Victoria Villarruel está en boca del Círculo Rojo local y del exterior. Paloma ultra y reservista “lista para todo”. INVAP, otra diferencia con Milei. El poker de la rosca.
Victoria Villarruel encontró el modo de tejer influencia a pesar del bajo perfil al que, violando todos los acuerdos de la campaña, la condenó Javier Milei ni bien se impuso en el ballotage del 19N. Mucho no tardó en aprender, al punto de que, tras apenas cuatro semanas de administración ultraderechista, mientras el Presidente recién comienza a entender que el poder es una sustancia viscosa que jamás deja de fluir, ella repara en que el Círculo Rojo no deja de mencionarla. Aquí e incluso en el exterior. ¿Pero por qué?
El pacto fundacional entre Javier Milei y la hija dilecta de la familia militar –defensora de la represión del Proceso y negacionista de su plan sistemático de violación de los derechos humanos– buscó generar una coalición variopinta de la derecha dura, una que se asumía como tal y que, tras el fracaso de Mauricio Macri en el gobierno, se sentía ajena al PRO. Ella jugó disciplinadamente, supo doblegar a su rival Agustín Rossi en los debates televisados de la campaña y aportó sensiblemente al triunfo. Sin embargo, con las cartas sobre la mesa, Milei buscó una fórmula de gobernabilidad pactando con figuras del PRO como Patricia Bullrich, lo que la convirtió en un prematuro pato de la boda.
Ese entendimiento, se sabe, no pasó por las ansiosas manos de Macri –como este habría pretendido–, lo que lleva hoy a algunos a señalar al entorno del ingeniero como fuente de las versiones que ubican a la vice como protagonista de una supuesta conspiración. La misma buscaría posicionar a Villarruel como alternativa en caso de que el ensayo económico del Presidente fallara y eso arrastrara consigo más que a un ministro de Economía o, incluso, un gabinete. Es más, cierto runrún que recorre ampliamente el mundillo político establece el comienzo del otoño como un umbral desafiante que Milei debe ser capaz de atravesar.
¿Conspiración, entonces? Desde ya que nadie puede probar semejante cosa.
Se dice de mí
De visita en Río Negro, Villarruel desmintió haberse encontrado con Macri –puntualmente en Villa La Angostura–, como se había señalado, para analizar una eventual vacancia presidencial. Sin embargo, la cuestión vuelve y vuelve, incluso por vías insospechadas.
El influyente diario británico Financial Times publicó este domingo un artículo sobre Villarruel escrito por su corresponsal en Buenos Aires, Ciara Nugent. El mismo realiza un perfil detallado –que solo omite, llamativamente, su condición de hija de un combatiente de Malvinas– y la presenta –al igual que en su momento lo hizo Letra P– como una mujer con “agenda propia”.
“Está primera en la línea de sucesión presidencial, una posición crucial, dicen los analistas, dado que la condición de Milei como un outsider de la política y con pocas bancas en el Congreso genera la posibilidad real de que este no culmine su mandato de cuatro años“, señala una de la biblias del capitalismo internacional. Y ella “está lista para todo”, concluye.
En un hecho descriptivo solamente de algunas expectativas que rodean a la vice, una cuenta no oficial de Twitter destinada a seguirle los pasos y que tiene más de 178.500 seguidores, reposteó con entusiasmo el artículo de conclusiones sugestivas.
Paloma inesperada
Jorge Liotti describe acertadamente en La Nación los dos bandos que se delinean en la administración paleolibertaria. Uno, el de los halcones y el “todo o nada”, alinea a Karina Milei, el jefe de Gabinete Nicolás Posse, el consultor Santiago Caputo, el ministro sin cartera Federico Sturzenegger y a Bullrich. El otro, el de las palomas más dadas a la rosca como vía hacia la gobernabilidad, incluye a Guillermo Francos, al presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, a Omar de Marchi y, claro, a Villarruel. Hasta dejaron una foto para la posteridad.
Así, mientras los primeros incitan al jefe de Estado a chocarse dogmáticamente con las paredes de Tribunales y del Congreso con su decretazo y su proyecto de ley de plenos poderes, los segundos buscan vías de negociación que permitan salvar lo sustancial de la agenda de gobierno establecida en esas controvertidas piezas (i)legales.
En el medio, Milei parece perdido: dice ahora que acepta “sugerencias para mejorar” sus planes en el Legislativo, pero volvió a embestir, enceguecido, contra “los idiotas útiles (que) cuestionan las formas” del DNI 70/2023 y los acusó de nuevo de “coimeros”. Así va a ser difícil, Presidente…
Tras la traición de Milei, quien le entregó a Bullrich el Ministerio de Seguridad y al aliado de esta Luis Petri el de Defensa, Villarruel demostró de entrada un activismo y un pragmatismo en defensa propia mayores que los esperables por muchos.
El espejo brasileño
Pará, pará, pará… ¿Estamos diciendo que Villarruel es una paloma? ¿Con su negacionismo; su oposición al aborto, la educación sexual integral y los derechos LGBTI a cuestas; con su pertenencia a la familia militar y con su duro conservadurismo? Eso no debería ser sorprendente en un gobierno ultra.
Basta con mirar al Brasil de Jair Bolsonaro, cuya administración –un proyecto destinado a rescatar al viejo “partido militar”– incluyó en puestos de relevancia a oficiales retirados y hasta en actividad de graduaciones alta y media, quienes actuaron como moderadores de los arranques más extremistas del entorno político y familiar del excapitán.
Durante esos años turbulentos, figuras como el vicepresidente Hamilton Mourão, un general retirado, privilegiaron la importancia estratégica de la relación con la Argentina y, en atención a los intereses de la industria brasileña, impidieron, por ejemplo, que el núcleo más ideologizado rompiera el Mercosur.
