A una semana del devastador paso de la tormenta Daniel en suelo libio, la situación en el país africano es cada vez más alarmante. Con más de 800 edificios destruidos, miles de heridos y una cuenta mortal que autoridades locales estiman puede subir hasta los 20.000 fallecidos, Libia experimenta una de las peores tragedias en su historia. Sin embargo, en un país fracturado en dos gobiernos, cabe preguntarse. ¿Pudo haber sido evitada la catástrofe libia?
Casas arrasadas y cientos de cuerpos que siguen siendo devueltos por el mar a la costa día con día, este es el retrato de Libia después de la tormenta, cuyo impacto real sigue siendo desconocido, ya que los esfuerzos por recuperar los cadáveres de las víctimas mortales y rescatar a los desaparecidos siguen su curso.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) compartió una cifra de 11.300 fallecidos, aunque la Media Luna Roja se ha desmarcado de esos números, afirmando que “las cifras cambian” y que aún no se puede confirmar una totalidad específica.
En medio de la incertidumbre en los números, decenas de sobrevivientes tienen que cargar con el dolor de la realidad después del desastre.
“Seguimos sin saber nada, oímos rumores, algunos intentan tranquilizarnos, otros dicen que hay que salir de la ciudad o quedarse aquí. No tenemos agua ni recursos”, mencionó Wasfi, un residente de Derna, ciudad costera en donde el impacto de la tormenta fue mayor que en ningún otro lado del país.
En Derna, sin embargo, no solo fue el paso del ciclón Daniel en si mismo el causante de los estragos que dejaron destruido al hogar de más de 100.000 personas. La clave para entender la raíz de la catástrofe está en el colapso de dos represas en las inmediaciones de la ciudad.
30 millones de centímetros cúbicos arrasaron con Derna
Dos represas de unos 70 metros de alto se encontraban río arriba de la ciudad costera, funcionando como reservas acuíferas que abastecían el consumo de agua de los habitantes en Derna.
Sin embargo, las densas lluvias provocadas por el paso del ciclón Daniel el pasado 10 de septiembre causaron a su vez la fractura de ambas represas, lo que finalmente desemboco en el colapso total de las estructuras y la liberación de cantidades industriales de agua con rumbo a la ciudad.
Expertos mencionan que aproximadamente 30 millones de centímetros cúbicos de líquido, lo que representaría alrededor de 12.000 albercas olímpicas, inundaron la ciudad, arrastrando todo a su paso.
El agua expulsada con violencia tras el fallo de las represas fue el verdugo real de los miles de personas que quedaron bajo los escombros de sus hogares y cuyas familias siguen esperando a que el mar regrese sus cuerpos inertes. Lo obsceno nace cuando algunas voces apuntan que el fallo de las represas, era inminente.
“La inundación fue causada por la presa, había una presa junto al valle y no se arregló. Se sabía que se derrumbaría muy, muy pronto desde 2007. Otra advertencia en 2011, otra advertencia en 2017. Se gastó mucho dinero para arreglarla, pero nunca se arregló.”, sentenció Awad Alshalwy, profesor de inglés en Derna que ha ayudado en el entierro masivo de cuerpos en la ciudad que, según cifras de la ONU, ya estarían rondando los 1.000 cadáveres.
Las autoridades de la ciudad argumentan que ambas represas no habían sido objeto de mantenimiento desde el 2002 y aseguran que las investigaciones para encontrar a los responsables por posible negligencia “están en marcha”.
Entre tanto, algunas voces cuestionan la eficacia que puede tener una gobernanza dividida por un conflicto civil que, después de más de una década, sigue complicando la administración del Estado libio.
Libia “en un callejón sin salida”
Desde la caída del Gobierno de Muamar el Gadafi en 2011, respaldada por una intervención de la OTAN en el territorio, Libia se encuentra inmersa entre dos gobiernos divididos al este y al oeste, que conviven con decenas de milicias armadas irregulares en una especie de Estado feudal, en el cual nadie reconoce la autoridad de nadie.
El lado occidental está gobernado por Abdelhamid Dabeiba, millonario de 61 años que sería cercano a la familia Gadafi y que goza del reconocimiento internacional. Al oriente, Khalifa Hafter es quién ha conseguido el control ‘de facto’ con 80 años de edad y con respaldo de naciones como Rusia y Egipto.
Para Omer Freixa, historiador africanista argentino y docente en la Universidad de Buenos Aires, la estabilidad de Libia “quedó truncada” desde la caída de Gadafi, lo que ha provocado a su vez que la devastación que trajo consigo el ciclón Daniel no pueda ser comprendida por “causas meramente naturales”.
“Se profundiza gracias al cuadro de un país desunido en general, tras más de una década hundido en un conflicto en lo que parece ser un callejón sin salida, y, más específicamente, a la falta de mantenimiento en infraestructuras”, expresó Freixa para France 24 en español.
El historiador argentino también afirma que, desde el asesinato del controversial líder libio, el país africano ha pasado de ser “un territorio muy ordenado” a “lo que se denomina Estado fallido o colapsado”.
12 años de inestabilidad y contando
Ya son casi 12 años de la muerte de Muamar el Gadafi. Lo que para muchos significaba una puerta de esperanza para el país, hoy no ha significado nada más que guerra constante en un Estado que quedó con un vacío de poder igual de grande que el sin número de facciones armadas que tienen el deseo de llenarlo.
En entrevista con France 24 en español, Jorge Ángel Sosa Márquez, académico mexicano de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana Puebla, expuso que, en el fondo, las diferencias que se perciben en la actualidad dentro de Trípoli responden a una lucha en donde se juega “la existencia de una sola Libia”.
“Si Libia no ha logrado recuperar su estabilidad es porque, en ese contexto de guerra civil y geopolítica, se ha conformado una república de milicias en dos gobiernos paralelos que se disputan las negociaciones con los grupos armados irregulares internos y con los intereses del gran capital extractivo”, sentenció Márquez.
El mexicano también apunta a una “sucesión corrupta de gobiernos” después de la muerte de Gadafi, altamente influenciada por el juego geopolítico en el tablero internacional, y que ha terminado con un caos dentro de Trípoli.
“Son los intereses geopolíticos los que han protagonizado las rupturas, las corrupciones e inestabilidades de Libia y de la región, tan importante para la supervivencia de Europa”, mencionó el académico.
Las diferencias políticas, la corrupción y los intereses externos que buscan aprovecharse de la inestabilidad gubernamental en el país no solo se traducen en crudas imágenes y titulares impactantes.
Las luchas de poder dentro de Libia cuestan vidas, no solo directamente en relación al conflicto armado, sino que también de manera indirecta con una complicada gobernanza que se sabe imposibilitada por mantener los servicios básicos para su población.
La catástrofe del ciclón Daniel deja en evidencia la deficiente capacidad administrativa que tienen las dos administraciones rivales, con controversias en el reparto de la ayuda humanitaria internacional entre los ciudadanos y señalamientos cruzados en la búsqueda de responsables.
En un espiral de tragedia sin control, Libia llora por sus muertos y busca respuestas dentro de una ciudad inundada, llena de cuerpos e interrogantes.
Por Maximiliano Pérez Gallardo-France24 con Reuters y medios locales