La cifra de contrabando en Bolivia superó los 3.300 millones de dólares en 2022, con un ritmo de crecimiento que ha duplicado al de la economía del país. El sector empresarial advierte que este delito es una creciente amenaza para unas 39.000 industrias y al menos 600.000 puestos de trabajo, en un país donde la informalidad ronda el 86 %.
El contrabando en Bolivia supone un valor de más de 3.300 millones de dólares anuales, casi el 8 % del producto interno bruto (PIB) del país, pese a la labor de interdicción y los decomisos que realizan la Aduana y un comando de las Fuerzas Armadas en las cinco fronteras bolivianas.
“El contrabando definitivamente nos está llevando a una asfixia lenta. Es un cáncer para nuestras industrias”, afirmó el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Pablo Camacho.
La CNI estableció que en 2022 el contrabando alcanzó los 3.331 millones de dólares, el triple de los 1.000 millones calculados en 1999.
Mientras, según la fuente, todo lo decomisado en 2022 suma cerca de 100 millones de dólares, apenas un 3 % del valor del contrabando.
El golpe al sector privado es tan fuerte que están en riesgo 39.000 industrias y 600.000 empleos en las fábricas, según Camacho.
Además, las obligaciones tributarias evadidas en 2022 equivalen a 930 millones de dólares, recursos que servirían para construir 16 hospitales, agregó.
Según el industrial, mientras la economía de Bolivia creció en un 4 % en 2022 respecto a 2021, el contrabando lo hizo en 8 %.
Además, el empresario destacó que el contrabando es un peligro para el plan de construcción de plantas industriales del Gobierno de Luis Arce, con el que busca reactivar la economía.
“El Gobierno está generando más de 130 industrias. La pregunta es ¿podrá vender? No porque le deseemos mala suerte al Gobierno, sino porque el contrabando también afectará a esas industrias”, advirtió.
Aunque las estadísticas señalan que alrededor del 86 % de los bolivianos vive en la informalidad económica y consume contrabando por sus bajos precios, para los empresarios, el contrabando tiene que ver con el funcionamiento de organizaciones criminales y no tanto con estrategias de supervivencia.
Desde el 2020 han muerto siete militares en la lucha contra el contrabando
En las cinco fronteras de Bolivia, el Comando Estratégico Operacional de Lucha Contra el Contrabando (CEOLCC), de las Fuerzas Armadas, realiza alrededor de 80 operativos diarios de patrullaje y decomiso de las mercaderías que ingresan al país por pasos ilegales.
Cerca de la frontera con Perú y del río internacional Desaguadero, que visitó France 24, el capitán de Comunicaciones, Miguel Zambrana, afirma que los operativos son de 70 a 80 diarios y se hacen en toda la línea fronteriza del país, que limita con Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay.
En la frontera con Perú, por ejemplo, los militares destruyeron una ruta clandestina, llamada “carroñera”, construida por contrabandistas para descargar rápidamente mercadería desde el lago Titicaca.
El militar señala que hay organizaciones de contrabandistas que manejan recursos tecnológicos de otro nivel y armas, como se ha visto en los enfrentamientos con las Fuerzas Armadas.
En esos choques armados con los contrabandistas, han muerto desde 2020 seis militares y uno en un accidente de tránsito durante un operativo. En tanto, un civil vinculado con el contrabando murió este año en un enfrentamiento.
Según Zambrana, en lo que va del 2023, el comando ha decomisado mercaderías valoradas en unos 4,8 millones de dólares.
Además, la Aduana, el comando y otras instituciones del Estado realizan campañas para “concientizar” a la gente sobre el tema.
“Estamos logrando que la gente tome conciencia de que el contrabando es un delito que afecta la economía y que afecta no solo a un sector, sino a toda Bolivia y el futuro de nuestros hijos”, apuntó el militar.
Por Javier Aliaga-France24