La salida de los BRICS, varios goles en contra. Dislates con China y malas señales con Malvinas. Despidos, vendettas y una denuncia muy cerca de la ministra.
En un hecho crucial para el país debilitado que le toca gobernar a Javier Milei, el inicio de 2024 debía encontrar a la Argentina como miembro pleno del grupo de potencias emergentes BRICS, cosa que, como ya se sabía, no ocurrió. Pierde así una oportunidad de oro y perfila una política exterior sobreideologizada y basada en cualquier cosa menos en el interés nacional.
Para peor, La Casa –la Cancillería– no está en orden: una ola de despidos mayor que la esperada, temores por el futuro, denuncias off the record de venganzas ideológicas, quejas de destrato de parte del personal no diplomático y hasta una denuncia por violencia de género contra un miembro del gabinete de Diana Mondino envenenan el clima.
Mondino y el fraude bancario más grande de la historia argentina
El que avisa no traiciona (pero hace daño)
Este lunes entraron a los BRICS como miembros plenos Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Etiopía e Irán. Mientras Argentina se autoexcluía, otros 30 países se anotaban en la lista de espera, según se anunció formalmente.
Durante su campaña, Milei había anticipado que Argentina no entraría a dicho club y más, que no tendría relaciones con los dos principales socios comerciales del país, Brasil y China, por estar gobernados por “comunistas”. Ser consecuente no siempre es una virtud, sobre todo cuando el punto de partida es un error grosero.
Sin esa membresía, Argentina pierde incidencia en un mundo que tiende a la multipolaridad y, más en concreto, acceso a importantes vías de financiamiento, fundamentales en un momento de retirada total del Estado de la obra pública y caída en picada de la actividad económica. ¿Cuál es la ventaja de renunciar a las líneas crediticias del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los BRICS, a los proyectos de infraestructura que China ofrece con financiamiento llave en mano, a lo que podría llegar del BNDES brasileño y hasta lo que podrían proveer países ricos en capital como Arabia Saudita y EAU?
Dos males congénitos
La falta de conducción y la ignorancia son males constitutivos del gobierno de ultraderecha.
Lo primero –la carencia de liderazgo político– se evidenció cuando se le pidió a Xi Jinping una ampliación del swap de monedas vigente desde la administración de Mauricio Macri, algo importante para fortalecer las reservas del Banco Central en momentos en que se intenta normalizar el flujo de importaciones, mientras Mondino se entregaba con ahínco a sabotear esa posibilidad, algo que no le perdona Luis Toto Caputo.
Cuando recibió junto a Milei al embajador Wang Wei y al representante especial de la Cancillería de Pekín Qiu Xiaoqi, Mondino se refirió a la esperada compra de aviones para la Fuerza Aérea y marcó la preferencia por los estadounidenses por encima de los chinos. Asimismo, les habló a los invitados de la intención de incrementar el comercio con Taiwán, isla a la que China considera una provincia rebelde. El encuentro terminó con una fuerte irritación oriental.
Como si eso fuera poco, la ministra de Relaciones Exteriores también se refirió a las oportunidades que ofrece Taiwán –una vibrante economía industrial de 23 millones de habitantes… contra 1.400 millones de la superpotencia emergente– en el brindis que les ofreció a los embajadores acreditados en el país. Cuentan que Wang no daba crédito de lo que escuchaba.
Como no hay conducción, también cayó mal en la embajada china la reunión que mantuvo Agustín Romo, hombre de La Libertad Avanza (LLA), con personal de la Oficina Comercial de Taiwán en Buenos Aires, en la que el mencionado celebró con alegría la entrega de 300 cajas navideñas. Romo es diputado provincial… ¿puesto menor, entonces? No para China, acostumbrada a que los gobiernos no son meras aglomeraciones de librepensadores.
Finalmente, ante lo que se percibió en Pekín como una cadena de desplantes, el embajador fue llamado a consultas a su país, aunque pronto volverá, algo a lo que ayudó la decisión de Milei de nombrar un embajador permanente en aquella ciudad, Marcelo Suárez Salvia, quien viene de servir en Trinidad Tobago. De cualquier forma, el daño a la relación ya está hecho.
