El índice de actividad económica del banco central, una aproximación del producto interno bruto, subió un 0,01% respecto al mes anterior.
La actividad económica de Brasil se estancó en noviembre después de tres meses consecutivos de caídas, en la última señal de los desafíos que enfrenta el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en su intento por cumplir las promesas de mayor prosperidad.
El índice de actividad económica del banco central, una aproximación del producto interno bruto, subió un 0,01% respecto al mes anterior, lo que se compara con la mediana de las estimaciones de los analistas encuestados por Bloomberg de -0,2%. Sobre una base anual, el índice subió un 2,19%, según datos publicados el viernes.
La mayor economía de América Latina sucumbe a vientos en contra, incluidas las altas tasas de interés, mientras se desvanece el impulso de la solidez del consumo y la producción agrícola. Las condiciones meteorológicas adversas causadas por el fenómeno de El Niño amenazan las cosechas en todo el país, y las ventas minoristas apenas crecen. Los analistas prevén que la economía se expanda alrededor de un 1,59% este año, frente al crecimiento de casi el 3% en 2023.
Se espera que las autoridades monetarias, encabezadas por Roberto Campos Neto, vuelvan a recortar las tasas de interés al final de su reunión de los días 30 y 31 de enero, ampliando un ciclo de relajación gradual que ha reducido los costos de endeudamiento al 11,75%. El aumento de los precios al consumidor terminó el año pasado dentro del rango objetivo del banco central por primera vez desde 2020.
Política monetaria y crecimiento económico
Sin embargo, las medidas de inflación más vigiladas que excluyen los artículos volátiles se están enfriando más lentamente de lo esperado. A medida que la economía se desacelera en línea con las previsiones, los banqueros centrales han dicho que sigue siendo necesaria una política monetaria restrictiva.
Dado que Lula está enfocado en difundir los beneficios del crecimiento económico —cumpliendo su discurso de campaña de “asado y cerveza para todos”—, los inversionistas temen que pueda impulsar un mayor gasto para alcanzar sus objetivos. El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, sigue negociando con el Congreso formas de aumentar los ingresos y eliminar el déficit fiscal primario de este año, que excluye pagos de intereses.
Traducido por Paulina Munita.
Por Maria Eloisa Capurro-Perfil