses, según las indicaciones del fabricante, pero también de la calidad del agua entrante. Los filtros de carbón se cambian una vez cada 12 meses y los de ósmosis inversa son los que tienen mayor duración, hasta 10 años.
Filtrar el agua de casa no va a eliminar otras fuentes de microplásticos, como el aire que respiramos todos los días y los alimentos, como el pescado, contaminados con ellos. Sin embargo, es una forma de limitar la exposición.
Por Martín Frías-elDiarioAr
El agua potable es un derecho universal. ONU