Más allá de lo anterior, también hay una llamativa falta de preparación en la administración paleolibertaria. Mondino creía que el ingreso a los BRICS era un hecho que no estaba definido, sino que aún requería una acción previa, un pedido formal. No era así y, de hecho, Argentina debió renunciar a esa pertenencia a través cartas dirigidas a los presidentes de los miembros originales. El texto, ambiguo, fue el mismo para todos.
Xi consideró ese gesto como un desaire máximo y Luiz Inácio Lula da Silva lamenta que Argentina se haya sustraído a una estrategia conjunta para ampliar el peso de Sudamérica en el bloque y en la arena internacional.
Razones y… razones
Ya se repasaron las excusas expuestas en las cartas de renuncia. Básicamente, una declaración de desinterés respecto de lo que el mundo emergente tiene para ofrecerle a un país cuyo gobierno quiere “alinearse con Estados Unidos, Israel y el (resto del) mundo libre”, esto es la Unión Europea (UE), Australia y Nueva Zelanda.
Eso es curioso. Con Joe Biden y, acaso, con Donald Trump después de las elecciones de noviembre,Estados Unidos no le ofrecerá un intercambio libre y equitativo a nadie. Mientras, en la UE, países como Francia y varios más no quieren saber nada con el tratado de libre comercio de 2018 para no tener que abrir sus mercados agrícolas, básicamente lo que le interesaría a la Argentina. Las inversiones desde uno y otro lugar dependerán de condiciones macroeconómicas que nuestro país hoy no ofrece y el financiamiento se limitaría, con suerte, al reciclaje eterno de deudas financieras ya contraídas. ¿Qué ganancia ofrece la diplomacia mileísta? ¿Puede y debe un país darse una política exterior basada simplemente en las preferencias ideológicas del presidente de turno?
Entrevistada en La Nación +, Mondino dio una explicación todavía más abstrusa. “Es una decisión ideológica –concedió– y práctica, pero más práctica”, dijo como mentira piadosa.
Según la canciller, “Argentina tiene problemas económicos muy grandes y los BRICS tienen un fin que es el comercio”, algo que ya está plenamente logrado con Brasil y China, señaló. Eso es incorrecto: el fin de los BRICS es primordialmente político, tendiente a generar un polo de poder alternativo al de los Estados Unidos, aunque no necesariamente confrontando, como es el caso de Brasil, India y Sudáfrica.
“Sobre todo es una cuestión de simplificación, de uso del tiempo. Si estás participando en todas estas organizaciones, ¿en qué momento trabajás?”, preguntó Mondino como si tal cosa no fuera parte de sus obligaciones, sino un pasatiempo.
Insólito… Es de esperar que, por economía de tiempo, la Argentina de Milei y Mondino no renuncie también a la ONU, la OEA, el Mercosur y la Organización Mundial de Comercio (OMC), entre otras organizaciones. Es mejor no dar ideas…
Además, si la ministra no tiene tiempo para atender la agenda de los BRICS, ¿sí lo tiene para hablar de economía y de pesca; para precisar que los contratos en la nueva Argentina podrán celebrarse “en criptomonedas, litros de leche o kilos de novillo”; para defenderse de acusaciones de conflicto de interés; para polemizar con tuiteras y calificarlas de “Milipilis” y hasta para hacer declaraciones de aeropuerto en las que denuncia las “mentiras de campaña”, que, en lugar de atribuirlas a Sergio Massa, se las endosó, lapsus mediante, a Milei?
Mondino, que tiene tiempo para todo eso, también dispone de él para reactivar el pedido de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Más trabajo.
Pronóstico de mal tiempo
Otro modo eficaz de despachar todos los asuntos sin problemas de tiempo sería no echar personal a granel. La semana pasada, la nueva gestión de la Cancillería dio de baja a 90 personas, yendo más allá de la decisión del Presidente de discontinuar solo las incorporaciones por contrato de 2023 y desconociendo un compromiso asumido ante la representación sindical de limitar esos despidos a 70.
También sumaría que el personal que aún permanece en sus puestos deje de temer por su futuro y no se sienta destratado por las autoridades, como se denuncia.
