Reinventar la democracia desde el pueblo y para el pueblo
Mientras en Oriente Medio el sionismo gendarme de los yankis produce alrededor de 10.320 muertxs (entre ellxs 4.237 niñxs), un millón y medio de palestinxs desplazadxs, y un funcionario israelí propone eliminar la Franja de Gaza arrojando una bomba atómica, en tanto en el próximo mes de diciembre se conmemora el centésimo aniversario de la Doctrina Monroe que dio fama a la consigna “América for americans”, la misma que el Imperio procura revitalizar para frenar el avance de la Ruta de la Seda, en Argentina disputan la presidencia de la Nación dos candidatos identificados en diverso grado con las políticas del Norte Global. Por su parte, montado sobre la tracción de gobernadores e intendentes, más el decisivo apoyo de la provincia de Buenos Aires – y a contrapelo de la crítica situación económica -, Sergio Tomás Massa llega competitivo a un ballotage cuyo resultado no está en condiciones de arriesgar ninguna consultora. La soledad y despojo de simbología partidaria que exhibió desde el bunker en que habló tras el triunfo en primera vuelta enfatiza desde un discurso no verbal que, de triunfar, él no dependerá de la decisión de terceros, y que, aún emergiendo del riñón de una gestión fracasada, no compartirá su eventual victoria con lxs invitadxs de Fabiola Yáñez al cumpleaños que celebró durante la cuarentena, ni con amigxs o conocidxs de Insaurralde, ni con mentores de “Chocolate” Rigau. Porque él es otra cosa y no más de lo mismo. “El 10 de diciembre empieza mi gobierno y las decisiones las tomo yo”, afirma en consecuencia, agregando que “hay que terminar la etapa de emergencia y pasar a la etapa del trabajo”. El anuncio del FMI acerca de que investigará la deuda contraída por Mauricio Macri parecería indicar que el destino le sonríe, aunque las últimas encuestas lo muestren peleando voto a voto con su contrincante. Puede que el debate entre ambos candidatos y la correcta fiscalización del escrutinio contribuyan a definir el resultado final.
“No solo mudó la relación capital trabajo, sino que también lo hizo la función asumida por el Estado con las privatizaciones y desregulaciones como bandera, y claro, la apertura al extranjero supuso la concentración y centralización de una inserción en la dinámica de internacionalización productiva y transnacionalización del capital. Todo mediado por la lógica de la especulación y la deuda pública, favorecida por una legislación y política financiera como máximo logro según pontificara el ministro emblemático de la dictadura, Martínez de Hoz. Las derechas asumen el proyecto de máxima del capital, por eso pretenden avanzar sobre los derechos laborales y de jubilación, los de género o sociales, tales como la educación o la salud pública. El motor de las derechas es la libertad de explotación y saqueo. No es una especificidad local, sino global, que convoca a poner un freno a esa ofensiva y recrear condiciones de lucha para retomar un proyecto político orientado a la emancipación social”.
Julio Gambina
Doctor en Ciencias Sociales, UBA. Profesor de Economía Política, UNR. Integra la Junta Directiva de la Sociedad Latinoamericana y caribeña de Economía Política y Pensamiento Crítico, SEPLA.
El tránsito entre un capitalismo productivo y uno financiero, entre el paradigma metalmecánico y el telemático, entre sociedades del disciplinamiento y sociedades del control, ha impactado sobre la vida cotidiana de la gente produciendo cambios radicales en sus hábitos y costumbres.
Uno sumamente significativo es el acelerado proceso de individuación fomentado por las redes sociales como promotoras de hedonismo, que mucho ha contribuido a que la experiencia personal prevalezca sobre la comunitaria.
A su vez, bajo el imperio de la fugacidad y lo efímero, la aparición en Spotify de un tema musical de alto impacto sustrae de la lectura al bibliófilo más empeñoso, generando el hábito de saltar de un consumo a otro sin profundizar sobre ninguno, con la consecuente mengua de sentido crítico en la interpretación de la realidad.
En las redes se concentran pasado, presente y futuro, constituyendo un giro copernicano en la cultura, cuya consecuencia es un usuario cada vez más conectado, y a la vez más solo.
Esa ilusión de libre albedrío ha producido una mengua notable en la valoración de lo institucional, incluso en un país corporativo como el nuestro, que mantiene fuertes asociaciones empresarias y sindicales.
La política ha quedadoen el centro de este cambio antropológico: En la Era de Internet no hay electorados cautivos, y los que existen deciden su voto incluso antes de entrar al cuarto oscuro.
A propósito de ello, ningún/a nativx de la primera mitad del Siglo XX hubiera imaginado entonces que en el siglo siguiente pudieran ser influyentes a nivel electoral las denominadas tribus urbanas, pero hoy es altamente probable que lxs swifties (seguidorxs de Taylor Swift, mayoritariamente femeninxs) voten contra la misoginia del candidato anarco libertario, así como que lxs otakus (cultores del cómic nipón) lo hagan contra la dolarización, dado que esta incrementaría el costo de los mangas – las publicaciones que consumen – en las comiquerías. Hay que creer o reventar entonces que el mundo conocido viene cambiando vertiginosamente.
Preguntémonos, sin ir más lejos, quién lee hoy plataformas electorales. Las campañas se reducen a lo más expeditivo: “¿Cuánto preferís pagar el transporte: 50 o 1000$?”. Punto.
No obstante, es pertinente preguntarse si, de la motosierra de Milei a la soledad de Massa en su podio de vencedor en primera vuelta, con lo meramente gestual alcanza para conquistar el favor de la gente.
Lógicamente, estos interrogantes no involucran solamente a la política tradicional. A primera vista, parecería que hasta el Socialismo del Siglo XXI sigue hablándole a la Sociedad del Siglo XX, cuando la actual, producto de la posmodernidad, se muestra mucho más desideologizada que la que conocimos los adultos mayores.
¿Habría que considerar, en consecuencia, que la utopía de la Justicia Social ha cedido terreno ante el principio del placer inmediato?
Hoy parecen campear en el mundo una derecha carismática integrada por celebritys y una izquierda tediosa condicionada por lo programático a no dar con el interlocutor más receptivo.
En tanto, todo indica que al pobrerío lo moviliza mucho más un regalo para el Día del Niño que pronunciarse contra la guerra en Eurasia. Si este cuadro de situación tiene asidero, para la militancia popular la tarea de la hora debería ser ocuparse de reconstruir desde sus cimientos la materialidad de una vida digna, lo cual no tiene NADA que ver con multiplicar merenderos u ollas populares. El tiempo de los paliativos – por arriba planes sociales y por abajo copas de leche – se agotó. Resulta vital y urgente inventar trabajo sin patrón.
Cuando las viejas teorías caducan corresponde renovar las prácticas, que a la vez acarrearán nuevas teorizaciones. De un tiempo a esta parte, en Nuestra América parece más asequible que asaltar el Palacio de Invierno construir una federación de comunidades autogestivas capaces de garantizar condiciones de existencia deseables, hasta que un ineludible acontecimiento disruptivo traduzca la vocación popular mayoritaria de vivir como humanos, y contribuya a conquistar una Asamblea Plurinacional Constituyente capaz de refundar el orden imperante a partir de sus nuevxs actorxs sociales, enterrando en el pasado a la dirigencia política venal y rentista que nos trajo hasta este desastre.-
A la memoria del Amauta Enrique Domingo Dussel Ambrosini (1934 – 2023)
Por Jorge Falcone-La Gomera de David