La multifacética Meryl Streep recibe el Premio Princesa de Asturias
Es posiblemente la actriz estadounidense más célebre de las últimas cuatro décadas, con más de 60 películas y 21 nominaciones a los Oscar. Con una extraordinaria capacidad para interpretar una gran variedad de personajes y reproducir diferentes acentos, también es defensora de los derechos de la mujer y promueve la protección del medio ambiente.
La multifacética actriz estadounidense Meryl Streep recibirá este viernes 20 en España el Premio Princesa de Asturias de las Artes por “dignificar el arte de la interpretación”, en el último hito de una larga carrera repleta de papeles memorables y que le hicieron ganadora de tres Premios Oscar.
“Con su talento y rigor posibilitó que diferentes generaciones disfruten de interpretaciones inolvidables, conquistando el respeto que este gran arte merece”, anunció el jurado del de los premios más importantes del ámbito iberoamericano, que será entregados por la princesa Leonor en una ceremonia en Asturias.
“Conocida sobre todo por sus papeles en el cine, ha destacado por su característica versatilidad, que se apoya, según la crítica, en una extraordinaria capacidad para interpretar una gran variedad de personajes y reproducir diferentes acentos”, prosiguió el jurado.
La actriz unirá su nombre a numerosas figuras de renombre mundial que recibieron el Premio Princesa de Asturias a las Artes, que el año pasado recayó en dos figuras del flamenco, la cantaora Carmen Linares y la coreógrafa María Pagés. En años anteriores, fueron premiados personajes del séptimo arte como Woody Allen, Martin Scorsese y Pedro Almodóvar, arquitectos como Óscar Niemeyer, Frank Gehry y Santiago Calatrava y músicos como Ennio Morricone, Paco de Lucía y Bob Dylan.
Con papeles en más de 60 largometrajes, Meryl Streep interpretó decenas de acentos, tuvo un marido y crió cuatro hijos, pero todavía cree que lo importante es lo que no se ve de ella: “No importa lo que me veas o me escuches decir cuando estoy en tu televisión sosteniendo una estatuilla… eso es actuar. Ser una celebridad me ha enseñado a esconderme. Pero ser actriz me ha abierto el alma”.
Carrera multifacética y multipremiada
La carrera de Streep está llena de papeles memorables, como los de “Kramer vs Kramer (1979)”, “The French Lieutenant’s Woman” (La mujer del teniente francés, 1981), “Sophie’s Choice” (La decisión de Sophie, 1982), o “Out of Africa” (Memorias de África).
Con tres premios Oscar ocho Globos de Oro, dos BAFTA y tres Emmy, tras más de cuarenta años de carrera como actriz, Meryl Streep está considerada como una de las mejores actrices contemporáneas. Además, posee el récord absoluto de nominaciones a los premios Oscar (21) y Globos de Oro (32) y es una de las dos actrices vivas que ha logrado el galardón de la academia estadounidense en tres ocasiones.
Nacida en Summit, Nueva Jersey, el 22 de junio de 1949, Mary Louise Streep, conocida como “Meryl”, comenzó sus estudios artísticos a los doce años con las clases de canto y ya en el instituto sumó las de interpretación. Primero comenzó a viajar a Nueva York para tomar lecciones de canto, pero después de cuatro años de clases, se dio cuenta de que le faltaba la pasión para cantar ópera profesionalmente y lo abandonó.
Después descubrió que tenía talento para la actuación cuando asumió su primer papel importante a los seis años: interpretó a la “Virgen María” durante una reunión familiar, sosteniendo a su muñeca Betsy Westsy como el Niño Jesús. Por entonces era, según ella confesó, “una niña fea con una boca grande, una fanfarrona desagradable” que se convirtió en una adolescente segura de sí misma, fortalecida por una madre que le había dicho “puedes hacer lo que quieras”.
Para entonces, actuar era lo que quería hacer por el resto de su vida, una decisión reforzada por su madre Mary, quien le inculcó una “confianza sobrenatural que la ayudaría a navegar en aguas traicioneras (a través de altibajos y más de sesenta largometrajes) hasta convertirse en una de las más famosas actrices de las últimas cuatro décadas”, escribió su biógrafa Erin Carlson.
Graduada por el Vassar College (1971) y la Escuela de Arte Dramático de Yale (1975), Streep comenzó su carrera en los teatros neoyorquinos y actuó en varias producciones de Broadway, incluido el reestreno en 1977 del drama de Antón Chéjov “El jardín de los cerezos”. En tres años, interpretó cuarenta papeles diferentes, incluida una clase en la que los estudiantes debían improvisar su muerte. Su papel improvisado fue hacerse un aborto.
