Cambiar nuestra forma de producir es una prioridad para Europa, pero resulta complicado. Una importante ley marco europea sobre sistemas alimentarios sostenibles debería situar, pronto, la restauración de la naturaleza en el centro de las políticas agrícolas.
Nuestros ‘sistemas alimentarios’ son muy eficaces. Pero no son sostenibles. Contribuyen a la pérdida de biodiversidad, a la contaminación del suelo, el aire y el agua… y al cambio climático.
¿Cómo podemos restaurar la naturaleza garantizando, al mismo tiempo, nuestra seguridad alimentaria? El equipo de Euronews lo analiza en este episodio del programa ‘The Road To Green’.
Normandía es una región que se encuentra en el norte de Francia. Hoy día, los niveles de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos siguen siendo elevados en la zona. El objetivo europeo es reducir a la mitad su uso, de aquí a 2030.
El periodista Cyril Fourneris ha conocido a agricultores convencionales que ya lo han hecho, como es el caso de Emmanuel. Este antiguo aficionado a la agricultura intensiva, se ha pasado a la agroecología.
“Tradicionalmente, cultivamos trigo tras el lino. Yo no hago eso, cultivo colza. Es una planta que captará nitrógeno en otoño, en lugar de verterlo en la capa freática. Así, lo recupero para mi colza, por lo que no tengo que aplicar tanto nitrógeno químico, yo mismo, y todos ganamos”, declara el agricultor Emmanuel Drique.
“Empecé con un sistema muy intensivo, pero es un cuento que te venden. Utilizábamos muchos fertilizantes y productos químicos, y los resultados técnicos no siempre estaban a la altura. Así que, me hice muchas preguntas acerca de cómo podíamos hacer las cosas de otra manera. Lo que nos va a obligar a avanzar mucho más rápido es la crisis climática, y la pérdida de biodiversidad. Y, el tercer factor es: la crisis energética”, añade Emmanuel Drique.
Vincent también ha reducido el ‘tratamiento’ en sus campos. Ha replantado setos, ha introducido nuevas plantas y favorece los cultivos complementarios.
“Contar con amigos y parientes que han tenido problemas de salud relacionados con los productos fitosanitarios, me hace pensar en ello. Es un enfoque que atrae a mis hijos. El mayor es apicultor, y las abejas, obviamente, me preocupan. Mi segundo hijo trabaja en la Oficina Francesa de Biodiversidad. Le gusta observar que protejo su medioambiente, mi medioambiente… Está orgulloso de su padre”, afirma el agricultor Vincent Leroux, agricultor.
Cambiar nuestra forma de producir es una prioridad para Europa, pero resulta complicado. Una importante ley marco europea sobre sistemas alimentarios sostenibles debería situar, pronto, la restauración de la naturaleza en el centro de las políticas agrícolas.
Para agrónomo, que acompaña a Vincent y Emmanuel, los poderes públicos tienen la responsabilidad de favorecer la transición hacia otros modelos.
“La demostración económica que llevamos a cabo con este grupo, desde hace 10 años, es que no pierden dinero, y que el beneficio se logra en los bienes comunes. Pero… otras personas, como no hay excedente económico, no se deciden por esa práctica. En cualquier caso, el método de producción es inadecuado, porque no podemos renovar los principios activos químicos al ritmo necesario, dada la aparición de ineficacias y resiliencias”, señala Bertrand Omon, agrónomo de la Cámara Regional de Agricultura de Normandía.
Los productos fitosanitarios son cada vez menos eficaces, y son menos útiles si mejoramos la resiliencia y la biodiversidad en la naturaleza. Esto es lo que he aprendido de mis conversaciones con otro agrónomo, Christian Huygue.
“Los pesticidas no son materias básicas, esa es la trampa en la que hemos caído por costumbre. Un insumo implica que existe una curva de respuesta: cuanto más utilizas, mejor te va. Cuando, en realidad, solamente se necesitan pesticidas si hay ‘presión de enfermedades’. Así que, si cuentas con más regulación biológica, necesitarás menos pesticidas, porque tendrás más protección natural”, indica Christian Huygue, director científico de Agricultura del INRAE.
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Los efectos positivos de la restauración de los ecosistemas son claramente visibles en el trabajo de Charles, un pionero francés de la ‘permacultura’. Así, transmite los conocimientos adquiridos en su pequeña granja ecológica, inspirada en la complejidad de la naturaleza.
