El misterioso juego de Macri que desconcierta a Patricia Bullrich
El ex presidente habló de apoyar a Milei en el Congreso si Bullrich es derrotada. La candidata lo cruzó fuerte porque complicó su plan de mostrarse más sólida y presidenciable que su rival
¿A qué juega Mauricio Macri? La pregunta es la más repetida en el equipo de campaña de Patricia Bullrich, pero no tiene respuesta. Es más, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio se ha resignado a no perder más tiempo buscando las motivaciones detrás de los movimientos del ex presidente.
El último episodio ocurrió en el comienzo de esta semana. Macri respondía preguntas de los alumnos de Política de la Universidad de Harvard, en un ciclo parecido al que hace una década inmortalizó Cristina Kirchner cuando se burló de ese mismo auditorio al que comparó despectivamente con la Universidad de La Matanza.
“Estos es Harvard, chicos”, quedó como un meme audiovisual de Cristina antes de que los memes existieran. Era el contragolpe canchero de la entonces presidenta después de negar la existencia del cepo cambiario y de la pobreza. El negacionismo kirchnerista.
A Macri, como a todos los presidentes y ex presidentes que concurren a la universidad modelo de EE.UU., lo exigieron los alumnos con algunas preguntas. Por eso, le insistieron en tres oportunidades sobre qué debería hacer Juntos por el Cambio si el ganador de las elecciones fuera el adversario Javier Milei. Fue entonces cuando pronunció la frase que enardeció a Patricia.
“Vamos a ganar las elecciones, pero en caso de que eso no pase y gane él (Milei) las elecciones, espero que nuestra coalición apoye cualquier reforma razonable en el Congreso para que Argentina deje atrás este sistema tramposo en el que estamos atrapados”.
El manual no escrito de las campañas electorales dice que nunca hay que responder cuál será la estrategia en caso de que gane el adversario. Eso es lo que hizo Macri, justamente, revelando su deseo secreto. Que Juntos por el Cambio le vote a Milei las leyes necesarias si la derrotada el 22 de octubre es Patricia Bullrich.
La candidata estalló cuando leyó las declaraciones de Macri en los portales de noticias. “Patricia ya no sabe si Mauricio es un pelotudo o un hijo de puta”, dramatiza una de las personas de confianza de Bullrich. “Nos estamos rompiendo el lomo para remontar el resultado de las PASO; estamos recorriendo todo el país; ella fue al debate presidencial engripada y disfónica, ¿y encima tenemos que salir a reparar los daños de Macri?”.
Eso es lo que hizo, precisamente, Patricia Bullrich en la primera radio que le puso un micrófono a tiro. “Considero que no es conveniente en este momento que diga una cosa así; cuando tenemos un punto fundamental para nosotros, no es el momento de discutirlo. Hablaré con Mauricio Macri sobre porqué hace una definición de este tipo”, explicó sin esconder el fastidio.
El punto fundamental al que se refería Bullrich es la fortaleza política a la que consideran la mayor diferencia que creen tener con Milei: la gobernabilidad. Es decir, la posibilidad de contar con hasta once gobernadores en todo el país (cinco radicales que ya ganaron en sus provincias y seis del PRO si Jorge Macri se impone en la Ciudad, Néstor Grindetti en la Provincia y Rogelio Frigerio en Entre Ríos). Y a eso hay que sumarle un bloque parlamentario de un centenar de diputados y cerca de treinta senadores.
“Con ese capital parlamentario y de gobernadores, no podemos andar especulando si le vamos a votar las leyes a Milei como dijo Mauricio”, es el reproche que le hacen a las declaraciones de Macri en Harvard. Al ex presidente también le llegaron las quejas de Patricia, a la que llamó minutos después para decirle que su respaldo es el mismo de siempre. Hasta hizo publicar un tuit reforzando la idea. Pero el daño, una vez más, ya estaba hecho.
