Vivía en una chacra, iba al colegio corriendo y de adolescente empezó a proyectar el running como un trabajo y una posibilidad para lograr sus objetivos. Corre en pista, en montaña y en calle sin preferencias
Chiara Mainetti, oriunda del Dorado, Misiones, pero porteña hace más de 10 años, es una de las corredoras que se supo destacarse en la Media Maratón de Buenos Aires ya que logró subirse al podio, pero lo atractivo de esta corredora es que además de lucirse en las carreras de calle lo hace en las de pista y también en las de montaña, a pesar de los obstáculos a los que debió enfrentarse en la vida.
Y es que los límites no existen para una atleta que empezó a entrenar cuando apenas tenía 5 años e iba corriendo al colegio sobre un terreno irregular y un clima hostil, en ese entonces en Misiones.
“Íbamos con mis 6 hermanos todos los días corriendo al colegio, 4 kilómetros de ida y 4 de vuelta. Obvio eso ayudó a mi genética. Gran influencia viene de mi infancia, de cómo me crié”, explicó la atleta que se inició en el mundo del deporte ya que lo vio como una salida de la humildad con la cual vivía en su casa.
“Yo de chica nunca me había ido de vacaciones, el viaje más largo que había hecho fue la mudanza de Misiones a Buenos Aires, y cuando empecé a viajar a los 17 años para competir en Mar del Plata no lo podía creer. Lo vi como una oportunidad para conocer”, recordó sobre sus inicios, los cuales se dieron gracias al descubrimiento que hizo su profesora de educación física de séptimo grado, quien notó el potencial Chiara y de inmediato la contactó con quien fue su entrenador durante 6 años.
Julio Cámpora fue el gran mentor de esta atleta: “Él fue mi inspiración y el que me motivó a engancharme a pesar que en broma siempre me decía, ‘vos me vas a abandonar a los 15, 16 cuando te pongas de novia´”.
Ella sabía que su camino en el atletismo recién comenzaba y que delante tenía un recorrido lleno de kilómetros por correr y ganar, pero el primer obstáculo no tardaría en llegar.
Chiara en uno de sus primeras competencias cuando era una adolescente
“A los 18 cuando terminé el secundario y tenía que pensar en trabajar, sentí que se me terminaba esa vida deportiva porque ahí ya empezas a ver más hacia adelante y yo no veía al deporte como una profesión. Así que esos años estudié el profesorado de educación física mientras seguía corriendo y participando de carreras”, contó y lo largo de todo ese tiempo tuvo una voz en su cabeza que le decía, “vos estás para más”.
A los 28 años conoció a su entrenador, quien le abrió las puertas a una vida de esfuerzo y compromiso. “Ni bien retomé los entrenamientos con verdadera exigencia se empezaron a notar los resultados. Ya a los 3 meses había hecho una marca que tenía una buena proyección y cada vez que competía me iba mejor”, explicó en diálogo con Infobae.
Así fue como comenzó a tomar más conciencia de lo que a futuro se convertiría en un trabajo casi de tiempo completo. “Empecé a profesionalizarme, fui al nutricionista, al gimnasio, a hacer entrenamientos de fuerza, al kinesiólogo, al médico… y así de a poco se fueron abriendo puertas y aparecieron sponsors y lindas oportunidades”, recordó sobre aquellos años.
Sin embargo explicó que aún no puede vivir ciento por ciento del deporte debido a que en Argentina los deportistas de elite no tienen tanto sustento y son pocos los que lo logran, por lo que su día a día esta divido en el running y su trabajo cotidiano en un gimnasio de San Isidro como personal trainer.
-Todo trabajo tiene su rutina laboral… En tu caso, ¿cómo es?
– Es un trabajo a tiempo completo porque es desde que te levantas hasta que te acostas todo el tiempo estás pensando en la alimentación, en el descanso, en que parte del día ubicas los entrenamientos que los tengo todos los días…
– ¿Cuántos kilómetros corres por semana?
– Mi volumen semanal ahora que encamino hacia el maratón empieza a subir y va de 90 a 180 kilómetros.
– ¿Siempre tenes ganas de salir a correr?
– No, no todos los días tenemos ganas de salir a correr, como no todos los días tenemos ganas de ir a trabajar. En esos momentos escuchar música me viene muy bien. Me pongo auriculares.