Es cierto que la convivencia en los BRICS con la Rusia de Vladímir Putin y con Irán sería un tópico incómodo para explicarle a Washington, además, particularmente en el segundo caso, de suponer un incordio en vista de la responsabilidad que el Poder Judicial le atribuye a la República Islámica en los atentados de 1992 y 1994. El argumento, sin embargo, tiene patas cortas: si se tratara de no compartir foros con Irán, Argentina debería retirarse de la ONU, el FMI, la OMC, la Agencia Internacional de Energía Atómica y otras organizaciones.
La verdad es otra y ya fue mencionada: se busca un alineamiento acrítico con Estados Unidos y se esgrime un macartismo que atrasa décadas.
La causa Malvinas
Más allá de lo que se pierde en materia de inversiones y de comercio con la renuncia a los BRICS, hay, todavía, un asunto más: Malvinas.
En su momento, la inexperta Mondino hizo agua al hablar del respeto a los “derechos” de los kelpers, una población británica de 2.500 personas implantada en parte del territorio nacional. No se refirió a sus “intereses”, que es lo que reconoce la posición argentina, y quedó demasiado cerca de reivindicar sus “deseos”, como pretenden los isleños, algo que podría acercarlos a una autodeterminación irreversible. Con la salida de los BRICS, Milei y Mondino también conspiran contra la causa Malvinas.
Cuando el Gobierno plantee el tema en la Asamblea General de la ONU, en cumplimiento del mandato constitucional de reivindicar la soberanía sobre las islas del Atlántico Sur, ¿dónde piensa encontrar los votos necesarios? ¿En el mundo emergente que rechaza, como ha sido habitual, o en Estados Unidos, la UE, Israel y las Islas Marshall? Mala noticia: este segundo grupo –tan limitado– de países nunca acompaña el reclamo malvinero.
¿Desactivando el reclamo por la soberanía?
Paola Di Chiaro, quien se define como “miembro fundadora de Argentina Global”, un think tank macrista, es la nueva titular de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería. Es, entre quienes quedaron a cargo de las seis secretarías de La Casa –la mencionada, la de Relaciones Exteriores, la de Coordinación y Planificación Exterior, la de Relaciones Económicas Internacionales, la de Culto y la Unidad de Gabinete de Asesores–, la única que no hizo la carrera diplomática. Eso no habla de su capacidad, pero sí de su preparación específica para una función en la que los matices son clave.
En momentos en que el cambio de signo político descongela a integrantes del staff conservador y vuelve a mandar al freezer a peronistas –sin destinos, lo que en la jerga se llama “pasar a Baires”–, cambiaron los rostros que frecuentan la Secretaría de Malvinas.
Uno que salió de “Baires” y mantuvo largas reuniones con Di Chiaro es Carlos Foradori, firmante en tiempos de Macri de un acuerdo con el entonces ministro de Estado para Europa y las Américas del Reino Unido Alan Duncan. Este, controvertido y repudiado en su momento por Santiago Cafiero, le desbloqueaba generosamente a ese país la explotación de los recursos naturales en las islas y además fue producto, según contó el propio Duncan en un libro, de una reunión en la que el argentino terminó abrumado por los efectos del alcohol. ¿Volverá ese abordaje de la relación con Londres y del conflicto por Malvinas? Todo lo indica.
Otro que pasó por la oficina de Di Chiaro es el diputado Fernando Iglesias, quien desde hace más de diez años aboga por “abdicar de la intención de imponerles (a los kelpers) una soberanía, una ciudadanía y un gobierno que no desean”. Días atrás, Iglesias fue designado presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja.
Una denuncia grave
Al clima de vendetta contra diplomáticos peronistas mencionado más arriba, a los fuertes despidos de personal no diplomático y al destrato que este siente, se suma un escándalo grave.
Lucila Valenteera hasta hace poco pareja de Mariano Vergara, exembajador en Armenia, nuevo subsecretario de Asuntos Latinoamericanos y miembro de la mesa chica de Mondino. La mujer acaba de denunciarlo penalmente por violencia de género y, como prueba de sus acusaciones, subió fotos perturbadoras a la red X.
La semana pasada, Vergara liberó su agenda para atender ese asunto espinoso.
Mondino, por ahora, calla.
Por Marcelo Falak-Letra P