Maniobras en el Senado
Recluida en un lugar que la limita a “tocar la campanita”, Villarruel alambró su territorio al obligar a Milei a dar marcha atrás con la designación del libertario Francisco Paoltroni como presidente provisional del Senado y al entronizar, en cambio, a Bartolomé Abdala.
Paoltroni nunca digirió la movida de la vice –que, pícara, encima pronunció mal su apellido en la sesión en la que fue defenestrado– y la atribuyó a una alianza táctica con el peronista José Mayans, encantado de sacarse del camino a un potencial rival en la política formoseña.
Más recientemente, negoció con el “resto del mundo” no peronista y juntó una mayoría en la Cámara alta para definir autoridades y comisiones en perjuicio de la primera minoría, la de Unión por la Patria. De cualquier forma, la relación de fuerzas allí le resulta desfavorable, lo que explica el tropiezo provisional del proyecto para la adopción de la Boleta Única de Papel.
El plato de la venganza
Conocedora de los sentimientos de la familia militar,la vicepresidenta se sentó a esperar que actores menos hábiles como Bullrich y Petri chocaran con la realidad, como describió en su momento Guillermo Villarreal en Letra P. El periodista, conocedor de estos enjuagues, destacó hace poco la reflexión de una fuente castrense que le dijo que “las nuevas generaciones de oficiales están curadas de espanto tras los años de la dictadura militar y no quieren ponerle el cuerpo a ‘batallas políticas’ ni están preparadas para salir a la calle y sumarse a un plan de represión de las protestas sociales”, como pretende Bullrich, clima del que “Villarruel está al tanto”. Narcotráfico y terrorismo, dos flagelos que, ajena a las trágicas experiencias de Colombia y México, la ministra de Defensa quiere combatir manu militari, forman parte de la misma inquietud.
Bullrich viene de un papelón tras denunciar un supuesto complot terrorista que, todo lo indica, no fue tal. Petri, en tanto, hizo algo peor al sobreactuar el alineamiento con Estados Unidos en el momento de nombrar una nueva cúpula en las Fuerzas Armadas.
El ascenso a la jefatura del Ejército del general de brigada Carlos Alberto Presti implicó el pase forzoso a retiro de nada menos que 22 generales de mayor antigüedad, una purga sin precedentes en 40 años que provocó malestar en la fuerza.
Es verdad aunque usted no lo crea: el Presidente, un hombre ya de 53 años, no estaba al tanto de esa consecuencia, se enfureció y le ordenó al ministro que les buscara conchabo a varios de los jubilados. Si, como alguien podría suponer, ese enojo fuera solo una puesta en escena, el costo que paga sería demasiado alto por quedar como un improvisado y por suscitar la pregunta sobre lo poco cuidada –en lo político y hasta en lo legal– que podría estar su firma.
De derechas y derechas…
Villarruel representa a lo que alguna vez fue el “partido militar” argentino. Resulta consustancial a su proyecto un cariz de tipo “bolsonarista”, tendiente a rehabilitar el rol de las Fuerzas Armadas en la vida política, más allá de la fuerte diferencia de valoración social de esas instituciones en ambos países. En ese sentido, su impronta ideológica corresponde a una cepa de la derecha dura diferente de la del Presidente.
Si Milei es filosóficamente anarcocapitalista, Villarruel no denuesta al Estado per se. Si el primer mandatario se propone privatizar todo, incluso lo que da ganancias y es estratégico para el desarrollo nacional, la segunda –aun sin ser de ningún modo una estatista– resulta más pragmática. Si aquel no encuentra en causas como Malvinas una motivación relevante, el sentimiento de esta es opuesto. Para bien o para mal, la mujer encarna una derecha que resulta más conocida y decodificable.
Así las cosas…
Donde Milei dice “¡privatícese!”, ella hace la suya.
La enajenación masiva de bienes del Estado sugerida por el DNU y detallada por el proyecto de ley ómnibus no incluye a INVAP, “dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos complejos” en campos como el aeroespacial, el nuclear y muchos otros. No la incluye solo porque no es legalmente posible.
“Como gobernador, quiero transmitirles a todos los integrantes de la empresa que el paquete accionario se encuentra a nombre de la provincia de Río Negro y aclararles que cualquier modificación que se realice sobre su estatuto, que signifique cambiar de alguna manera lo que hoy es INVAP, tiene que contar con la aprobación de la provincia”, marcó la cancha en Navidad Alberto Weretilneck.
Sin embargo, la eventual privatización de ARSAT podría suponer un severo golpe de hecho para INVAP.
En su visita rionegrina del fin de semana, Villarruel no solo visitó INVAP, sino que la elogió vivamente. Anarcocapitalismo y familia militar no tienen la misma mirada sobre ciertos aspectos vinculados a la soberanía.
Acaso conciente de los errores mencionados y de cierto sobregiro ultraliberal, Milei y su canciller Diana Mondino comenzaron a emitir señales hacia el coto de caza de la inquieta vicepresidenta.
Tras los señalamientos a un diseño de política exterior fatalmente errado desde sus bases y a los efectos negativos que esto podría provocar en la causa Malvinas, la Cancillería emitió un comunicado que asume la obligación constitucional de enarbolar el reclamo de soberanía sobre las islas.
Asimismo, el Presidente y parte de su gabinete viajaron a la Antártida, lo que supuso la novedad, de una sola vez, de un cuádruple abrazo a las ideas de la soberanía, el cambio climático, el reconocimiento de la actividad científica y el apoyo al rol nacional en organismos clave como la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), presidida por el argentino Rafael Grossi.
Por Marcelo Falak-Letra P