En otras radios y en otros sitios de noticias, los dirigentes de Juntos por el Cambio difundían su bronca y su desconcierto. El radical Martín Tetaz decía: “En vez de estar haciendo campaña, está fuera del país y encima le quiere marcar la cancha al bloque de legisladores que no maneja”. El liberal José Luis Espert, fiel a su estilo, ponía las cosas al borde del abismo: “Yo le diría a Macri que se afilie a la Libertad Avanza y listo; terminemos con esta historia”, disparaba. La guerra entre los aliados de Juntos por el Cambio continuaba con la misma furia en las redes sociales.
Rápidos de reflejos, los candidatos de La Libertad Avanza salieron a revolver el puñal en el cuerpo herido del enemigo. El porteño Ramiro Marra, la bonaerense Carolina Píparo y hasta la economista Diana Mondino, habitualmente más moderada, se divertían elogiando e invitando a Macri a sumarse a la bailanta libertaria. Tampoco lo ayudaba su antiguo asesor de campaña, el ecuatoriano Jaime Durán Barba. “Mauricio tuvo una involución a ideas más anticuadas; lo veo más cercano a Milei porque cree que hay a una Argentina que se ajuste los cinturones”, opinó.
No es la primera vez que Macri realiza gestos amistosos hacia el candidato libertario. Y se sabe que, en los diálogos con los dirigentes de su mayor confianza, insiste con la idea de unificar fuerzas con Milei en el Congreso tanto si Patricia termina siendo presidenta como si les toca degustar el sabor de la derrota.
No es lo que piensan, por ejemplo, muchos dirigentes de la UCR y los de la Coalición Cívica, con Elisa Carrió a la cabeza, quienes no aceptan la idea de respaldar en el Congreso ni en ningún otro espacio de poder a un eventual gobierno de Milei. Por eso, se abren las dudas en la coalición opositora sobre cuánto podrá resistir con la misma composición y la misma cantidad de aliados que tienen ahora si en las elecciones vuelven a quedarse lejos de la Casa Rosada. Asomaría en ese escenario el fantasma de la ruptura.
A dos semanas de las elecciones, cada uno de los candidatos ajusta su estrategia para llegar al 22 de octubre sin equivocarse y tratando de sacar ventajas en cualquier circunstancia.
A Sergio Massa le toca lo más difícil: sumar votos en medio del enorme escándalo que protagonizó Martín Insaurralde con sus más de doscientos viajes al exterior y su imperdonable despilfarro de dinero oscuro en los mares y las playas más caras del planeta.
En su campaña de sorpresas permanentes, Javier Milei buscó diferenciarse del Coloquio de IDEA armando su propio almuerzo con empresarios en Mar del Plata, y tomándole el pelo en público al banquero Gabriel Martino (“vos sos de Larreta”, lo atacó) pese a que antes fue un empresario cercano a Macri y a que había sido invitado especialmente por Juan Nápoli, un financista que forma parte de su equipo de colaboradores.
Mientras tanto, Patricia Bullrich intentará aprovechar una de sus últimas oportunidades. Será en el segundo debate presidencial, este domingo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Allí buscará mejorar su performance de hace una semana y acorralar a Massa con el yate y sus conexiones clandestinas. Y convencer a la audiencia que, entre el ministro de Economía y Mile existe un vínculo mucho más fuerte que la romántica colaboración electoral y el swap de candidatos intercambiables en las boletas. Tal vez sea su última chance de sacarle una ventaja decisiva a sus rivales para poder entrar al ballotage.
La mayoría de las encuestas conocidas la ubica tercera a Patricia, detrás de Milei y de Massa.
Pero los sondeos electorales hace tiempo que dejaron de ser un oráculo confiable. Nadie tiene en claro en qué se convertirán la bronca y la decepción de tantos argentinos. A quién le cargarán la cruz de enfrentarse al derrumbe económico y a una historia que va arrastrándose de un extremo a otro, pero siempre conservando el aura del fracaso.
Por Fernando González-Infobae