El protagonismo y los roles ahora llegaron en los años siguientes junto con los celos de sus compañeros de estudios. “La envidia perseguiría a Meryl durante toda su carrera, el resentimiento fluiría de los profesores de la escuela de teatro que intentaron doblegarla, de los críticos de cine que querían verla caer y de las bellezas convencionales que perdían papeles dignos de un Oscar ante una estrella de cine diferente”, escribió Carlson.
Jack Nicholson comenzó a enamorarse de Meryl mientras filmaba “Heartburn” en 1976 pero no pasó nada. A finales de los 70 ella finalmente conoció a su primer amor, el actor John Cazale (conocido por su papel de ‘Fredo’ en las películas de “El Padrino”), con quien vivió en un apartamento en Tribeca hasta que a él le diagnosticaron cáncer de pulmón. Meryl pagó los costos de los tratamientos médicos y se mudó al hospital con él hasta que murió en marzo de 1978. “Verla en ese acto de amor por este hombre fue abrumador”, dijo Robert de Niro.
En los inicios de su carrera cinematográfica, Meryl ganó un Globo de Oro como mejor actriz de reparto por “Kramer vs Kramer” (1979), que definió como su trabajo más desafiante, y a principios de la siguiente década tuvo sus primeros papeles como protagonista, por los que fue especialmente reconocida: “La mujer del teniente francés” (1981), por el que recibió un BAFTA y un Globo de Oro. La actriz confesó que nunca tuvo un plan para nada de esto: “Un actor siempre depende de lo que sucede… Nunca busqué el gran éxito. No tengo la máquina para hacer eso… No me parezco a Sharon Stone”.
Con “La decisión de Sophie” (1982) recibió otro Gobo de Oro y su segundo Oscar. Después llegaron películas como “Memorias de África” (1985) de S. Pollack, “Tallo de hierro” (1987) y “Un grito en la oscuridad” (1988), que son consideradas las mejores interpretaciones de esa década. Meryl anhelaba interpretar a “mujeres complicadas, atractivas y quisquillosas”: “Me gustan las personas difíciles en la vida”, dijo.
Las siguientes décadas fueron una sucesión de papeles de éxito: “Los puentes de Madison” (1995), “La habitación de Marvin” (1996), “Las horas” (2002) y “El diablo viste a la moda” (2006), que, según dijo, fue la primera vez que los hombres se sintieron identificados con un personaje suyo, al tener un papel de “jefa”. Siguieron “La duda” (2008), que le valió un premio del Sindicato de Actores de Estados Unidos. Más tarde, “La dama de hierro” (2011) le valió un Globo de Oro, un Premio BAFTA y su tercer Oscar.
Los últimos años la vieron protagonizar otras películas exitosas, como “Florence Foster Jenkins” (2016), “The Post” (Los archivos del Pentágono, 2017), “Mujercitas” (2019), “Déjales hablar” (2020) y “No mires arriba” (2021). El director de cine y teatro, productor y actor Mike Nichols, que trabajó estrechamente con Meryl hasta su muerte en 2014, señaló: “A medida que ella se convierte en la persona que interpreta, los demás actores comienzan a reaccionar ante ella como si ella fuera esa persona. Ella cambia la química de todas las relaciones. Nunca he visto a nadie más hacer eso”.
Fuera de la gran pantalla Meryl Street se hizo reconocida por su compromiso con la defensa de los derechos de la mujer y de la igualdad de género, como miembro del consejo asesor de la organización Equality Now. En 2018 participó en el documental This Changes Everything, sobre la discriminación de género en Hollywood. “Soy humanista y creo en los derechos de las mujeres”, afirmó entonces y atacó a los estudios de Walt Disney por apoyar un lobby de la industria antisemita, además de ser intolerante en materia de género.
Meryl Streep dijo que si no hubiera sido actriz, probablemente trabajaría con el movimiento ambientalista. Se convirtió en portavoz del Consejo de Defensa de Recursos Nacionales, pasando a ser la cara visible de la campaña contra los pesticidas. Su apoyo ayudó a que se aprobara un proyecto de ley que exigía que las empresas de productos químicos y pesticidas registraran todos los pesticidas en el mercado, así como a crear conciencia sobre los productos de consumo ecológicos.
Un día antes de recibir el Premio Princesa de Asturias, Meryl confesó que, después de una carrera de casi medio siglo, todavía le “aterroriza” la fama. “Cuando era más joven pensaba que era más frívolo ser actriz, cuando fui más mayor entendí que no era solo vanidad, que había algo más ahí”, dijo en una charla pública en Oviedo con Antonio Banderas. “Cuando llega la fama te desborda como un tsunami. Tendría que estar acostumbrada ya, pero no lo estoy. Hay muchas personas que quieren ser actores por esa razón y yo nunca quise eso”.