Slash, de Guns N’Roses; Tony Iommi, de Black Sabbath; y Kirk Hammett,de Metallica, avalaron que César Gueikian se convierta en CEO de Gibson.
Aveces resulta inevitable no tener la sensación de que Argentina ocupa un rol protagónico. Y es cierto que cada vez que se escucha que un connacional se destaca en alguna disciplina u ocupa una silla importante, es motivo de orgullo. Seguramente no solo melómanos tengan presente lo que Gibson es y representa. Pero quizá pocos sepan que un argentino se convirtió en CEO de Gibson Brands. Sí, la marca de las guitarras de Jimmy Page y Angus Young tiene a César Gueikian en ese puesto. Un fanático del rock desde chico y para quien su vínculo con las guitarras se fue intensificando con el tiempo. Gueikian está en Buenos Aires en el marco de la visita de Billy Gibbons –guitarrista de ZZ Top–, quien actuó con La Mississippi; también para ver a su socio argentino, Jorge “Corcho” Rodríguez.
—¿Cómo fueron tus primeros contactos con la guitarra?
—Todo empezó cuando tenía 10 años. Escuchando los discos que tenía mi papá, me di cuenta de que había un instrumento que me gustaba en la música. Él siempre escuchaba a los Beatles, los Stones, entre otros. Y tenía uno que estaba cerrado: el primero de Black Sabbath, cuyo arte de la tapa me sorprendió mucho por la escasez de información que presentaba. Lo puse sin saber nada de la banda y desde ese día nada volvió a ser lo mismo. Después seguí con Pink Floyd y Led Zeppelin, luego AC/DC, Metallica, Alice in Chains, más tarde Tool, Guns N’Roses, una banda muy importante en cuanto a mi relación con la guitarra.
—Las bandas que mencionás son las de los “héroes de la guitarra”…
—Y, sí. El momento dramático para mí fue la aparición de Tony Iommi (de Black Sabbath). Después llegó el tiempo de las bandas latinoamericanas, como Soda Stereo y Maná; particularmente estas dos me influenciaron. Ellos fueron el puente de entrada a la música de la región, con el salto a las bandas de heavy metal, como Hermética, Animal o Riff. Y ahí me sucedió algo inverso, a través de ellos entré a Sui Generis, y me llevaron a formar mi primera banda, con amigos que hoy son hermanos: y siempre grabando, tocando, escribiendo, solo por pasión por la música. Nunca quise que fuera mi fuente de ingreso, y sin embargo, trabajo con artistas y manejo una compañía muy influyente en la cultura. Por eso tengo el privilegio de trabajar con algunos ídolos y puedo darme algunos lujos.
—¿Cómo quiénes?
—Por ejemplo el 8 de diciembre saco una canción que escribí junto a Serj Tankian, de System of a Down, y el solo lo hizo Tony Iommi (de Black Sabbath). Es un tema heavy y, como tengo ascendencia armenia, vamos a encauzar los ingresos. Mis abuelos eran chicos cuando se escaparon del genocidio. Tony, por su lado, apoyó como fundador una escuela de música en Armenia. Todo lo que recaude será donado a causas de reconstrucción allí. Serj y yo somos muy activos en cuanto al apoyo a la educación, a la tecnología en Armenia. Serj es además pintor e hizo el arte de la canción. Esa obra se va a rematar y lo que se logre recaudar también irá a Armenia.
—¿Te gusta subirte al escenario a tocar?
—¡Me encanta! Toqué con Kirk Hammett y Robert Trujillo (de Metallica); con Maná, Fito (Paéz), entre otros. Si no conozco la canción, el trabajo de descomponerla para aprenderla y ejecutarla me resulta muy estimulante. Me gusta ver una canción como un instrumento que se puede desarmar, las veo como partes. Tanto el instrumento como las canciones coinciden en que son partes que cuando las ponés todas juntas, la suma es mejor.
—¿Qué tiene una guitarra Gibson de diferencial?
—Creo que empieza con Orville Gibson, el fundador, que empezó haciendo guitarras en 1894. Su objetivo era que todos los elementos de la guitarra estuvieran al servicio del sonido; esto es hacer el mejor instrumento posible. Él quería crear un sonido más grande, por así decirlo. Y en cierto momento se da cuenta de que los violines Stradivarius suenan más porque tienen un tallado trasero y delantero. Orville intenta aplicar eso en un mandolín y lo confirma. Y empieza a buscar cómo se construye una guitarra para que no haya interrupción en la transferencia del sonido. Cuando un músico toca con una Gibson, siente las vibraciones. No hay interrupción, no hay nada que separe las partes. Sumado a eso, son visualmente muy agradables. Y cuando los héroes de guitarras las eligen, influencian al resto porque, de alguna manera, también escuchamos con los ojos.
—¿Cómo es la escuela de luthiers que tienen en Nashville?
—Una cosa es hacer una guitarra; otra, una Gibson. Y allí, los luthiers que tienen experiencia entrenan a los nuevos en el arte de hacer guitarras. Ese centro es fundamental para nosotros, porque para hacer una Gibson tenemos que seguir con nuestras tradiciones artesanales. Todos los viernes a la mañana voy a la fábrica y hago personalmente una guitarra desde el principio hasta el final. La termino y empiezo otra. Y eso que estamos en un momento de auge de lo digital.
—¿Cómo influye eso en lo que ustedes hacen?
—La tecnología digital es muy importante porque nos ayuda a generar y a escribir música y a grabarla de manera más fácil que hace quince o veinte años. Y ni hablar de las opciones para aprender a tocar guitarra. La tecnología está ayudando a que los interesados en la música puedan aprender más rápido. Estas herramientas de aprendizaje propician que la gente aprenda a tocar y evolucione. Por otro lado, hay ciclos. Si hubiéramos tenido esta conversación en los 80, podríamos haber concluido que la guitarra está muerta.
—¿Por el auge de los sintetizadores?
—Exacto. Y otra cosa que me parece espectacular es el uso de guitarras en géneros donde no se la necesita. Tal el caso de estrellas pop como Taylor Swift, a quien le hicimos las guitarras para la gira. Cuando la veo con su Gibson g180 o a Olivia Rodrigo o Post Malone incorporando ese sonido orgánico en la música que hacen me representa un shock de energía porque en géneros como el rock o el blues, en los que la guitarra es relevante, lo seguirá siendo. Pero lo interesante es ver cómo otros géneros la incorporan.
—Es que por más minimalista que sea el sonido que se busca, si el instrumento es mejor, el sonido lo será.
—Sin dudas. Fijate a Luis Fonsi con su J 45. O Manuel Medrano, siempre con su Gibson. Creo que estamos en una etapa donde los artistas que hacen música popular están usando guitarras. Y esa es una muy buena noticia
Por Pierre Froideivaux-Perfil