– Todos los trabajos tienen vacaciones…
– Nosotros no nos tomamos vacaciones. Uno se quiere tomar, pero el entrenador no te da. Capaz sí me tomo unos días de descanso cuando termino de competir algo muy grande porque además quizás estoy afuera, en algún país que no conozco, y lo recorro trotando muy suave. Más regenerativo”.
El lado B de ser atleta de elite
También explicó que las vacaciones de su trabajo como personal trainer las usa para ponerle mayor empeño a los entrenamientos. Así es como Chiara mecha ambas profesiones. Del gimnasio a la pista sin escalas, su oficina a cielo abierto en la cual se pasa horas realizando pasadas, acumulando kilómetros y mejorando su técnica y resistencia.
La vida del atleta no es para cualquiera y la determinación, disciplina y constancia es clave para afrontar cada entrenamiento y competencia. En este sentido, la corredora explicó que para poder llevar la vida que tiene, debe ser muy rigurosa con la alimentación, sobre todo considerando que ella es celíaca.
“Estoy diagnosticada desde los 17 años y tengo muy asimilada la dieta. Lo veo como una ventaja porque te estructura. Si voy a un cumpleaños se que no puedo comer nada de ahí, que igual nunca fui de comer chatarra porque en mi infancia no existía eso… y en casa no se compraba gaseosa”, explicó y agregó que el atleta de elite debe estar muy atento al peso ya que “1 kilo más o 1 kilo menos, influye un montón”.
Lo difícil de su profesión es que la principal herramienta de trabajo es el cuerpo, por lo cual el cuidado debe ser extremo. No obstante pueden surgir lesiones por sobrecarga, estrés o diferentes factores que limiten o directamente detengan al cien por cien el entrenamiento. “La lesión es lo más difícil en la vida de un atleta. Siempre te pasa previo a una carrera y tu cabeza está en modo competencia, y tener que bajar los decibeles para recuperarte es difícil”, dijo sobre lo que definió como “el peor enemigo del deportista”.
– ¿Los deportistas de élite se agitan cuando corren a tope o no sienten nada?
– Obvio, también nos agitamos. Siento morirme. El sábado pasado justo un compañero me dijo: ´vos no sufrís cuando vas corriendo, salís siempre bien en las fotos´. ¡Y no! Lo que pasa es que quizás tenemos mayor tolerancia al sufrimiento, un umbral más entrenado.
Todo deportista sabe que no hay satisfacción más grande que correr sin dolor, con comodidad aeróbica y buena resistencia, ya que de esa forma el disfrute en competencia es mucho mayor. Así Chiara describió lo que sintió en la Media Maratón de Buenos Aires que se corrió el pasado 27 de agosto: “Fue una de las carreras más lindas. Me subí al podio. Superé la marca que fui a buscar y Las sensaciones fueron buenas”, expresó sobre aquel día y también destacó aquella carrera de montaña que corrió en el 2019 en Villa La Angostura, en la cual quedó posicionada número 13 del mundo.
Las tres argentinas más rápidas de la Media Maratón de Buenos Aires
– ¿Cómo haces para correr en pista, en montaña y en calle y subirte a todos los podios?
– Yo creo que uno trae capacidades que podes adaptarte a diferentes terrenos. Si corres bien en pista y calle, vas a correr bien en montaña.
– ¿Y si tuvieras que elegir una disciplina para especializarte cuál sería?
– No puedo elegir una disciplina. Me gustan mucho las tres. El atletismo es mi escuelita, la montaña es mi crianza y la calle también es hermosa.
– ¿Y qué perspectiva tenés hoy en día respecto de todo tu recorrido deportivo?
– Hoy miro para atrás y veo todo lo que logré y no me entra en la cabeza porque realmente pensaba que a mis 18 se terminaba mi carrera deportiva, y acá estoy.
– Cuando llegue el momento de retirarte, ¿qué vas a hacer?
– Es una pregunta que aparece bastante seguido, pero no me atormenta. Es algo más bien naturalizado, y la verdad es que me gustan muchas cosas y tengo un montón de planes para después.
Quienes corren, saben cuánto es el sacrificio físico y mental de los últimos kilómetros previos a la llegada, aquellos en donde no hay más fuerza y todo es corazón. Ante estas situaciones los corredores recurren a diferentes técnicas, desde el uso de la respiración, hasta los pensamientos que pueden ser de gran impulso. Este es el caso de Chiara: “Yo cuando no puedo más, esos kilómetros que necesitó fuerza y no se de donde sacarla, pienso en mi papá que falleció hace 13 años y le digo ´pá, dame un poquito de aire…´”.
Por Micaela Camarasa-Infobae