Cunde la incomodidad en gran parte del equipo que rodea a Javier Milei. Describen la actualidad del candidato con las palabras agotamiento y desorientación.
Cunde la incomodidad en gran parte del equipo que rodea a Javier Milei. Describen la actualidad del candidato con las palabras agotamiento y desorientación, justo a 20 días de la final presidencial.
Ciertas señales se habían percibido tras la victoria en las PASO. La Libertad Avanza entró en un período triunfalista que detonó internas por espacios de poder, las que se multiplicaron por la demanda de definiciones y precisiones sobre propuestas o ideas de sus integrantes. Empezando por su propio líder.
El primer baldazo de agua fría llegó el domingo 22, cuando el escrutinio provisorio proclamó a Sergio Massa vencedor y Milei segundo, a casi siete puntos de distancia. Unas 24 horas antes, en su alojamiento del hotel Libertador, el economista seguía recibiendo cantos de sirena sobre un probable éxito en primera vuelta.
Con poca costumbre de poner la otra mejilla, el libertarismo sintió otro cachetazo ante el discurso descafeinado de Milei en esa noche frustrante, el de la “tabula rasa” que chocaba brutalmente con su supuesto relato anticasta.
El shock alcanzaría su mayor intensidad menos de 36 horas después, cuando se divulgaba públicamente que Mauricio Macri y Patricia Bullrich acordaban su apoyo a Milei.
Inicialmente se intentó instalar que ese pacto apenas era un respaldo electoral, que no había otra cosa. La realidad lo desmintió a la velocidad de la luz.
Cerca del ex presidente admiten que se estableció una suerte de coordinación de campaña y de futura gestión, en caso de ganar. “Cero equipo tienen y ni idea de cómo funciona el Estado”, argumenta una fuente macrista de paladar negro.
En el macrismo creen además que Milei tiene que bajar un cambio. En muchos sentidos. O compensar mensajes. Por caso, a la desquiciada entrevista que le dio a Esteban Trebucq en A24 el jueves por la noche le sobrevino el viernes y el domingo el desfile mediático de Macri.
El operativo moderación se extendió hacia dentro de LLA. Allí se difundió que no se insistiera en público con el tema dolarización y que se limitaran las vocerías autorizadas. Basta de libres pensadores.
Estos movimientos hicieron y hacen temblar la estructura libertaria, ya frágil por su veloz y controvertido armado electoral. En los inicios, vale recordarlo, impulsado por marginados y no tanto del peronismo.
Ante todas estas novedades, a Milei se le empezaron a escapar adhesiones. Sobre todo en el área económica, nada menos. Los ex funcionarios menemistas Roque Fernández y Carlos Rodríguez (en especial este último) hasta plantearon quejas porque no participan de debate alguno ni les permiten hablar.
Otros se alejaron con mayor diplomacia, como Juan Nápoli (derrotado candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires y presidente del Banco de Valores) y Darío Epstein, que evitó reprimirse y salió al cruce de Bullrich, la flamante socia de Milei, quien expresó su deseo de que la economía estalle antes del balotaje. Unos se moderan, otras se extreman.
Acaso en estas tomas de distancia tengan mucho que ver las recomendaciones de Macri a Milei de que sume gente profesional a su equipo económico. Cercanos al ex presidente, claro.
Así fue que se acercaron los nombres de Federico Sturzenegger (que ya tenía vínculos con LLA y que el domingo último en PERFIL escribió por qué cree que hay que votar a Milei), Guido Sandleris, Luis ‘Toto’ Caputo y Santiago Bausilli. Infidentes cuentan que también estaba en la lista Nicolás Dujovne, pero recibió bolilla negra. El catálogo amarillo de pases se mantiene abierto.
Las sugerencias macristas abarcan otros sectores de LLA. Tal vez por ello comentan que han dejado de ser vistos por el Libertador los operadores Carlos Kikuchi, Sebastián Pareja y Julio Serna, tres de los armadores políticos del espacio.
El senador y amigo histórico de Macri, José Torello, y la ex legisladora y funcionaria PRO Paula Bertol ya están en contacto con Guillermo Francos y Nicolás Posse, dos de los hombres que se mantienen al lado de Milei. Lo mismo Emilio Ocampo. Por ahora.
Quienes defienden en LLA la alianza con Macri plantean que es la única forma de tener chances de vencer al kirchnerismo. Aun con el riesgo de que el ex presidente les cope la parada. “Si ganamos, el presidente será Javier. Macri será un consultor y un defensor de lujo”, agrega una fuente con impostada ingenuidad.
La explicación omite la historia política del ex presidente, que lo ha exhibido notablemente reacio a compartir el poder, tener aliados equivalentes o dejar de ejercer como el accionista mayoritario. Sin embargo, como un susurro, reconocen el riesgo de que sus votantes tengan la percepción de que Macri se adueñó de Milei.
Por Javier Calvo-Perfil