“Existen lo que se conoce como servicios ecosistémicos. Son todos los sistemas que la naturaleza proporciona de forma gratuita, y que nos permiten vivir, a los seres humanos. Entre ellos, están la creación de fertilidad y la polinización de las plantas, así como la autorregulación de enfermedades y plagas… Hemos llevado a cabo más de diez programas científicos en esta granja. El primer gran estudio duró cuatro años, y demostró que producíamos una media de 55 euros en hortalizas por metro cuadrado cultivado, totalmente, a mano. Es decir, una cantidad más de 10 veces superior a la de la horticultura ecológica con tractor. La fertilidad de las parcelas cultivadas de forma intensiva aumenta muy rápidamente, y la otra buena noticia es que libera nueve décimas partes de la tierra para plantar árboles, construir estanques y criar animales, por lo que la misma cantidad de tierra es, a la vez, mucho más natural, y mucho más productiva”, declara Charles Hervé-Gruyer, agricultor y creador de Ferme du Bec-Hellouin.
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La granja de Charles sigue siendo una excepción. Más de la mitad de las tierras de Europa están en malas condiciones. En ese contexto, este verano se propuso una importante ‘ley europea sobre la salud del suelo’.
Para entender lo que está en juego, he viajado al norte de Europa.
“Estamos en Helsinki. Es temprano. Vamos a unirnos a un grupo que se dirige al campo finlandés para descubrir la ‘agricultura regenerativa’, y sus beneficios para el suelo y el mar Báltico”, explica Cyril Fourneris, periodista de Euronews y autor del reportaje.
Una asociación de protección del medioambiente me ha invitado a un ‘taller en una ‘granja piloto‘, donde las cuestiones del control de la contaminación, la protección del clima y la biodiversidad están íntimamente ligadas.
Los propietarios Saara e Illka trabajan con científicos para regenerar las tierras degradadas por la agricultura intensiva.
Una de las prioridades es proteger el mar Báltico. Los vertidos de nutrientes han mermado gravemente su contenido de oxígeno.
“Ya es uno de los mares más contaminados del mundo. Eso significa que hay mucho exceso de nitrógeno y fósforo en el mar, y eso procede de la agricultura y la silvicultura”, declara Saara Kankaanrinta, agricultora y cofundadora del Grupo de Acción del Mar Báltico.
“Si quieres evitar las escorrentías de los campos, tienes que tener una estructura del suelo adecuada. ¿Cómo se construye la estructura del suelo? Hay que tener tanto carbono en la tierra como sea posible, para devolver los ecosistemas a los campos, como ocurría hace décadas”, afirma Ilkka Herlin, agricultor y cofundador del Grupo de Acción del Mar Báltico.
Para reconstruir los ecosistemas, también hay que limitar la perturbación de la tierra, como el trabajo intensivo. Así me lo han demostrado.
“Si el suelo no está en buen estado, se pierde mucha tierra, y con la tierra se pierden los nutrientes. Te gustaría utilizar los nutrientes en el campo, para cultivar alimentos. Así que, si los pierdes, tienes que añadir más”, señala Tuomas Mattila, agricultor regenerativo.
La otra buena noticia es que ‘la vida es carbono’. Cuanto más hay bajo tierra, menos hay en el aire, y menos se calienta el planeta. Estas tecnologías permiten medir su presencia en la tierra.
¿Cuánto carbono hay en el suelo?, pregunta el periodista Cyril Fourneris.
“Tal vez un 2 % en la capa superior. Las raíces necesitan carbono”, responde Jan Viljanen, investigador de la Universidad de Tampere.
Así que, podemos mejorar el almacenamiento de carbono cambiando la forma en que gestionamos las parcelas, ¿no?, sugiere el reportero.
“Exactamente. Sí. La importancia de esto es similar a la de aumentar la capacidad de los bosques como almacenes de carbono. Si fuéramos capaces de empezar a utilizar, globalmente, estos métodos de agricultura más regenerativa, creo que eso podría ayudarnos a eliminar alrededor de un tercio de lo que necesitamos eliminar de la atmósfera”, señala Jari Liski, jefe de investigación del Instituto Meteorológico Finlandés.
Este episodio termina en el bosque limítrofe, donde los participantes en el taller de agricultura regenerativa disfrutan de un concierto bajo los pinos.
Por Cyril Fourneris- Euronews