Esta clase de encuentro se rige por la flexibilidad y la ausencia de urgencias, y ofrece una alternativa a las relaciones tradicionales, permitiendo encuentros sexuales sin compromisos. La evolución de las relaciones interpersonales en la era digital
“Una noche recibí un llamado inesperado: ¿qué estás haciendo?, me dijo como si nos hubiésemos visto ayer. Era un chico con el que había salido un par de veces: “Nada le dije, estoy mirando una peli”. Y luego, sin pausa, prosiguió: ¿querés que nos veamos?”.
Este tipo de llamado de algún ex, un amigo con roce, o de algún amante anterior, en forma sorpresiva, con la finalidad de encontrarse y tener sexo, se denomina “llamada de botín”.
La amplitud actual de las relaciones permite visibilizar este tipo de contactos que difieren del sexo casual ya que en la llamada de botín existe una historia previa.
La flexibilidad es una regla no escrita en las llamadas de botín, donde la ausencia de urgencias y la claridad en las intenciones son fundamentales (Imagen Ilustrativa Infobae)
Muy a tono con estos tiempos de poco compromiso y soledades varias (no es lo mismo estar solo que “ser” solo), tener en la lista de contactos a posibles candidatos, casi siempre bien dispuestos para un encuentro erótico, trae consigo la idea de que es posible estar acompañado con un simple mensaje.
Muchas veces la llamada de botín, para que no resulte tan sorpresiva, va precedida por estrategias de acercamiento, como poner likes a las fotos o historias que el otro sube.
Los likes tienen diferentes interpretaciones, puede ser un “me gusta”, pero cuando aparecen así, de un momento para el otro y de un contacto amoroso/sexual anterior, son leídos como señal de acercamiento.
El objetivo es pasarla bien
La llamada de botín puede mantenerse durante años sin evolucionar hacia una relación más seria, aunque no siempre es así (Getty)
La llamada de botín se diferencia del sexo casual ya que este último se da entre personas que recién se conocen, en las que no media afecto y suele quedar en ese encuentro único. Lo más común es que la llamada de botín sea una opción para personas que no están en pareja (aunque también puede darse en vínculos estables), que aceptan mutuamente verse sin ningún compromiso romántico, con la única finalidad de gratificación sexual.
Sin embargo, estas características que encuadran a este tipo de relaciones muchas veces generan incertidumbre, confusión. Aventurarse a estos contactos es saber que la gratificación sexual es lo más importante y que este objetivo marca una posición respecto al modelo de relación: “Estamos para pasarla bien” o hasta que algo nuevo y diferente aparezca en la vida de cada uno.
En la llamada de botín la flexibilidad es regla, nada de urgencias, dudas o postergaciones, se entiende que se puede estar ocupado en ese instante, pero dejar un día, una hora, un lugar, es condición. Nada de “te llamo” o dar excusas; claridad y compromiso, ante todo.
El afecto y el amor pueden alterar las reglas del juego en las llamadas de botín, llevando a las partes a reconsiderar su acuerdo inicial
Cuando aparecen las dudas
Se puede mantener la llamada de botín por años sin ninguna otra pretensión. Sin embargo, no siempre es así, el afecto y el amor pueden cambiar las pautas obligando a las partes a replantearse el acuerdo.
Es posible que el amor aparezca cuando se ha pasado por varios encuentros y el afecto ha ido en aumento. Lo más saludable es plantear la situación y pensar juntos que curso debe seguir a partir de ahora.
Existen señales que indican cuándo algo está pasando fuera de lo convenido: ansiedad (demandas, llamados más frecuentes, no aceptar que el otro no está disponible, etc.), reproches (“no me das bola” “no estuviste como siempre”), o querer saber más sobre la vida amorosa del otro (“conociste a alguien”). Cuando se pierde el objetivo de gratificación sexual lo mejor es cortar, no tiene sentido darle lugar al conflicto y a la angustia.
Por Walter Ghedin-Infobae